a primera hora de la mañana los nervios estaban a flor de piel. Tanto que los voluntarios del IES Montilivi de Girona recelaban de los periodistas que preguntaban por el director del centro y el responsable del proceso. Tras un meticuloso escrutinio y la petición de identificación pertinente aceptaban hacer declaraciones con ciertas condiciones. Se presentaban con el nombre de pila, sin apellido y extremaban la prudencia a cada afirmación. El temor a que quien preguntara fuera miembro de los Mossos d’Esquadra a primera hora alertaba a todas las personas que en esos momentos constituían las mesas. Los voluntarios se acostaron el sábado por la noche con informaciones que apuntaban a que la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya había enviado órdenes de intervención e identificación en los institutos públicos que abrieran. Un temor y un recelo que se diluyó a lo largo de la mañana cuando la incertidumbre de la actuación de la Fiscalía quedó en segundo plano y la ilusión y la emoción de los participantes protagonizaron cada minuto que pasaba.

El sorprendente ajetreo matutino en las calles de todas las poblaciones catalanas de un domingo de noviembre delataba la llegada de una jornada histórica. Miles de personas seguían aquel precepto del ex-entrenador del Barça, Josep Guardiola, que un día anunció que, si los catalanes se levantaban “muy temprano, muy temprano, serían imparables”. Con esa motivación formaban colas desde primera hora de la mañana para sumarse a la jornada de participación ciudadana.

Pese a ser culé hasta la médula, a Joan Sales i Favà este ímpetu le pilló en la cama. Llegó el viernes a Barcelona, tras dos horas de vuelo desde Polonia, donde reside actualmente, para participar en esta votación, y su seguridad de que no cerrarían los centros de participación antes de hora le llevó a tomarse su día con calma. Vive en Varsovia desde hace unos meses, donde estudia un máster en Estadística Demográfica. “Me compré los billetes para venir este fin de semana a Barcelona el mismo día que compré los de mi partida. Estaba y estoy convencido de que participar es muy importante para el futuro de Catalunya” explica a DNA. Mientras seguía muy atentamente los datos de participación y la evolución de la jornada a través de las redes sociales y los medios de comunicación, explica que en Polonia la gente está familiarizada y sensibilizada con el proceso catalán, “sienten cierta empatía debido a su historia reciente”, dice.

Lo cierto es que los datos de participación que se anunciaron a las dos del mediodía abrumaron a más de uno. Las colas, incesantes durante toda la mañana, se fueron relajando a partir del mediodía, momento que aprovecharon mucho avispados, entre ellos Joan, para ir a votar sin tener que esperar turno. En los institutos y centros concertados que hacían las veces de colegio electoral la percepción de los voluntarios que constituían las mesas era similar. “Hemos tenido momentos frenéticos y en algunos pensábamos que no dábamos abasto. A partir del mediodía se ha relajado la situación, pero el goteo es constante”, explicaban los miembros de la mesa 2114B de la escuela Santa Caterina de Siena, ubicada en el barrio de Horta, en Barcelona. El gestor de la mesa, Francesc Rossell, se escapaba unos minutos a tomar el aire y confesaba que era un día emocionante para él. “La independencia de Catalunya bien merece que dedique un domingo de mi vida, ¿no?” bromeaba. Rossell, psicólogo especializado en adolescencia y juventud, militó en Esquerra Republicana de Catalunya hace años. Sin embargo, en la actualidad no forma parte ni de partidos ni de asociaciones. Se mueve por convicciones personales y coherencia con lo que siempre ha considerado que era lo mejor para su país. Este vecino del Clot coordina a los miembros de la mesa que le han asignado y recibe a los votantes en la puerta para solventar dudas y orientarlos sobre la mesa a la que deben acudir.

