BILBAO - Palau de Pedralbes de Barcelona. Fue el escenario donde Artur Mas y el bloque proclive a la consulta celebraron ayer una tercera reunión para desatascar la situación de un proceso hacia el 9-N que ve avanzar las hojas del calendario entre la incertidumbre. Incógnitas que deberán resolverse en las próximas horas y para las que los diferentes actores ofrecen propuestas cada vez menos enrocadas en esa fecha marcada a fuego. De hecho, el presidente del Consell Assessor per la Transició Nacional, Carles Viver i Pi-Sunyer, que asesora al Govern, se decantó por la opción de unas elecciones plebiscitarias si el Tribunal Constitucional (TC) no dicta “en un plazo breve” la sentencia sobre la Ley de Consultas. El jurista subrayó que “el problema es que llegará un momento en que si no se dicta resolución, el momento de ir a votar no se hará dentro de la legalidad”, aunque abogó por “desdramatizar” la situación. “Parece que si no se puede votar se detiene el proceso, hemos de ver las cosas con más perspectiva; es un proceso largo y complicado”, constató el líder del consejo asesor en Catalunya Ràdio. CiU y ERC no descartaron tampoco otros escenarios distintos al de este referendo.
Sin ir más lejos, el conseller Felip Puig afirmó que Catalunya “está determinada a canalizar sus inquietudes e ilusiones” a través de la consulta, pero que si no puede ser ese día “lo conseguiremos en otra fecha posterior”, abriendo así la puerta a otra alternativa. La republicana Anna Simó consideró por su parte que el 9-N aún es posible “si el Govern pone todos los instrumentos”, aunque avisó de que cada día que pasa hay menos garantías, mostrándose abierta a estudiar otras opciones cuando “se pongan encima de la mesa”. Ya la pasada semana se tuvo conocimiento de que Mas sopesaría celebrar una consulta organizada por los ayuntamientos y las entidades de la sociedad civil como paso previo a unas elecciones de tinte plebiscitario con lista unitaria.
Al hilo de todo esto, el jurista Pi-Sunyer apostilló que “el hecho de que ahora no se pueda votar no debe llevar a la desmovilización”, entendiendo que para que no se llegue a una desmotivación y una frustración colectiva se deberán explicar algunos de los pasos a seguir. A su juicio, unos comicios plebiscitarios se podrían celebrar con lista conjunta o separada, pero con un punto en común, y podrían conducir a una declaración unilateral de independencia (DUI) en menos de un año y medio, durante el que se podrían diseñar las estructuras de estado.
En paralelo, el conseller Puig recalcó que Catalunya “está determinada a canalizar sus inquietudes por la vía legal y pacífica. Y el 9-N lo vamos a conseguir, o lo conseguiremos en otra fecha posterior”, avisando a Rajoy de que “pase lo que pase, mantendremos la seguridad jurídica y vamos a seguir en la Unión Europea”. Mientras, ERC aguarda a que el Govern dé el paso definitivo después de no cumplirse algunos de los plazos previstos para activar los preparativos, como el de publicarse el censo electoral. “Tenemos mucha esperanza, y también preocupación”, admitió Simó. Propuestas como convocar unos comicios anticipados con carácter plebiscitario o la de que el nuevo Parlament surgido de ellos “apruebe una DUI” (Declaración Unilateral de Independencia) vuelven a estar en boca de los líderes políticos, y la republicana lo reconoció de forma implícita.
También ICV comparte que la imposibilidad de votar el 9-N no acabaría con las aspiraciones de la mayoría social, llamando a mantener la unidad y la movilización: “Esto no será un Plan Ibarretxe 2. Aquí no nos damos por vencidos de ninguna forma”. “El 9-N no se acaba nada, y no podemos darnos por vencidos en ningún escenario”, constató la coordinadora nacional Dolors Camats, mientras que su líder Joan Herrera alertó de que el Gobierno de Rajoy vencería tanto si en ese día no se vota y no se hace nada, “como si se hiciera una consulta mal hecha sin las garantías democráticas necesarias”.
Desde el bloque antisoberanista, el PSC instó a Mas a “dimitir” si el 9-N no se celebra con plenas garantías democráticas tal y como se había comprometido; mientras que desde el PP, Alicia Sánchez Camacho, reiteró al president que “deje de engañar”, y reclamó a Unió e ICV que se desmarquen de la hoja de ruta hacia la consulta, que calificó de “estafa”.
La cumbre de ayer, que constó de un primer encuentro de tres horas, un receso y una nueva toma de contacto hasta entrada la noche, debió contribuir a ir tirando del hilo hasta la posición final que el Govern no debe tardar en hacer pública. El tiempo corre y apremia fijar una fotografía donde prime la unidad soberanista.