BARCELONA - La cumbre que el bloque soberanista celebró el pasado viernes sirvió para trasladar un mensaje final de unidad pero en la cita se vivieron momentos de tensión que evidencian las diferencias de criterios que existen entre las distintas formaciones. Lo reconoció ayer el líder de ICV, Joan Herrera, al señalar que “quien piense que después de una semana en la que no hubo unanimidad sobre cómo se lleva el proceso no hubo tensión es naif, es un ingenuo. ¡Claro que hubo tensiones!”. Para no trasladar una fotografía de discrepancia, Artur Mas decidió reactivar la campaña institucional de la consulta con la emisión en los medios públicos catalanes del anuncio que explicaba la actual situación y la paralización del referendo por parte del Constitucional.

Ello permitió al president esquivar la división con ERC, que es consciente de que persistir en la unidad puede conducirle a una lista conjunta con CiU en unas elecciones plebiscitarias que, según Oriol Junqueras, no son el objetivo de los republicanos, afanados en que la consulta se celebre el 9-N. Esquerra sabe además que unos comicios con un tinte tradicional y en solitario le beneficiaría en las urnas, como reseñó el CIS catalán otorgándole una holgada ventaja de casi siete puntos en voto directo sobre CiU.

Herrera agregó que en el debate se mezclaron los “cálculos electorales” y elementos de “tacticismo” cuando se insinuó un adelanto de las autonómicas. El ecosocialista se quedó con que se hallaron “fórmulas para sortear obstáculos. Hacemos todo lo posible para tirar hacia adelante. Hay acuerdos sobre diferentes etapas y diferentes momentos”. - I.S.M.