madrid - El Gobierno español continúa enrocado en su discurso: “Lo vivido ayer en Catalunya es un simulacro inútil y estéril que carece que cualquier tipo de validez democrática”. Ni la altísima participación, ni la normalidad democrática con la que transcurrió la jornada, hizo mover ni un milímetro en sus posiciones a Mariano Rajoy. De hecho, el presidente del Gobierno español, que siguió el devenir de la histórica jornada desde su despacho en Moncloa, decidió no comparecer ante la prensa y dejó que fuera el ministro de Justicia, Rafael Catalá, quien realizara una valoración. El Ejecutivo del PP seguía aferrado a la vía judicial sin ofrecer una salida política a las demandas planteadas por Catalunya.

Una vez cerradas ya las urnas, Catalá protagonizó una comparecencia de apenas dos minutos en la que no admitió ninguna pregunta, y en la que anunció que la Fiscalía General del Estado está recabando datos tras las denunciadas presentadas en los juzgados de Catalunya con la intención de “valorar la existencia de responsabilidades penales y ejercer en los próximos días las acciones legales que correspondan”.

Y es que, a juicio del Gobierno español, la consulta no dejó de ser un “acto de propaganda organizado por fuerzas partidarias de la independencia y carente de cualquier validez democrática. Se ha instado a los ciudadanos a participar en un simulacro inútil y estéril, en el que Artur Mas quiere ocultar su fracaso personal al no poder convocar su consulta ilegal que anunció el pasado 12 de diciembre”.

Tras haber impedido que la consulta se realizara en los marcos en los que pretendía la Generalitat, desde el Ejecutivo del PP no se quiso entrar a valorar la altísima participación de una jornada en la que, según señaló el ministro de Justicia, no se cumplieron con las “estrictas normas” que garantizan la imparcialidad y la neutralidad de cualquier consulta. “Ninguno de estos requisitos se han dado durante la jornada de hoy”, lamentó Catalá, quien insistió en que el proceso se ha llevado a cabo al margen de cualquier marco jurídico al no tener amparo ni en las leyes catalanas ni en decreto de convocatoria alguno. “Sus promotores han renunciado a cualquier apariencia de neutralidad convertidos en juez y parte del proceso, y ni siquiera se ha garantizado la igualdad de todos los catalanes ante el simulacro de consulta”, denunció.

Horas antes, en un acto organizado en la sede de la calle Génova con motivo del 25 aniversario de la c-ñaida del muro de Berlín, el vicesecretario general de Estdios y Programas del PP, Esteban González Pons, dejó patente la postura de su partido. “Hoy nos hemos reunido aquí para transmitir que mientras gobierne el PP ningún español se tendrá que ir de Catalunya”, afirmó el dirigente popular que acusó a Mas de querer construir muros como el derribado hace un cuarto de siglo.

y ahora ¿qué? La pregunta es qué sucederá a partir de hoy. Desde el Gobierno español insistían en los días previos a la consulta en mantener la puerta abierta al diálogo a partir del 9-N. Confiaban en que “pasara el temporal y llegará la calma”, pero según señalaron a Efe fuentes del Ejecutivo, la actuación del president Mas “dificulta mucho el futuro”. En concreto, en Moncloa no gustó que Mas se proclamara como “máximo responsable” de la consulta y que señalara que solo negociará con Rajoy una “consulta definitiva”, algo que el presidente español descarta. Por ello, estas fuentes aseguraron que “la actitud y el comportamiento del presidente de la Generalitat en esta jornada dificulta mucho el futuro”.

Y es que el pasado miércoles Mas afirmó que tras el 9-N su intención era mandar una carta a Rajoy en la que haría un balance de la consulta e instaría al presidente español a abrir un diálogo sobre los veintitrés puntos que le trasladó en la reunión que mantuvieron en julio. Además, Mas insistió en que reclamara la posibilidad de realizar un referéndum “definitivo y acordado” con el Estado español al estilo del que diseñó el Reino Unido en Escocia.