BARCELONA - “Todo es mentira, y a medida que pasan las horas cada una de estas mentiras se va desmoronando, solo están concebidas para intimidar a la población catalana a la hora de votar el 27-S”. Estas palabras, pronunciadas ayer por el president de la Generalitat, Artur Mas, describen el resquebrajamiento, en la fase decisiva de la campaña electoral en Catalunya, de la postura de los defensores del no, del mensaje del miedo a la independencia. Los titubeos, rectificaciones y errores se están multiplicando en un corto espacio de tiempo entre aquellos que se oponen a los soberanistas cuando apenas quedan días para la cita con las urnas.
Ayer seguía coleando la entrevista concedida el pasado martes en Onda Cero por el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, en la que no supo concretar qué pasaría con la nacionalidad de los catalanes si se independizaran de España. Pese a que el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo, trató de apagar el fuego afirmando que los catalanes “en absoluto” podrán mantener la nacionalidad española, las críticas a los titubeos de Rajoy se sucedieron y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, dijo que “ha tenido 30 años para saber cómo adquirir la nacionalidad”.
El candidato de Sí que es Pot, Lluís Rabell, consideró que se demuestra que el Ejecutivo español está formado por “incultos e ignorantes”. “Cuanto antes se acabe con ese Gobierno de ineptos, mejor”, zanjó. La cabeza de lista de Ciutadans, Inés Arrimadas, opinó que “sorprende que el presidente del Gobierno no sepa cómo explicar las consecuencias jurídicas, económicas y de otro tipo de la independencia”, lamentando que “cada vez que abre la boca, sube el pan”. Por último, el candidato del PSC, Miquel Iceta, ironizó con el hecho de que García Margallo salga a “echar un capote a su presidente ignorante” y le pidió que “no la líe más”.
En el ámbito económico, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, se retractó de la advertencia que realizó el pasado lunes de “un posible corralito financiero” si se concreta la secesión. Muy al contrario, ayer aseveró que ve “altamente improbable” y “casi imposible” un corralito en Catalunya. “Respondí lo que honradamente me parecía que tenía que responder como gobernador del Banco de España y como algo experto en la materia”, reconoció. A continuación trató de zanjar esta cuestión afirmando que “no creo que le preocupe a nadie en este momento en Europa, preocupan otras cosas de España más que esta”.
Otro jarro de agua fría a las posiciones que viene defendiendo Moncloa respecto al soberanismo catalán llegó desde Bruselas, donde la Comisión Europea retiró una declaración en la que su presidente, Jean-Claude Juncker, advertía a Catalunya de que un Parlamento autonómico no puede declarar la independencia de una parte del territorio de un Estado miembro. Los servicios de la Comisión explicaron que existen dos versiones de esa declaración, una en español y otra en inglés, y que la única que puede atribuirse a Juncker es la escrita en inglés, en la que no aparecen estas palabras y se limita a decir que no le corresponde expresar su opinión sobre cuestiones “de organización interna”. Así, atribuyeron la respuesta en español al “error” de un funcionario. El Govern expresó su “preocupación por la presunta manipulación” de la declaración y pedirá que se investigue.