gasteiz - “Puede, y probablemente sea necesario hacerlo así, ser un agujero real, oscuro, a conseguir por los medios arquitectónicos, por medios de iluminación y oscuridad, y acompañado del bullicio de manifestaciones, de gritos escuchados en dichas manifestaciones -bullicio, gritos, eslóganes como que la amnistía no se negocia, gritos de español y contra el españolismo, contra las Fuerzas de Seguridad del Estado, el canto del Eusko Gudariak, ETA mátalos, y tras el griterío, el sonido de un tiro, la explosión de una bomba-. Acompañado de imágenes de algunos secuestrados, con imágenes de agujeros producidos por la explosión de algunas bombas, de cintas de film rotas simbolizando las vidas rotas de las víctimas, de sus familiares”.

Esta descripción, a modo de “pincelada”, corresponde a una de las recomendaciones realizadas por el grupo de expertos encargado de definir los principios inspiradores y el contenido del Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo inaugurado el martes en Gasteiz por Mariano Rajoy. En concreto, se trata de la propuesta de dedicar una “sala -o salas- con la idea y la realidad del zulo” dentro de la exposición permanente con que contará el Memorial.

El comité de trece expertos ha elaborado un informe, entregado a mediados de febrero al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, en el que, a lo largo de 59 folios, se establece el diseño y el marco sobre el que debe crearse y funcionar el Memorial de Víctimas, y se realizan diversas recomendaciones sobre la actividad del centro con sede en el antiguo Banco de España de Gasteiz.

Los especialistas consideran que el Centro para la Memoria “debe ser algo más que un museo” en el que una visita “debe provocar sentirse interpelado por la mirada de las víctimas”. “Es necesaria una escenografía interior dramática que impacte en el visitante: imágenes de atentados proyectados en las parecdes y en los techos, ruidos de detonaciones... Todo lo que sirva para no dejar indiferente al espectador y para revivir la dimensión trágica del terrorismo”, establece el informe.

Por ello, plantea la creación de varias salas para una exposición permanente en la que el objetivo es que la visita “genere una experiencia vital” y “una visión crítica del pasado que influya en un comportamiento futuro para que no vuelva a repetirse”.

La idea de reproducir un zulo no es nueva. Ya figuraba como propuesta dentro del material didáctico manejado por el Departamento de Educación durante la gestión del Gobierno de Patxi López para utilización de los alumnos de ESO en las aulas vascas como forma de empatía con las víctimas dentro de la educación para la paz, aunque fue descartado.

En el Memorial, además de la sala sobre el zulo, el Comité plantea también otra “sala del bosque”, en la que una máquina que simboliza a ETA va cortando árboles con rostros -las víctimas- y creando “un río de sangre o un agujero-zulo en el que van cayendo los árboles-caras cortados de raíz”.

Asimismo, una tercera “sala del agujero-zulo de la soledad” recrearía mediante “lloros y gritos de dolor” la vivencia del abandono y el silencio que acompañó a los familiares de las víctimas durante mucho tiempo, que enterraban a sus muertos asesinados “como escondidos, como avergonzados”. Los expertos plantean estudiar la conveniencia de contraponer esta situación “con funerales de etarras muertos y con toda la liturgia que les acompañaba”.

El texto propone también otras salas como la “de la dignidad”, que debería plasmar la resistencia progresiva de la sociedad vasca ante el terrorismo de ETA. Esta sala “podrá recoger las experiencias restaurativas que han tenido lugar en el País Vasco”. La inclusión de esta última frase -en referencia directa a la experiencia de la vía Nanclares- contó con el voto negativo de Joseba Arregi.

El documento deja claro que el Memorial debe acoger “todas las manifestaciones del terrorismo” y constituirse en un centro “proyectado desde las víctimas, particular y principalmente, pero no exclusivamente, de ETA”. Así, establece que debe atender a todas las víctimas de grupos terroristas, desde el MPAIAC, Terra Lliure, Unión do Pobo Galego, Luita Armada Galega, Exército Guerrilheiro do Pobo Galego Ceibe o Resistencia Galega hasta grupos violentos de matriz ideológica como Grapo y FRAP -extrema izquierda- o Batallón Vasco Español y Triple A -extrema derecha-, que “provocaron gran daño personal y un importante efecto político desestabilizador” aunque, a diferencia de ETA, no lo hacen “sobre la base de un proyecto político totalitario articulado”.

Con todo, los expertos inciden en el “significado político” de las víctimas y en la necesidad de autocrítica y de exigencia de responsabilidades hacia “los culpables físicos, morales o ideológicos” así como en la necesidad de “deslegitimar los proyectos políticos que han justificado y justifican el terrorismo” y en la necesidad de reflexionar sobre la actitud de la sociedad vasca, caracterizada por los “largos silencios que han acompañado a la tragedia terrorista”.

Por todo ello, demandan que la violencia de ETA sea “el eje central e hilo conductor” del Memorial por haber sido “el principal peligro para la democracia”, desde la base de que “todas las víctimas son inocentes” aunque es posible establecer “distinciones entre las víctimas”.

El texto hace especial hincapié en la necesidad de llegar a los jóvenes, en particular a los estudiantes -para los que prevén actividades especiales- y en formar a profesores para que sensibilicen a sus alumnos sobre el terrorismo y las víctimas.

Por otro lado, el informe propone también involucrar a la propia ciudadanía vasca en la financiación del centro, mediante la creación de socios y amigos del museo. Asimismo, plantea colaborar con el Instituto de la Memoria que está definiendo el Gobierno vasco y la creación de un “Banco de la Memoria”, con testimonios audiovisuales de las víctimas. Los expertos recomiendan también la “internacionalización” del centro, para lo que sugieren la utilización de la red del Instituto Cervantes y las embajadas de España, así como la red del Instituto Etxepare e incluso de las Euskaletxeak.

Comisión de expertos. Forman parte del equipo Florencio Domínguez (presidente), los vo-cales propuestos por el Gobierno español Joseba Arregi, Iñaki Ez-kerra, Gaizka Fernández Soldevilla, María de los Ángeles Gil Blanco, Javier Jordán, Francisco Llera, Jesús Loza, Javier Marrodán, Manuel Reyes Mate, Fernando Sáez Lara y los vocales a propuesta del Gobierno Vasco José Luis de la Cuesta y Javier Elzo.

Definición. El artículo 57 de la Ley 29/2011 de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas del Terrorismo prevé la creación de un Centro Nacional para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, “que tendrá como objetivo preservar y difundir los valores democráticos y éticos que encarnan las víctimas del terrorismo, construir la memoria colectiva de las víctimas y concienciar al conjunto de la población para la defensa de la libertad y de los derechos humanos y contra el terrorismo”. En el Centro, según el informe, “se hará un relato del terrorismo, causa de la victimización, y se preguntará por las responsabilidades de quienes lo hicieron posible para evitar que se repita”.