donostia - ¿Satisfecho con los cambios en el PP?

-Moderadamente satisfecho porque es importantísimo renovar la ejecutiva y rejuvenecerla. El siguiente paso debe ser materializar un discurso renovado que justifique la entrada de esa gente joven. El partido no solo tiene una necesidad de modernizar las caras sino también el reto de ocupar la centralidad de la política española.

Si la economía va bien, la corrupción era cosa de unos pocos ya expulsados y el problema se resume a la comunicación, ¿de qué cree que se queja la gente?

-Las medidas que ha habido que adoptar para sentar las bases de la salida de la crisis no explican el descrédito de los partidos o la forma de hacer política de los partidos tradicionales. Puede explicar un cabreo que se solventa si las medidas dan un resultado positivo y se tiene en cuenta a aquellos que más han sufrido. La gente entiende que el ser humano puede salir corrupto, lo que no entiende son las respuestas tibias ante eso. Es lo que me preocupa. Es lo que ha perjudicado al PP y ha desgastado la marca, unido a una forma de entender la comunicación política un poco vieja. Hay que ver si recuperamos la confianza de los ciudadanos.

¿Por dónde pasa la renovación?

-Tenemos que demostrar que hemos entendido que la política solo se puede hacer desde la humildad, desde la asunción de los errores sin matices. La política moderna, que está en la calle y no ha llegado todavía a los partidos, pasa por la transparencia, por la reflexión más que eslóganes y por tapar trincheras.

¿Cómo valora las exigencias que Podemos y Ciudadanos hacen en las negociaciones postelectorales?

-Lógicas en coherencia con su discurso y con cierta osadía del que llega nuevo, como imponer criterios de funcionamiento interno, como hace Ciudadanos. Lo entiendo como dentro de una estrategia porque creen que les dará resultado, sobre todo cara a su galería. Es una forma de ahormar el discurso que han tenido cuando no tenían responsabilidades y ahora han de justificar determinados apoyos, como el de Podemos al PSOE y el de Ciudadanos al PP y PSOE, aunque a veces suene poco creíble.

¿Los cambios del PP tenían que haber sido de mayor calado?

-Orgánicamente, no; estoy satisfecho, pero serán de calado si se traducen en un discurso renovado. Es el gran reto.

En esa renovación, ¿proponen una reforma constitucional?

-Sí, ¿por qué no? En la próxima legislatura habrá grandes reformas institucionales y entre ellas puede estar la constitucional. Si el mundo, Europa y la política se han transformado, también la Constitución debe reformarse en algunos aspectos, desde la Corona hasta el modelo territorial pasando por la reforma de órganos de control de las instituciones como los tribunales de cuentas o de gobierno de los jueces... La secuencia es muy clara: primero, recuperación económica; segundo, apoyado en esa recuperación, las reformas institucionales.

¿Ve a Rajoy sujetando el timón de esa travesía?

-Por su templanza y conocimiento de la Administración, sí.

Por lo que apuesta por él como candidato.

-Va a ser él sin ninguna duda.

¿Se esperaba el resultado del 24-M en la CAV?

-No hasta ese punto, honestamente. Sabía que sufriríamos un desgaste acusadísimo de la marca y en Gipuzkoa, la polarización del voto nos ha llevado a que mucha gente no nos haya tenido en cuenta, que ha preferido votar al PNV para desalojar a Bildu. No calculaba que, fruto de la ley d’Hondt, eso nos desalojaría de ayuntamientos en los que estábamos. Ha sido doloroso. Entraba en los cálculos, pero en los más pesimistas.

¿Cómo explica que la polarización pase factura al PP y no al PSE?

-Porque el PSE tiene una estructura y una implantación territorial no como la del PNV, pero sí mucho más fuerte que la del PP. Enfrentar una elecciones municipales con alcaldías es un activo. Nosotros hemos sufrido de manera homogénea en toda España, pero hemos sufrido más donde somos más débiles. La estructura es la gran asignatura pendiente en el PP de la CAV y sobre todo en Gipuzkoa.

¿Con Ramón Gómez como candidato los resultados hubieran sido mejores en Donostia?

-Quién sabe, es política ficción. Probablemente hubieran sido mejores, no sé, pero no sustancialmente, porque la voluntad de cambio era tan fuerte que ni PSE ni PP fuimos capaces de ser una referencia. La gente creyó que era el PNV el que estaba en mejor disposición de ser el cambio.

¿Se planteó dimitir tras el 24-M?

-Yo me planteo dimitir todos los días, y esto no es un... pero porque la política... No por unos resultados de los que creo que tengo una cuota de responsabilidad, pero no lo suficiente mente grande como para que mi dimisión aporte algo. Llevo años pensando en dimitir. Aunque la política parezca un chollo, cualquiera que conozca algo sabe que es un desgaste personal importantísimo. Cuando has dado parte de tu vida en un proyecto, te has dejado muchas cosas de tu vida y hay veces que quieres respirar, pero esto también es pasión. Mientras la tenga y crea que tenga ideas que aportar en positivo, seguiré.

Así que no ha pensado en dimitir.

-No, porque tengo la pasión e ideas que aportar.

¿Cómo se recompone la situación?

