vitoria - En casi dos años de legislatura, Iñigo Urkullu ha presentado dos proyectos presupuestarios y ninguno ha contado con el apoyo de EH Bildu. En el caso de las primeras Cuentas -las de 2013 que no pudieron ser aprobadas por falta de apoyos y que condujeron a la prórroga-, la coalición dio un golpe de efecto con dos enmiendas a la totalidad, una al capítulo de gastos y otra al de ingresos, para enfatizar así su oposición. En el segundo proyecto, el de las Cuentas de 2014 ahora vigentes, votó en contra. Ha procurado marcar distancias con el PNV, ya que son los dos únicos partidos con opciones reales de ocupar Lehendakaritza. Llegó a condicionar su apoyo a los Presupuestos a compromisos difícilmente asumibles por el Gobierno vasco, a quien planteó que no se resignara a aceptar los recursos disponibles y que recalculara el techo de gasto, saltándose el límite de déficit impuesto por Europa y Madrid, y rascando de la negociación del Cupo con el Estado, a sabiendas de que lleva años paralizada y no está solo en manos de la CAV. Lakua interpretó que estaba evitando la foto con el PNV. Por ello ha sorprendido su cambio de tono ante las Cuentas del próximo año. El líder de Sortu, Hasier Arraiz, ha renunciado a las “posiciones maximalistas” y, muy conciliador, ha visto una “opción real” de acordar, mensaje que reiteró en el pleno de política general. Ayer fue el portavoz de la coalición en el Parlamento, Unai Urruzuno, quien volvió a tender la mano a Urkullu en el pleno de control. El lehendakari recogió el guante y ofreció compromisos con el gasto social pero, en el turno de réplica, Urruzuno viró el rumbo. Puso en evidencia que su formación y Lakua siguen chocando a la hora de interpretar qué son recortes, cuáles vienen impuestos por Madrid, y cuáles pueden evitarse.
Urruzuno comenzó su intervención con un discurso muy posibilista, ya que no pidió al PNV que cambie su modelo de raíz, sino que acabe con los recortes. Sin embargo, pedir el fin de los ajustes tendría cierta trampa. Algunos los ha impuesto el Gobierno español y, por ello, el margen de maniobra es limitado -ha congelado el salario de los funcionarios para el próximo año a través de ley básica, de obligado cumplimiento en todo el Estado-, y otros se derivan de la menor capacidad de gasto de las comunidades, a quienes Madrid ha fijado el límite de déficit en el que pueden incurrir. Este año se sitúa en el 1%, y el próximo se estrechará hasta el 0,7%, lo que traducido a euros supondrá tener 200 millones menos que en 2014. Además, el próximo año deberán destinarse 1.000 millones a pagar la deuda contraída por Patxi López. Por ello, aunque suba la recaudación de impuestos, lo que se ensancha por un lado se achica por el límite de déficit y el pago de deuda.
“Sabemos que el PNV no comparte ni compartirá la política económica de EH Bildu. No pedimos al PNV que cambie de raíz su modelo económico. Lo que le pedimos es que, al menos, acabe con los recortes que están causando problemas a las personas. Si hay voluntad en ese sentido, si realmente las personas son el objetivo, estamos dispuestos a dar pasos”, ofreció. Urruzuno rechazó el argumento de que los recortes vienen impuestos desde Madrid, y replicó en cambio que la clave estriba en administrar los recursos fijando prioridades. En ese sentido, lamentó que sí haya dinero para invertir en el tren de alta velocidad. Además, pidió arañar recursos luchando contra el fraude fiscal, y preguntó si la prioridad son las personas o el déficit cero.
En su réplica, el lehendakari se refirió a la disposición de EH Bildu como una “novedad” y un “avance”, y consideró “sincero” su ofrecimiento. “Podemos compartir la prioridad social para el Presupuesto, y hoy quiero dar un paso más. Nuestro compromiso es que los servicios esenciales de salud, educación y protección social sigan siendo públicos y universales. Mantener la plantilla estructural de estos servicios utilizando al máximo las posibilidades de reposición. Mantener la prioridad presupuestaria para sanidad, educación y protección social para el próximo año 2015”, expuso. En cualquier caso, quiso recordar las limitaciones de déficit y deuda.
diferencias Todo se torció en la réplica de Urruzuno, quien se agarró a la alusión de Urkullu al déficit para considerar que “va a seguir haciendo lo mismo” que este año. Además, pareció dar carpetazo al asunto. Aun así, es pronto para concluir si la oferta de EH Bildu tendrá recorrido o no. El horizonte podría comenzar a despejarse tras la visita de Arraiz a Lehendakaritza prevista para las 10.30 horas del lunes, dentro de la ronda de contactos de Urkullu con la oposición. Por un lado, la vía de interlocución habilitada recientemente por Arraiz y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, podría allanar el acuerdo, ya que ha servido para normalizar sus relaciones. Además, a Sortu podría interesarle reproducir en Euskadi el esquema de concordia entre CiU y ERC que ha propiciado la convocatoria de la consulta en Catalunya, quizás con la esperanza de acelerar en suelo vasco en materia de autogobierno, y de superar de paso al PNV como lo ha hecho ERC con CiU en las últimas encuestas.
Pero tampoco sería la primera vez que se muestra conciliadora para dinamitar puentes poco después. Sucedió tras las elecciones de 2012, en la ronda de contactos del lehendakari para explorar un gobierno de coalición. Laura Mintegi percibió posibilidades de lograr “grandes acuerdos”, y apostó por hacer esfuerzos a pesar de sus modelos económicos opuestos. La coalición se presentaba con su perfil más conciliador, para poder culpar después al PNV por falta de manga ancha si no llegaban a un acuerdo. El esquema podría repetirse ahora en puertas de las elecciones. Finalmente, no solo rechazó pactar con el PNV, sino que ha desechado todos sus proyectos presupuestarios. Los jeltzales, por el contrario, facilitaron la aprobación de las Cuentas de Gipuzkoa para 2012 y este año. En esta ocasión, es probable que Lakua ni siquiera cuente con esa baza para tentar a EH Bildu: las elecciones municipales y forales serán en mayo y no sería un drama que las diputaciones tuvieran que decretar la prórroga.
Urruzuno, por su parte, se mostró decepcionado al interpretar que la alusión al déficit es una justificación para “hacer otra vez lo que se ha hecho hasta ahora”. Como solución, pidió cuidar la política fiscal. Fuentes de Lehendakaritza recordaron a DNA que tienen un acuerdo con el PSE que seguirán manteniendo, pero no echarán “en saco roto” un gesto de la izquierda abertzale para pactar políticas sociales.