madrid - El diputado vasco Eduardo Madina ha ganado el primer e importante pulso para hacerse con el control del PSOE después de que la candidata deseada por la práctica totalidad de los barones y el aparato socialista, la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, anunciara ayer su renuncia a presentarse a la consulta ante los militantes para ser la nueva secretaria general de los socialistas.
El abandono de la política andaluza deja el camino despejado a los otros posibles candidatos que se han postulado desde la noche electoral del 25-M. Son Eduardo Madina y el también diputado, el madrileño Pedro Sánchez, los que a priori parten con ventaja si es que confirman su candidatura en los próximos días. El viernes arranca la recogida de avales sin los cuales -cada candidato precisa de un mínimo de 10.000 apoyos de militantes- acabarán apeados del proceso. Por el momento, solo José Antonio Pérez Tapia, de Izquierda Socialista, ha presentado su candidatura, aunque no se descartan sorpresas de última hora o francotiradores, como el militante de Puertollano que comunicó ayer mismo al PSOE su intención de concurrir en las urnas socialistas.
La renuncia anunciada por la propia Susana Díaz trastoca una vez más la hoja de ruta diseñada en las altas esferas socialistas. En la noche electoral el secretario general saliente, Alfredo Pérez Rubalcaba, diseñó la convocatoria de un congreso extraordinario del PSOE para designar el relevo al frente del partido. La jugada era clara: se trataría de rehabilitar a un moribundo PSOE a través de un congreso de unidad del que saliera proclamada Susana Díaz como líder del partido. Un diseño que se vino abajo como un castillo de naipes cuando Madina lanzó el órdago de que solo se presentaría si el nuevo secretario general era elegido por los militantes. En pocas horas el lema "un militante, un voto" causaba sensación entre las hastiadas bases socialistas, lo que llevó a Ferraz, temerosa de una rebelión, a aceptar la propuesta.
La posterior renuncia de Patxi López a optar al liderazgo después de que el PSE perdiera cien mil votos el 25-M y el hecho de que Carme Chacón se reserve para las primarias a La Moncloa redujeron la lista de candidatos. Así se llega a la semana pasada, cuando la mayor parte de los líderes territoriales del PSOE -entre ellos el propio Patxi López- amén de las viejas glorias del socialismo, como Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero, saltan a la arena para proclamar a Díaz salvadora del partido por el hecho de que ganó al PP en su feudo pese a la debacle socialista, y la instan a presentar su candidatura.
Las presiones sobre ella son enormes, igual que las que sufre Madina para retirar su nombre o, en todo, caso presentarse como segundo de la andaluza. Pero la firmeza del diputado vasco, decidido a presentar batalla, no ha hecho más que aumentar las dudas de Díaz. Desde su entorno se reconocía que el voto de los militantes es imprevisible y que la líder socialista tenía mucho que perder si sucumbía en las urnas ante Madina o cualquier otro. Su ideal de congreso era el que le había aupado a ella en Andalucía cuando sustituyó a José Antonio Griñán: votada por delegados que responden ante el aparato del partido, sin adversarios y por unanimidad.
Así pues, la andaluza reconoció ayer que tira la toalla, al menos en este combate. Eso sí, revistió su decisión de guiños internos y la justificación de que debe dar "estabilidad política" a Andalucía -heredó de Griñán la presidencia de la Junta y todavía no se ha sometido al escrutinio de las urnas-, agotar la legislatura y "ganar" en la cita autonómica de 2016. "Como mejor ayudo en estos momentos al PSOE es haciendo las cosas bien en Andalucía y demostrando que se pueden hacer de otra manera", explicó.
El PSE no se decantará Los mismos que la semana pasada la tildaban de futuro del partido ayer se resignaron a valorar la "coherencia" y "responsabilidad" de Díaz por haber primado el interés de los andaluces. Un discurso sin fisuras que por el momento no permite aventurar por dónde discurrirán los apoyos cuando comience la recogida de avales. Eso sí, por primera vez el respaldo de las federaciones territoriales es casi irrelevante porque los que introducirán el voto en la urna serán los militantes.
El mejor ejemplo de este nuevo panorama es que fuentes de la dirección de PSE reconocieron a este diario que no habrá "pronunciamiento orgánico" de los socialistas vascos a favor de uno u otro candidato, pese a que Madina es afiliado de la agrupación de Deusto y diputado por Bizkaia. Precisamente López, del que se ha dicho que podría haber ido de número dos con Susana Díaz, estuvo ayer en Sevilla almorzando con la presidenta andaluza solo unas horas después de la renuncia de esta.