-Algunos factores dependen del PP vasco y otros, no. Entre estos, la revitalización de la marca PP, como tal, y que el discurso de Madrid busque ser transversal. Creo que va a suceder, pero no dependerá solo de nosotros. Nuestros factores son la cohesión interna y un discurso muy identificable y útil en Euskadi, para una parte no menor de la sociología vasca que en el pasado nos ha respaldado, que responda a un proyecto vasco para vascos y que no quiera romper con España. La principal amenaza del PP vasco es que se aleje de las ideas de centralidad. En el conjunto de España somos referente. Hace falta ahormar ese discurso y hacerlo contundente en Euskadi.

¿Es el PP de Araba referente?

-La sociología política es diferente a la de Bizkaia y Gipuzkoa. Haber gobernado desde tiempos de Alfonso Alonso y Ramón Rabanera da la oportunidad de crecer en estructura aunque sí, es una referencia por discurso político y por éxito.

¿El 24-M deja ‘tocado’ el liderazgo de Arantza Quiroga?

-No, nos ha dejado tocados a todos, obviamente. Arantza Quiroga es referencia porque es la presidenta, pero sería muy ventajista acusar a una sola persona de un resultado electoral. Fíjese que he discrepado con ella, pero en ese ventajismo no entraría nunca. Si somos honestos, Arantza es un activo que tenemos que explotar más.

¿Apuesta por reforzar su liderazgo?

-Creo que sí, e identificar el discurso del PP vasco en Arantza Quiroga y en otros que le acompañemos. Es una mujer con capacidad de comunicación, moderada en las formas y no es una recién llegada. Tiene mimbres y capacidad. Falta que empujemos todos en la misma dirección y la ayudemos.

¿El acuerdo PNV-PSE les deja fuera de foco?

-Nos deja fuera del poder institucional, pero si somos capaces de hacerlo bien, nos puede convertir en una referencia de oposición sensata y razonable, más teniendo en cuenta que la otra oposición va a ser Bildu y Podemos. A quien dificulta el mensaje es al PSE. El PP tiene una oportunidad y un hueco político.

¿Es este acuerdo lo que Gipuzkoa necesita?

-Sin duda va a ser mejor que un gobierno monocolor de Bildu. Con sus deficiencias, son ellos los que tienen que demostrar que es lo que necesita Gipuzkoa.

¿Qué reflexión le provoca que los gobiernos forales de Gipuzkoa, Bizkaia, Araba y Navarra puedan estar en manos abertzales?

-Que no es la primera vez en la historia y que igual que la política vasca, es cíclica y fruto de muchas circunstancias. Es una realidad política que no es menor. Hay que saber gestionar con humildad por parte del PNV y los gestos que hemos visto últimamente, no son precisamente de humildad.

¿A qué se refiere?

-El último, a la propuesta de nombramiento de José Luis Bilbao como miembro y previsible presidente del TVCP. No beneficia a la credibilidad de un órgano de control como el TVCP que alguien con esa proyección política innegable vaya a ser miembro suyo. Me sorprende mucho. Me parece un ejercicio de falta de humildad del PNV y un error político que no beneficia al TVCP ni a la credibilidad general de las instituciones.

¿Cómo afronta el PP de la CAV las elecciones generales?

-Como todas las elecciones, con pocos medios y muchas ganas. Son muy importantes. Hay una derivada y es que si hay un gobierno débil en Madrid, probablemente el PNV apriete el acelerador en cuanto al nuevo estatus. Sería bueno que hubiera vascos del PP en Madrid trabajando por Euskadi con una interlocución muy directa con el próximo gobierno. No veo una mayoría absoluta, pero sí una victoria electoral del PP que puede llevarle a reeditar un gobierno en minoría en el que la capacidad de interlocución será muy importante. En este momento, las relaciones con el PNV no son las mejores posibles, sobre todo después de lo de Vitoria.

Donde medió una llamada desde La Moncloa.

-Nosotros les llamamos también. Hubo llamadas a la sensatez del PNV. No lo aceptó y es legítimo. Entra dentro del juego político, pero lo apuntamos también.

Pero les han desalojado en muchas capitales del Estado.

-Sí, pero ha sido especialmente doloroso que sea en el sitio donde hemos crecido en votos y donde se ha ampliado la distancia con el resto, sobre todo el PSE y el PNV. Nos ha parecido injusto que se haya hecho apoyándose en Bildu y de esta manera tan oscura. Hasta 24 horas antes no sabíamos cuál iba a ser la posición. Además, rompe con una tradición en Euskadi, que en las diputaciones y ayuntamientos se había respetado, la de que el gobierno la conformara la lista más votada. En el resto de España se ha funcionado de otra manera, pero aquí, nos ha sorprendido.

De cara a las generales, ¿será José Eugenio Azpíroz el cabeza de lista?

-Siendo honesto, todavía no he hablado con él, con lo que no sería elegante hacer declaraciones antes.

Con Podemos y Ciudadanos, ¿puede lograr el PP algún escaño por Gipuzkoa?

-No será fácil, pero creo que sí, que el desgaste de la marca se minimizará, los datos de la recuperación económica se consolidarán y podremos hacer una campaña muy potente desde aquí para que la gente sepa que es útil votar al PP y que haya un diputado del PP de Gipuzkoa en Madrid.

Eso dijeron en las elecciones forales para defender el voto al PP y se han quedado con un juntero.

-Sí, claro, porque esa polarización no se va a producir y el desgaste de la marca se va a minimizar y vamos a poder presentarnos a las generales con otra posición de partida.