gasteiz - Desde su condición de exministro y exvicelehendakari, Ramón Jáuregui ha conocido y participado en primera persona en los cambios políticos de Madrid y Euskadi, un escenario que, en su opinión, debe asumir lo antes posible la reforma de la Constitución y el Estatuto de Autonomía, pero sin perder de vista el fin último de “unidad y convivencia” que prioriza en ambas leyes.
El eurodiputado, presente ayer en la Ponencia de Autogobierno del Parlamento Vasco, destacó que la adecuación de la Carta Magna a la realidad del siglo XXI no puede prescindir de los “hechos diferenciales” de Euskadi y Catalunya, aunque evitó equiparar la situación de ambas comunidades así como sus demandas. Y es que, a juicio del que fuera vicelehendakari en el Gabinete Ardanza entre 1987 y 1991, en la CAV no existe “un sentimiento de frustración o de maltrato” que, por el contrario, sí aprecia en Catalunya.
La nueva Constitución que se edifique sobre el acuerdo de los agentes implicados tiene que, según la receta del dirigente socialista, establecer de forma nítida sus competencias y variar la estructura institucional con un nuevo Senado “a la alemana”, o lo que es lo mismo, con funciones legislativas que le doten de “mayor poder” y conviertan a la Cámara Alta en el verdadero representante de los intereses de las autonomías en Madrid. Además, incluyó en sus demandas nuevos mecanismos de colaboración entre comunidades vecinas.
Ahora bien, el europarlamentario advirtió a los independentistas que ninguna reforma constitucional reservará en su vertebración un apartado para la autodeterminación, ya que hacerlo supondría incorporar “una espada de Damocles” sobre su propia estabilidad futura.
rechazo a las consultas También en relación con esta reivindicación, Jáuregui mostró su rechazo a las consultas encaminadas a variar la territorialidad actual, una vía que según ha podido comprobar a lo largo de su trayectoria plantea la obligatoriedad de elegir entre dos opciones “extremas”, perdiendo de vista “un montón de posibilidades intermedias”. “Las consultas que expresan deseos no expresan voluntades políticas ciertas”, añadió.
Desde su condición de europarlamentario y sin perder de vista el rechazo que tanto él como su partido han reiterado sobre posibles tentativas independentistas, aseguró que la UE “no a va a admitir a nuevos estados”, lo que implica que una ruptura con España tanto de Catalunya como de Euskadi sería “inasumible” para sus respectivos habitantes. Frente a esta hipótesis, el dirigente del PSOE destacó que no existe “nación, región o país” que tenga un nivel de autonomía política o económica “como el que tenemos los vascos”, un modelo que es “reconocido en todas partes”, además de ser “el que más se preconiza para las naciones sin Estado”, expuso.
En el extremo opuesto al independentismo, Jáuregui matizó que existe otra tendencia que promueve una vuelta atrás hacia la “recentralización”, una segunda vía con la que también se mostró en desacuerdo. Su apuesta se basa en la tercera opción que incluiría una reforma del Estatuto de Gernika basada en un “nuevo acuerdo” y que culminara con un referéndum.
En esta adecuación a los nuevos tiempos, el dirigente socialista propuso que el texto estatutario sume en su articulado un recuerdo a la “historia de violencia” que ha padecido el pueblo vasco en las últimas décadas. Asimismo, recomendó que entre las novedades también figure una “delegación” de origen autonómico en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.