- El Parti Québécois (PQ) se encuentra en un proceso de reflexión sobre el futuro de su proyecto político. La derrota electoral de abril de 2014, en cuyos comicios cosechó los peores resultados en cuatro décadas (25,8% de los votos), y la posterior dimisión de la jefa de la formación Pauline Marois, abonó el terreno al debate interno en busca del apoyo y el espacio perdidos. El próximo mayo culminará el proceso de elección del próximo líder del partido y, de momento, uno de los nombres que suenan con fuerza es el del popular magnate de los medios de comunicación Pierre Karl Peladeau, que cuenta con la mitad de los votos de los militantes del PQ.

Este es precisamente uno de los puntos del debate, ya que su elección alejaría definitivamente a la formación de sus raíces progresistas por el pasado antisindicalista de Peladeau, propietario además de un grupo privado que controla gran parte de los medios de comunicación del territorio y contrario al servicio público. “En el Parti Québécois se ha dado históricamente la coincidencia de soberanismo y socialdemocracia. La cuestión socialdemócrata empieza a ser minoritaria en el partido y puede tender a desaparecer en la medida que empieza a haber alternativas o escisiones”, advierte Michel Sénécal, experto en comunicación y profesor de Télé-université (educación a distancia) de la Universidad de Quebec, que durante dos meses ha estado en Euskadi como profesor invitado por el Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la UPV/EHU.

Esto podría suponer un riesgo, ya que, en caso de que el PQ aparque la defensa de las cuestiones sociales en su proyecto político, la formación independentista podría perder votos, sobre todo entre los jóvenes, que podrían dirigirse hacia la formación Quebec Solidario (PS), soberanista también y de izquierdas. Esta formación logró en las elecciones del año pasado el 7,4% de los votos. Por delante quedó la Coalición Avenir de Quebec (QAC), con el 23,6% de los votos, muy cerca del Parti Québécois. En esta formación de centro-derecha es donde estarían representados mayoritariamente los votantes autonomistas. Y ese es el segundo punto del debate interno en el PQ.

“En la actualidad existe un movimiento dentro del PQ que defiende dejar a una lado la cuestión independentista y, aprovechando el autonomismo latente, promover el autonomismo más extremo, y de esa manera atraer a esos jóvenes que están en contra del referéndum de independencia”, explica Sénécal. Según el profesor quebequense, si “el Parti Québécois no logra fortalecerse y ser visto como la alternativa al Partido Liberal (PLQ, en el gobierno), tanto el QAC como el PS podrían subir”.

¿Un tercer referéndum? Un sondeo dado a conocer en abril de 2014 arrojaba que un 69% de los jóvenes de entre 18 y 24 años no estaba a favor de la independencia, mientras que un 31% sí lo estaba. Además, el 65% consideraba que este debate no tenía sentido y que representaba al pasado. “Tras el referéndum del 95 se empezó a pensar en el futuro y desde el principio se vio que los jóvenes poco a poco iban alejándose de la política en general y del PQ en particular”, asegura Sénécal.

De hecho, las elecciones del año pasado, convocadas por la formación independentista tras 18 meses en el Gobierno, fueron vistas como un referéndum sobre un posible tercer referéndum. El resultado: el batacazo del PQ. “En estos momentos, aproximadamente entre el 60 y 65% de la población no quiere oír hablar de un tercer referéndum”, explica Sénécal. Llamativo es también el poco seguimiento informativo a la consulta independentista que tuvo lugar en Escocia el pasado 18 de septiembre, a pesar de que Peladeau, un claro independentista, domina el espacio televisivo del territorio.

El PQ ganó las elecciones en septiembre de 2012 a un Partido Liberal acosado por las protestas estudiantiles contra el aumento de las tasas universitarias y desgastado tras nueve años de Gobierno de Jean Charest. Sin embargo, la formación independentista solo consiguió aventajar al PLQ en cuatro escaños. “Se trató más bien de un voto de castigo al PLQ que de apoyo al PQ”, puntualiza Sénécal. Y ese fue el motivo esgrimido por la primera ministra, Pauline Marois, para adelantar las elecciones tras apenas 18 meses en el Gobierno: tratar de conseguir una mayoría más amplia. Pero el adelanto electoral tampoco gustó a los quebequenses, “conscientes de que suponía un gasto importante”. “Los quebequenses sintieron que no se les tenía en cuenta”, afirma el profesor.

Un tercer factor que explica la derrota del PQ, según Sénécal, fue la Carta de Valores “que promovía la laicidad del Estado quebequense”. “Hablaba de igualdad de género, de consolidar la separación entre estado e iglesia, pero fue muy controvertida porque se abordaban temas como el derecho a portar el velo en las escuelas o en lugares públicos”, sostiene. Por consiguiente, el rechazo de las minorías a la propuesta no tardó en llegar. “Todos los partidos no nacionalistas aprovecharon la Carta de Valores para criticar al PQ, diciendo que más que una carta de valores era la carta de la xenofobia. Conclusión: que debilitó más al Parti Québécois, que quedó dividido en torno a la propuesta, y aumentó la fractura entre nacionalistas y no nacionalistas”. Un año después, la formación independentista tiene ante sí la oportunidad de resurgir con un proyecto que conecte de nuevo con los quebequenses.