“Me ha sorprendido mucho la diferencia de edad de las personas, viene a votar gente muy joven, pero también muy mayor”, comenta. Analizando las colas que se formaban en las puertas de los centros, se observaba que la participación era un hecho transgeneracional y muy cívico: las personas mayores, las personas con dificultades de movilidad y las embarazadas se saltaban la cola por consenso compartido de todos los que esperaban hasta una hora en algunos municipios para poder votar. A quien también dejaron saltarse la cola fue a Pep Guardiola que, pese aguardar unos minutos su turno, pidió encarecidamente que le permitieran votar ya que estaba a punto de perder su vuelo hacia Múnich, ciudad en la que reside desde que es entrenador del Bayern.

A lo largo del día de ayer fueron muchos los momentos de emoción que los voluntarios relatan, sobre todo de personas mayores que votaban con los ojos humedecidos recordando tiempos pasados. Ni los años, ni los achaques de la edad han frenado las ganas de votar de miles de ciudadanos, que abandonaban los colegios aplaudidos y vitoreados por cuantos estaban en la sala. También eran muchos los que recordaban en ese momento a personas de su entorno que ya no están pero que habrían participado con las mismas ganas que ellos. Situaciones emocionantes, que muchos voluntarios relatan con emoción y que, aseguran, les han puesto la piel de gallina.

Francesc explica que la logística de la preparación y de la jornada en cuestión ha sido impecable. Estas últimas semanas, frenéticas para los voluntarios, la movilización ha sido constante. Campañas de sensibilización, encuestas puerta a puerta, maratones de llamadas telefónicas, repartidores de folletos informativos y carteles. Todo este trabajo se hizo a contrarreloj y quedó en manos de todas aquellas personas que cedieron su tiempo a la causa. A juzgar por los resultados de participación, los voluntarios que se movilizaron, más de 40.000, han alcanzado su objetivo.

Participación extranjera Algún caso aislado de racismo también ayudó a aumentar la cifra de participación entre los extranjeros. En Salt, una población cercana a Girona y con uno de los índices más altos de inmigración del Estado español, Plataforma por Catalunya, un partido xenófobo, abiertamente racista, repartió durante la mañana folletos que defendían que el proceso de participación era una patraña porque se daba voz a los inmigrantes. Este hecho animó a los diferentes colectivos que conviven en la pequeña ciudad a participar y dar su opinión sobre la relación entre Catalunya y España.

El día D, pese a que transcurrió sin incidentes destacados, los voluntarios tuvieron que solventar detalles de última hora: ordenadores que no funcionaban, falta de material... “Los tropezones que hemos tenido han sido mínimos y los hemos podido solucionar nosotros mismos desde el centro”, comentan. Esta era una de las dudas que sobrevolaban esta jornada participativa, ya que se dispuso de poco tiempo para los preparativos y estos se coordinaban entre entidades como la Asamblea Nacional Catalana, Òmnium Cultural y la Generalitat.

Muchos voluntarios valoraban muy positivamente la organización y la coordinación y las soluciones eficaces a los percances ocurridos a lo largo del día. Sin embargo, Joan consideraba ayer mientras se dirigía a su centro que esta coprodución diluía la responsabilidad final de la jornada. “Estas semanas seguía los acontecimientos desde Varsovia y tenía la sensación que cada día que pasaba se quedaba algo en el camino”, lamentaba, pero también se mostraba convencido de que la votación en Catalunya iba a ser un punto de inflexión, “es el inicio de una nueva etapa, no el final de un proceso, hoy [por ayer] no culmina nada”. Joan hubiera preferido que el Govern de la Generalitat se mantuviera firme ante la primera prohibición y hubiera desobedecido al Tribunal Constitucional: “Esta actitud hubiera sido más fiel a la voluntad de los catalanes”.

Y ahora, ¿qué? Francesc, preguntado por lo que pasará hoy, ha escrito la carta a los Reyes Magos. “Si por mí fuera, con los resultados sobre la mesa, declarar la independencia unilateralmente, pero como sé que esto no pasará, creo que lo más lógico es convocar elecciones”.