barcelona - La hoja de ruta del “procés” hacia la independencia de Catalunya la ha dictado la sociedad civil. Los políticos así lo han reconocido en más de una ocasión a sabiendas de que no era patrimonio de ningún partido en particular. Las manifestaciones y demostraciones de fuerza a pie de calle han estado al orden del día los últimos años y la presión de las entidades, reforzadas en las masas que han movido, han hecho virar en diversas ocasiones los discursos de los líderes de todas las formaciones. Pero la calle no ha sido, al menos en exclusiva, el campo de batalla de los independentistas. Han sido muchas las campañas que se han forjado, de la mano de expertos politólogos, y que han dirigido sus esfuerzos a buscar a los indecisos. La clave del proceso: ampliar la base independentista. DNA ha entrado en las instalaciones del espacio habilitado para la última gran campaña Vot a Vot para conocer, en exclusiva, su funcionamiento. Ara és l’hora ha sido la principal entidad motora de estas campañas. Nació en sí misma como una campaña impulsada por Omnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana (ANC), a la que luego se adhirieron más entidades, como la Asociación de Municipios por la Independencia. Desde aquí se han diseñado las grandes movilizaciones: la Via Catalana de 2013, la V catalana de 2014 y la Via Lliure que se llevó a cabo la Diada de este mismo año. También se llevaron a cabo las campañas de movilización puerta a puerta que se conoce como la gigaenquesta. Esta última operación movilizó a 30.000 voluntarios que visitaron más de un millón de viviendas catalanas. El resultado fueron 250.000 encuestas realizadas en algo más de un mes. Sin embargo, y pese al esfuerzo realizado, los expertos señalaron que había muchos aspectos técnicos que mejorar del puerta a puerta. “Para que una campaña de esta índole tenga resultados requiere un análisis previo del público al que te diriges”, señala Marçal Terradas. Él, junto a Carles Foguet, fueron los encargados de diseñar una nueva estrategia para sacar más jugo a una campaña que tenía por objetivo detectar a los indecisos y alcanzarlos con mensajes que les convencieran para votar a favor de la independencia.

novedades en campaña Aquí radica, precisamente, las dos novedades introducidas por estos politólogos en la campaña y que nunca antes se había llevado a cabo: un análisis complejo y profundo de la realidad catalana y una personalización de los mensajes para alcanzar y convencer al votante indeciso. En primer lugar, se realizó un estudio minucioso -“cirugía fina”, según Terradas- de cómo es la población catalana. Esquivando los prejuicios a los que se somete a las diferentes áreas, pueblos, ciudades e incluso barrios, han podido comprobar que existen zonas de grandes ciudades cuyo comportamiento electoral es igual que el de poblaciones interiores, pequeñas o relativamente aisladas. Para ello cruzaron lo datos electorales segregados por sección censal, la evolución del voto y información estadística pública y conformaron seis perfiles de votante tipo. Distribuidos por todo el territorio, con esta información se realizó una radiografía muy clara y precisa de donde se encontraban los indecisos.

Partiendo de este mapa, y con las instalaciones del call-center preparadas, los más de 3000 voluntarios que durante el verano participaron en la primera fase de la campaña se dedicaron a hacer encuestas telefónicas de las cuales obtenían información todavía más precisa de los habitantes de cada sección censal: sus preocupaciones, su opinión respecto al proceso, etcétera.

La ley española, a diferencia de la norteamericana donde este tipo de estudios están al orden del día, impide vincular datos personales a respuestas sobre orientación del voto. Así, los encuestados no podían identificarse con sus respuestas, pero los politólogos si podían establecer como era sociológicamente la zona, como era el entorno de los indecisos.

Por otro lado, y partiendo de la radiografía, se trataba de diseñar los mensajes más personalizados posibles según los perfiles. “No puedes mandar el mismo mensaje a una vecina de un barrio periférico de Barcelona que a un vecino de un pueblo del interior”, explica Foguet. Con la información obtenida se elaboró material propagandístico específico y a medida. Se desplegó una artillería de cartelería y se diseñaron hasta 46 pancartas distintas con mensajes que no podían ser antagónicos entre ellos.

