vitoria - Quien contacta estos días con Gorka Maneiro (Donostia, 11-XI-1974) le encuentra nuevamente en campaña, carretera y manta, asido al volante de su automóvil recorriendo el Estado en busca esta vez del voto del afiliado, que lo hay, de UPyD para arropar la plancha que lidera Andrés Herzog e integran compañeras como Maite Pagazaurtundua. Del Congreso extraordinario del próximo sábado día 11 saldrá quien releve a Rosa Díez al frente de una fuerza desangrada desde las elecciones andaluzas y víctima de su frustrada confluencia con Ciudadanos, vía por la que aboga la otra lista, Renovadores UPyD, que abandera la mediática diputada Irene Lozano, arropada por Toni Cantó. En juego, la supervivencia.
‘Unidos por UPyD’, reza el lema de su candidatura. No es precisamente la imagen que ha transmitido el partido en este último año.
-Efectivamente. Por unas cosas u otras, por los problemas internos, la gente nos ha retirado la confianza y tenemos la esperanza de que, después del congreso extraordinario, podamos fortalecer el proyecto y volver a ilusionar al ciudadano.
Admiten haber cometido “muchos fallos”. ¿Cuáles?
-Principalmente, que hemos cometido errores de comunicación interna y externa. Nos surgieron problemas que no supimos resolver y de ello hablan nuestros resultados del pasado 24 de mayo. Está fuera de toda duda que nuestras propuestas no han llegado a la ciudadanía pero seguimos pensado que ahora son más necesarias que nunca: reforma constitucional, del modelo de Estado, de las leyes electorales, corrupción, regeneración democrática?
¿Les ha engullido el excesivo personalismo de Rosa Díez?
-Yo nunca he visto a Rosa Díez ejercer de manera personalista. Siempre hemos tenido un buen equipo y distintos cargos públicos que han hecho un buen trabajo. En todo caso a partir del 11 de julio habrá una nueva dirección que tratará de impulsar todos los cambios internos necesarios para que UPyD pueda resurgir con fuerza. La experiencia que atesoramos nos ayudará.
Hay quien sostiene que detrás de la plancha de Andrés Herzog siempre estará ella, Díez.
-No sé quién puede decirlo. Ella decidió no presentarse y nosotros hemos constituido otro equipo con nuestro propio mensaje y contactando con el afiliado. Nos comportamos de una manera autónoma e independiente pensando en ser un instrumento útil para la ciudadanía. Cada afiliado votará a quien crea que mejor puede llevar el partido.
La lista de Irene Lozano, con eco mediático, aboga por la confluencia con Ciudadanos. El propio Herzog vaticinó que con ella al frente UPyD desaparecerá.
-Yo no voy a entrar a criticar a ningún otro compañero. Únicamente puedo decir que nuestra candidatura la conforma gente honesta, trabajadora, leal y que es de fiar. Un gran equipo que quiere que el 12 de julio caminemos todos juntos.
Su bandera reside en la denuncia de los “corruptos, recortadores y nacionalistas”. ¿Los coloca al mismo nivel?
-Simplemente he querido trasladar con ello que los adversarios no están dentro de UPyD sino fuera. Que dentro somos militantes y compañeros, y fuera están los corruptos, quienes recortan y los nacionalistas que pretenden romper este país, levantar muros entre los ciudadanos. Esos son nuestros rivales, mientras que nosotros apostamos por la transparencia, unidad e igualdad en España, garantizando el Estado del Bienestar. ¿Al mismo nivel? No sé. Simplemente son nuestros adversarios en el día a día.
¿Pueden en apenas cuatro meses, de aquí a las generales, resurgir de las cenizas?
-Creo que sí, porque UPyD es ya una formación muy conocida, y que no ha fallado en lo referente a qué puede ofrecer. Podemos volver a ganar la confianza de quienes en su día nos votaron y estarían dispuestos a volver a hacerlo. Insisto, nuestro proyecto es indispensable, y si aparcamos los asuntos internos y nos concentramos en lo externo, poniendo toda la carne en el asador, hay margen suficiente de tiempo como para remontar.
¿Se darían con un canto en los dientes obteniendo uno o dos diputados en el Congreso?
-A lo largo de nuestra corta historia hemos demostrado que siendo muy pocos representantes en las instituciones, hemos podido condicionar políticas con nuestra labor de control al Gobierno. El objetivo es tener esa presencia, y si es posible incrementarla, mejor.
Hay sondeos que señalan un fuerte descenso de Ciudadanos respecto al 24-M. ¿Cree que puede haber votantes ‘naranjas’ arrepentidos?
