Bilbao - Casi nadie sabe qué pasa en ETA. Los partidos y el Gobierno Vasco desconocen si prevé dar pasos en las próximas jornadas para desprenderse de su arsenal, y solo aciertan a especular con que emita un comunicado el fin de semana con motivo del Gudari Eguna, aunque se desconoce con qué propósito. La información que les llega desde ese ámbito está siendo inexistente en los últimos tiempos. La sensación es de bloqueo y de compás de espera hasta las elecciones generales de diciembre, en las que podría materializarse un cambio político que desaloje al PP de Mariano Rajoy y abra la puerta a una gestión más posibilista del nuevo tiempo, no basada exclusivamente en la vía policial sino en un cierre ordenado de la violencia. El enredo es todavía mayor tras la detención de la cúpula de ETA, que siembra muchas incógnitas sobre los plazos y la forma del desarme. En el análisis de la mayoría de los partidos cobra fuerza la impresión de que los movimientos para desprenderse del arsenal estarán sujetos a una lógica electoral y de oportunidad.
Como sucede en tiempos de bloqueo, el abogado sudafricano Brian Currin volvió ayer a suelo vasco para intercambiar visiones sobre el nuevo tiempo de paz con el Gobierno Vasco, PNV e izquierda abertzale. Fuentes conocedoras de los encuentros explicaron al Grupo Noticias que no trasladó ninguna pista sobre el desarme ni un próximo comunicado de ETA. Su propósito era escuchar la opinión de sus interlocutores sobre el proceso de paz, la situación de la organización armada y los posibles pasos a dar en el futuro. Nada más. Aunque no ponen en duda la voluntad de Currin, fuentes del PNV aseguran que en la cita no se sustanció ningún avance y el partido, incluso, le trasladó su escepticismo sobre la verdadera voluntad de la izquierda abertzale de poner fin al proceso, al menos con el acompañamiento del Gobierno Vasco y el PNV.
Anteayer mismo, veinticuatro horas antes de la visita del grupo de Currin, el Estado había descabezado a ETA deteniendo a David Pla e Iratxe Sorzabal, hasta el punto de que el único activista con galones en libertad sería Josu Urrutikoetxea. Todo ello, en puertas del Gudari Eguna del fin de semana, donde se espera un comunicado de ETA. Madrid ha trasladado la idea de que conducirá forzosamente a la organización a su disolución, por la vía policial, y que ya no hay ningún activista que pueda realizar el desarme porque todos los líderes cualificados han sido detenidos. En otros ámbitos no se descarta que ETA pueda seguir gestionando los tiempos del desarme con una nueva cúpula. En algunos círculos se da por sentado que esperará al próximo Gobierno español para encauzar en un mismo paquete el desarme y la política aplicada a los presos. Creen que recibirá al nuevo ejecutivo con una propuesta de desarme. La desorientación es tal que no se descarta tampoco un gesto inmediato. De momento, ha mirado a Madrid y no ha recogido el guante del lehendakari Urkullu, que le propuso un desarme ante las instituciones vascas. En ese contexto, el PNV trasladó ayer a Currin sus dudas sobre la voluntad de la izquierda abertzale.
El grupo de Currin únicamente trasladó su preocupación por las detenciones y el bloqueo. Los jeltzales dudan del alcance de la visita. La reunión duró una hora y cuarto, y las fuentes consultadas no entraron a precisar si fue decepcionante o fructífera. En cualquier caso, hoy podría haber novedades. Las fuentes consultadas aseguran que Currin decidirá hoy si hace pública alguna declaración o propuesta a los partidos. El abogado sudafricano podría presentar una iniciativa tras haber escuchado a las formaciones. Ayer solo pretendía recoger visiones. PP y PSE optan directamente por no acudir a las convocatorias de Currin al entender que trabaja de parte, a favor de la izquierda abertzale, y que solo busca escenificaciones para mantener viva la llama del proceso. Lo cierto es que su visita llega en un momento de máxima incertidumbre y en distintos ámbitos tienen la sensación de que no hay nada en firme.
El abogado sudafricano se desplazó a Euskadi con otros dos miembros de su equipo, Raymond Kendall (ex secretario general de la Interpol) y Alberto Spektorowski (experto en el conflicto entre israelíes y palestinos). Se reunió en primer lugar con el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández; después con el líder del PNV, Andoni Ortuzar, y el burukide Joseba Aurrekoetxea; y con una delegación de Sortu conformada por Rufi Etxeberria, Pernando Barrena y Urko Aiartza.
La organización que lidera Currin, el Grupo Internacional de Contacto, tiene una encomienda exclusivamente política y no guarda relación con el proceso de desarme de ETA, una tarea encargada en su momento a la comisión de verificadores de Ram Manikkalingam. No obstante, las visitas de los grupos de mediadores, incluido el de Currin, siempre han generado cierta expectativa de movimientos en la organización armada o en la gestión de la paz en general, y se han visto como el preludio de un próximo comunicado de ETA. La última visita de Currin, no obstante, se produjo hace poco, en marzo, y tampoco entonces trajo novedades bajo el brazo. Es más, constató el bloqueo en materia de paz. El lehendakari hará público hoy su parecer sobre el devenir de los acontecimientos en el pleno de política general.
Sortu Tras la ronda, Currin y Spektorowsky mostraron su “preocupación” por el impacto que puedan tener las detenciones de Pla y Sorzabal, ya que podrían alterar la situación del proceso arrancado tras el cese definitivo de ETA. También expresaron su preocupación por la distancia que separa a los partidos en el nuevo tiempo. Spektorowski se preguntó “cómo se puede detener a alguien que, para bien o para mal, está intentado ayudar en poner fin a la actividad de ETA”. En ese sentido, aventuró que los arrestos “pueden obstruir” el proceso para poner fin a la violencia en Euskadi y que, por tanto, pueden ser “contraproducentes”. La izquierda abertzale, por su parte, quiso zanjar cualquier especulación sobre una eventual ruptura asegurando que los arrestos “no cambian absolutamente nada el esquema político de la situación” para crear las condiciones para “un desarme real y efectivo” de ETA. Su portavoz Pernando Barrena les trasladó la voluntad “firme e inquebrantable” de la izquierda abertzale, que “en absoluto va a ser alterada por otros agentes”.
Desde el PNV, Koldo Mediavilla aseguró que su partido es “escéptico ante los planteamientos” de los representantes del grupo de Currin. “La experiencia demuestra que, a pesar de sus buenas gestiones para llevar adelante un proceso normalizado de final de la violencia, no terminan de estar en su mano estas circunstancias”, dijo.
Ronda. El abogado sudafricano Brian Currin lidera el Grupo Internacional de Contacto, que no guarda relación directa con el desarme, sino que tiene encomiendas más políticas. Ayer se reunió con el Gobierno Vasco, el PNV y la izquierda abertzale, sin que se alumbrara ningún avance. Hoy podría hacer pública alguna propuesta.
PNV. Trasladó a Currin su escepticismo sobre la verdadera voluntad de la izquierda abertzale de poner fin al proceso, al menos con el acompañamiento del Gobierno Vasco y el PNV. Urkullu ofreció hace meses a ETA un desarme ante las instituciones vascas que fue rechazado.
Sortu. Asegura que las detenciones no cambian el compromiso con un desarme efectivo.