Barcelona - Catalunya afronta una semana clave que puede tornarse en definitiva. Después de que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) nuevamente reclamase ayer a Junts pel Sí y a la CUP un acuerdo antes del próximo viernes, y de que la formación anticapitalista insista en dejar abierta la puerta a la reelección de Artur Mas mientras censura el pressing al que se siente sometida; el líder de Convergència tendió la mano al diálogo y a configurar un Ejecutivo “sin imposiciones”. El soberanismo clama por un pacto antes de que arranca la campaña del 20-D, aunque antes tocará bajar el diapasón del cruce dialéctico y arremangarse para forjar un consenso que valide la moción rupturista mientras, como reprocha Mas, desde Madrid “es evidente que hay una voluntad de acabar con lo que significa Catalunya”. “Y con lo que puede significar en el futuro, una intención de barrerla y residualizarla”, zanjó.
En la presentación de Democràcia i Llibertat, el president en funciones aseguró que hay “gente muy poderosa de fuera de aquí y alguna de aquí” a quienes “todo esto les molesta y preferirían que no existiese”. Por ello invitó a colaborar en la construcción de “un nuevo país para los que están ahora pero también para generaciones futuras”, destacó Mas, que se fajó en rebatir los dardos que el sábado le lanzó Mariano Rajoy por “romper” Convergència. “Rajoy tiene razón en una cosa”, indicó, y es que CDC “no es la misma, ha evolucionado”, todo lo contrario que un PP que “recuerda a los mejores momentos de Alianza Popular, que era hija, en buena parte, del Movimiento Nacional”. A su juicio, los “tentáculos” de aquella época llegan muy lejos y cree que aún hay figuras representativas de la derecha española que “no acaban de quitárselos de encima”, con una visión de España centralizada y que “menosprecia” la diferencia y lo que Catalunya representa. Un ejemplo, las medidas de control para intervenir en las financias y ahogar el autogobierno a modo de castigo por el proceso independentista y los resultados del 27-S.
En este contexto, y durante la concentración a escasos metros del Parlament, miles de personas arroparon a la ANC en su exigencia a las fuerzas rupturistas para tejer el acuerdo en los próximos días, 48 horas antes de la asamblea de la CUP, donde este partido abordará los debates mantenidos por sus entidades territoriales a lo largo de esta semana, y en la que quizás deban decantarse por arropar o no a Mas. “Igual que España vio perder sus colonias hace un siglo, también verán perder ésta”, sentenció el presidente de la entidad civil, Jordi Sànchez, que interpeló a los 72 diputados soberanistas al grito de “unidad, gobierno e independencia”. “Estamos convencidos de que el Govern llegará. Todos son conscientes de que otras elecciones serían una mala noticia”, señalaron desde la ANC, que evitó citar expresamente a la CUP para no presionar a esta marca antisistema. Eso sí, recordaron que “tener principios está muy bien pero ahora no sirven de nada si no se llega hasta el final”.
la cup se abre a mas Mediante un artículo publicado en El Periódico de Catalunya -firmado por Anna Gabriel, Benet Salellas y David Fernández-, la CUP reconoce que “existe campo para correr y salir adelante” y que habría que desestimar la opción del “desacuerdo bajo la perversión de nuevas elecciones”, fórmula que, sostienen, se está usando “como chantaje inaceptable” sobre su partido. “El acuerdo siempre es posible: cómo y cuándo se producirá es lo que hay que aclarar”, concluyen en un escrito donde atestiguan que la única concesión de Mas ha sido someterse a una cuestión de confianza a diez meses vista de tomar el bastón de mando y no la vicepresidencia coral que le restaría poderes. Según su visión, el acuerdo depende “del qué, del cómo, del cuando y aún del quién”, aunque sin negativa expresa hacia el líder de CDC.