londres - Con la vista puesta en las elecciones generales de mayo de 2015, Osborne pidió veladamente confianza en los conservadores del primer ministro, David Cameron, para culminar la tarea de eliminar el déficit presupuestario.

El Reino Unido “tiene dos opciones”, planteó: “Despilfarramos la seguridad económica que hemos logrado” o “acabamos el trabajo que hemos comenzado”. “Yo digo que, si nos mantenemos en esta senda, nos mantenemos en la senda de la prosperidad”, afirmó, entre aplausos de sus colegas. El portavoz de Economía del Partido Laborista, Ed Balls, le acusó no obstante de haber “roto sus promesas” y criticó que, a pesar del crecimiento, los británicos padecen, por la precarización del empleo, “una crisis del coste de la vida”. Al anunciar una congelación de las ayudas sociales y un ahorro adicional de 10.000 millones de libras (12.700 millones de euros) en la Administración pública, el ministro británico de Economía alertó de que el Reino Unido “no está fuera de peligro”, pues, con la recesión en Japón y un estancamiento en la eurozona, hay “luces rojas de alarma” sobre la economía global. - Efe