barcelona - Artur Mas y los partidos favorables a la consulta continúan debatiendo respecto a las directrices a seguir de cara a poder realizar la jornada del 9-N, y sopesan celebrar hoy una cumbre, la segunda tras la mantenida el pasado viernes, donde podría quedar fijado si se tira hacia delante con los supuestos planes del president -adelantados ayer por la prensa catalana- de hacer germinar un referendo alternativo en la misma fecha y gracias a la operatividad de los ayuntamientos catalanes, entidades de la sociedad civil, la ANC y Òmnium Cultural, aunque con la duda de cuál sería el peso de la implicación del Govern. Aunque ERC se desmarcó ayer de este sucedáneo de consulta, y de que la filtración de una segunda reunión hoy turbó a los protagonistas, el cruce de declaraciones invita a pensar que las posiciones expresadas suponen un juego de despiste para complicar los movimientos del Gobierno español, de ahí el férreo hermetismo de las fuerzas proclives al derecho a decidir.
Al parecer, un estrecho grupo de colaboradores de Mas y también de la propia Convergència trabajan ya con esta opción para mantener vivo el 9-N, una votación que en cuanto a garantías legales y validez democrática caminaría entre el referendo paralizado por el Tribunal Constitucional y el que se realizó en Arenys de Munt en septiembre de 2009, de tintes políticos y reivindicativos, y que luego se extendió a centenares de municipios. Otras fuentes conocedoras del plan señalaban en los medios catalanes que la finalidad residiría en que vote un 50% del censo, dándose por descontado la victoria del doble sí, para poder demostrar la voluntad de la ciudadanía llenando las urnas de papeletas soberanistas. Y una vez plasmada esta iniciativa, la siguiente estación del bloque proconsulta se ceñiría a las llamadas elecciones de carácter plebiscitario a comienzos de 2015, y para las que ya se estarían moviendo con intención de conformar una lista conjunta de partidos, movimientos sociales y personalidades que respaldan el sí-sí. Es decir, un Estado propio y que sea independiente.
juego de declaraciones Lo demás viene a quedar en un juego de declaraciones más o menos interesadas. No en vano, el vicesecretario general adjunto de ERC, Lluís Salvadó, rechazó ayer una consulta alternativa y “descafeinada” porque “lo que el viernes fue acordado por los partidos que nos reunimos en el Palau de la Generalitat fue tirar adelante la consulta oficial del 9-N, convocada ya en el marco de la Ley de Consultas y el decreto del pasado 27 de septiembre”. En la agenda republicana insisten que no hay planes b sino “trabajar de forma coordinada con el Govern para que la consulta sea una realidad”. ERC recalcó su disposición a entrar en el Ejecutivo de Mas para “asegurar, blindar y darle más potencia a la organización” del 9-N, algo que no convence sin embargo a CiU, como admitió el conseller de Presidencia, Francesc Homs, que tampoco es partidario de entrar al juego de buscar otros escenarios distintos al referendo tal y como éste se conoce. “Nos queda un mes para la consulta y debemos estar centrados en hacerla posible. Otras consideraciones no tendrían demasiado sentido que se abordasen ahora”, profundizó el portavoz del Govern. “Ahora estamos como estamos, debemos de estar muy concentrados porque, si tuviéramos que tomar algún tipo de decisión, perderíamos energías y nos distraeríamos”, zanjó respecto a la posibilidad de la dupla gubernamental con ERC.
Paralelamente, Mas aprovechó la jornada para defender que Catalunya “sea un país normal” poniendo en valor la contribución de “muchísima gente de procedencias e ideologías diversas” de cara al 9-N. A juicio del president, Catalunya es “perfectamente capaz” de emular a países europeos pequeños, entre los que citó a Austria y Dinamarca, que son un Estado, por lo que tienen mecanismos propios para afrontar sus retos; subrayando el gran esfuerzo que está haciendo la Generalitat para atender a un sector de la población -tercera edad e inmigrantes- pese a la caída de los ingresos que ha sufrido el Govern y el incumplimiento por parte del Estado de la Ley de dependencia. Con todo, la especulación de esta fotocopia de consulta sirvió para que el líder de CiU recibiera un alud de críticas del bloque españolista. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, consideró que supondría “una burla” sin efectos; mientras que el PP catalán y Ciutadans se mofaron de lo que tildaron de “consulta de costillada” o de “pachanga” organizada por entidades ciudadanas y sin ningún tipo de validez oficial, reprochando que se haga además con dinero público.
ven al president muy decidido A pesar del juego de manifestaciones contradictorias y de que las incógnitas abiertas son muchas, en el seno de Convergència, según apuntan desde Catalunya, existe la convicción de que el 9 de noviembre “se votará” y de que, tras la reunión que el partido celebró el lunes, observan a un president que “va a por todas”. O lo que es igual, que Mas habría decidido llevar su apuesta hasta las últimas consecuencias pese a la sorpresa que esta postura habría suscitado entre algunos de sus más cercanos. Esa actitud del jefe del Govern sería la que trasladó el viernes en la anterior cumbre del bloque soberanista, la misma que habría conducido a la CUP a elogiar la “franqueza” y “honestidad” de Mas y, consecuentemente, a ERC a enfurecerse por aquellas declaraciones de Homs sobre el 15-O como fecha límite. Solo falta saber qué carácter y operatividad tendría esa votación. El nudo, previo al desenlance, puede dilucidarse hoy.