Empezaba la campaña a pie de calle con las encarteladas. También se llevaron a cabo campañas a través de Facebook, ya que esta herramienta permite segmentar los públicos y por lo tanto alcanzar a los indecisos con mensajes personales. La última carta con la que jugaba este equipo era reconvertir el call-center en un centro de argumentación. Se realizaron 80.000 nuevas llamadas para realizar una nueva encuesta, cuyas preguntas pretendían hacer reflexionar al interlocutor sobre el futuro y una posible independencia de Catalunya. “Esto habría sido más efectivo si, como en EEUU, hubiéramos podido rellamar a los ciudadanos que detectábamos indecisos en la primera ronda”, comenta Foguet.

ímprobo trabajo Los voluntarios han sido la clave para lograr llevar a cabo una campaña de semejante envergadura. “Ningún partido podría asumir a día de hoy algo parecido, es impagable” asegura Terradas. Las personas, que se inscribían a través de la web de la organización podían participar tantas veces como quisieran en la recogida de datos. El centro estaba abierto de 10 de la mañana a 21.00 de la noche y los voluntarios pasaban por turnos. Además, se puso a disposición de todo aquel que quisiera, el material propagandístico distribuido por calles para que los propios vecinos, si lo deseaban, pudieran descargárselo y repartirlo.

El uso de estas estrategias más propias de la cultura política anglosajona pueden un suponer un antes y un después en lo que a campañas electorales se refiere. Como apunta Foguet, los partidos, sobre todo los del sí, han apostado por nuevos formatos de mítines y estéticas más modernas. En el caso de Junts pel Sí lo atribuye a la propia idiosincrasia de la candidatura. “Los actos han buscado la transversalidad, como la propia lista de candidatos, mítines con muchos parlamentos pero cortos, para dar visibilidad a todos los perfiles”. En el caso de la CUP, explica Terrades, se han potenciado los speak corners, mítines a pie de calle en los que los candidatos resolvían dudas de los transeúntes es que podían cuestionar cualquier cosa.

Esta campaña también ha resultado determinante en cuanto al uso de las redes sociales. Los partidos han entendido y sabido aprovechar el potencial, logrando hacer virales casi a diario y destacan el caso de las declaraciones de Rajoy sobre la pérdida de la nacionalidad. “A media tarde, ese vídeo circulaba por los grupos familiares de whatts app: esto es una respuesta rápida”, explica Foguet. Aunque reconocen que las estrategias clásicas continúan funcionando y que una entrevista en un medio de comunicación de masas tiene un impacto muy potente, alertan del cambio de tendencia y de la importancia de ganar, voto a voto, llegando a lo más íntimo de cada hogar.

Financiación El cuerpo de voluntarios que altruista mente ha participado en las campañas de Ara és l’hora han sido claves para el desarrollo de estas. Pero no todo en esta vida es gratuito. Gastos de logística, personal liberado, material, etc... se han costeado principalmente gracias a una campaña de crowfounding, de nuevo, siguiendo el ejemplo norteamericano.

El primer desembolso de dinero fue costeado por Omnium Cultural y por la ANC, pero rápidamente se vio la necesidad de generar recursos económicos propios. Natalia Sánchez, que fue la encargada de dirigir la campaña de financiación casi hasta el final de esta, explica que la mayor parte del dinero se consiguió a través de pequeñas donaciones que se hacían a través de una web con pago por TPB. “Probamos con la venta de merchandising, pero rápidamente vimos que no era una vía efectiva”, comenta. Es la primera vez que se hace en Catalunya una campaña de estas características y, pese a las reticencias que en un principio podía generar, Sánchez hace una valoración muy positiva y considera que la cultura del micro mecenazgo ha calado mucho entre la sociedad catalana, y gracias la financiación a través de esta vía ha sido un éxito. En total, se recogió, en una primera fase de la campaña, 3.500.000 euros. La auditoría de cuentas es pública y se puede acceder a ella a través de su web.