-Sí. Respetamos el voto del ciudadano y pensamos que hay campo de juego suficiente como para que UPyD se presente en solitario y haga esa labor de Pepito Grillo de cosas que nadie se atreve a decir y de enfrentarse a los poderosos de este país. No vamos a desviarnos de lo que somos ni a transformarnos en una cosa que pudiera ser más cómoda para el PP o para el PSOE. Y aunque lógicamente estamos dispuestos a consensuar con cualquier partido democrático, creemos que hay gente a la que no le ha gustado la política de pactos que ha llevado Ciudadanos una vez abiertas las urnas. Nosotros habríamos sido más contundentes y exigentes, más radicales en cuanto a ir a la raíz de los problemas. Es evidente que ni la continuidad del PP en la Comunidad de Madrid, con Cifuentes, ni sostener al PSOE de Susana Díaz en Andalucía contribuyen a la regeneración democrática, y esos dos partidos saben bien que UPyD es flexible en lo accesorio pero riguroso en todo lo demás.
Vamos, que la conducta de Ciudadanos puede explicar por qué en su día no forjaron el pacto que se les demandaba desde algún sector.
-Pues sí. La explica perfectamente. Igual no supimos explicarnos muy bien en ese momento y fallamos, pero queda claro que somos diferentes, que UPyD es un partido de principios, que no los cambia en función de la situación, exigente, que quiere cambios y que se enfrenta a las viejas fuerzas, mientras que Ciudadanos lo que quería es formar parte del paisaje político sin buscar cambios profundos.
Habla de que necesitan ustedes más marketing político, pero acusan precisamente a Albert Rivera de eso, de ser solo marketing.
-Es que publicitarse está bien y es necesario pero no puede ser que la política se convierta en puro marketing. Hemos luchado durante años contra esto último y nos hemos olvidado de que las buenas ideas necesitan también venderse y explicarlas. Pero otros se han dedicado solo al marketing.
¿Prevé un adelanto electoral al mes de septiembre?
-No. Creo que Mariano Rajoy pretenderá sacar provecho de los Presupuestos vendiendo una bajada de impuestos, entre otras cosas. Nos iremos a finales de noviembre. Por eso la batalla no ha hecho más que empezar, queda mucho por hacer y en España pueden pasar muchas cosas en los próximos meses.
¿Cambiará mucho el sentido del voto respecto a mayo?
-Es impredecible. El voto está muy volátil y la gente está comprobando cómo se comporta ahora cada uno. Nuestro mensaje, fresco y abierto, recuperaría mucho voto perdido.
De UPyD en Euskadi queda exclusivamente usted.
-El 24 de mayo sufrimos un importante varapalo porque nos pilló en un momento complicado y lógicamente la gente no iba a dar su apoyo a un partido que se estaba peleando en los medios de comunicación.
¿Qué le sugiere el acuerdo institucional entre PNV y PSE?
-En Euskadi nos conocemos todos y sabemos lo que pretende cada uno. En campaña ya dije que tenían un acuerdo para repartírselo todo, y han aparcado sus diferencias para que no cambien demasiadas cosas. El PNV gana en tranquilidad y el PSE recupera la presencia institucional que no le dieron las urnas. Aquí ya sabemos cómo actúa cada cual.
O sea, que comparte la visión de Podemos sobre el PSE, que a cambio de poder “vende su ideología”.
-Hace tiempo que el PSE dejó de ser un partido progresista y que no propone cambios de fondo. Ahora trata de no perder el poco poder que tiene, más allá de algún guiño, para que sus intereses partidistas no se vean más perjudicados. Se ha visto con el asunto del Tribunal Vasco de Cuentas Públicas y José Luis Bilbao.
Algunos definen a Maneiro como el azote del Gobierno Urkullu.
-Cuando oigo eso pienso que se me reconoce de alguna forma mi labor. No estoy de miranda ni de brazos cruzados sino con una postura crítica defendiendo políticas progresistas y reformistas desde el ámbito del constitucionalismo.
¿Cómo atisba el último año de legislatura en asuntos como el nuevo estatus político?
-Pues con el PNV jugando a dos bandas, con sus dos almas, autonomista por allí e independentista por allá. No creo que a un año de elecciones se eche al monte. Ha sido su postura histórica para poder gobernar, y ahora concentra casi todo el poder.
¿Y UPyD seguirá luego con representación? ¿Cómo se reaviva un partido que acaba de realizar un ERE aplicando, curiosamente, la reforma laboral que censuran?
-Con ilusión. En política gana quien más ilusiona. Con un discurso rompedor, presencia mediática y dando señales de optimismo. Si eso se hace bien, todo lo demás se arreglará.