Bilbao - El Tribunal Supremo enmendó ayer la plana a la Audiencia Nacional y anuló la condena de 29 años y medio de cárcel impuesta por este tribunal de excepción a Oihana Mardaras, Leia, por el atentado de 2008 contra la sede de EITB, una condena dictada, según el alto tribunal, simplemente por “intuiciones subjetivas” y sin base probatoria. El Supremo admitió así el recurso de la miembro de ETA y le absuelve de todos los delitos por los que fue condenada: estragos terroristas (15 años), robo con violencia (cuatro años y seis meses) y detención ilegal (10 años), en relación con este atentado, perpetrado el 31 de diciembre de 2008, en la sede central de la televisión pública vasca en la calle Capuchinos, en Bilbao.
En la sentencia absolutoria del Supremo, cuyo ponente ha sido el magistrado Luciano Varela, se señala que no se ven pruebas de que Mardaras participase en la confección del artefacto -compuesto por 100 kilos de explosivo-, ni en el robo de la furgoneta que se utilizó en el atentado, ni en la detención ilegal de su conductor.
Por lo que respecta a la declaración de Ibai Beobide implicando en los hechos a Mardaras -declaración en la que se basó la sección tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional para emitir su fallo-, el Supremo considera que no es prueba suficiente de cargo puesto que Beobide solo la inculpó en su declaración en sede policial y después no la ratificó en sede judicial. Además, argumenta que el croquis que dibujó ante la Policía sobre la ubicación de unos zulos no era de lugares coincidentes con los del plano Bilbao-Basurto hallado en el registro del domicilio la madre de Mardaras. “Aún admitiendo hipotéticas coincidencias (por ejemplo referirse a la misma zona geográfica) éstas carecen de base suficiente para inferir que la recurrente estuviere en el escenario de los hechos que esas grafías pudieran representar. En modo alguno tal inferencia podría tildarse de concluyente, excluyendo otras hipótesis alternativas, desde argumentos que impongan la lógica o la experiencia común”, destacaba el Supremo.
Por ello, los magistrados del alto tribunal señalan que la certeza obtenida por la Audiencia Nacional para condenar no puede tenerse por objetiva, sino que fue una “intuición subjetiva, cuya firmeza de convicción no se compadece con las exigencias de la garantía constitucional de presunción de inocencia”.
Cinco millones La Audiencia Nacional estableció en su sentencia que Oihana Mardaras formaba parte en 2008 del comando Basakatu de ETA, que centraba sus objetivos en la EITB, junto al supuesto jefe del comando, Ibai Beobide, ya condenado por estos hechos.
La noche anterior a la explosión, el 30 de diciembre de 2008, los componentes del comando fueron al barrio bilbaino de Buiagoiti con el objetivo de robar un vehículo para perpetrar el atentado. Para ello, amenazaron al conductor de una furgoneta con un arma, al que trasladaron encapuchado a Arrigorriaga y lo dejaron allí amordazado y atado a un árbol, aunque el hombre consiguió zafarse y huir. Sobre las nueve de la mañana del 31 de diciembre se dirigieron a la televisión pública vasca y dejaron aparcada la furgoneta con el explosivo junto a su sede. Una hora después, Beobide llamó a los bomberos avisando de la bomba y finalmente, a las once de la mañana, el artefacto explotó, causando daños en inmuebles por valor de 5 millones de euros y heridas leves a un hombre en los oídos.
Oihana Mardaras fue detenida el 30 de junio de 2009 junto a Ibai Mateo Esparza en el municipio de Pommerieux, departamento de Mayenne, en el oeste del Estado francés, tras sufrir un accidente el coche en que circulaban, un Renault Clio robado a comienzos de ese mismo mes de junio de 2009. El vehículo, conducido por Mardaras, se salió de la carretera y se estrelló contra un poste eléctrico.
Mardaras fue condenada a cuatro años por el Tribunal Correccional de París. Entregada a las autoridades judiciales españolas, durante el juicio por el antentado contra la televisión pública vasca, negó su participación en el mismo y aseguró que en aquella fecha, 31 de diciembre de 2008, se encontraba en el Estado francés, a donde manifestó que había huido por miedo a ser detenida por su militancia en Segi.