Bilbao - El PNV cree que la figura del delegado del Gobierno español en la CAV es prescindible porque, si el Estado y Euskadi necesitan coordinarse o dialogar sobre el reparto competencial, ya existe una Comisión Mixta en la que pueden debatir al respecto. De hecho, el informe de solapamientos competenciales encargado por el Ejecutivo vasco ve en el delegado español una de las duplicidades más flagrantes porque ya existen otros mecanismos de coordinación entre ambas administraciones. Pero el partido cree que, en el caso concreto de Carlos Urquijo, agravarían el problema su perfil político y su intensa actividad en los tribunales para impulsar la presencia de la bandera española en las instituciones vascas o para denunciar el impulso del euskera en la adjudicación de contratos públicos, unas actuaciones que, a juicio del PNV, arrinconan el diálogo y tensionan las relaciones políticas. Todo ello motivó su interpelación en el Congreso al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, que avaló a Urquijo y argumentó que no puede mirar a otro lado cuando detecta incumplimientos de la ley. Llegó a decir que su tasa de éxito en los procedimientos judiciales es del 90%, lo que probaría que no presenta recursos a la ligera. El Congreso debatirá hoy una moción de reprobación a Urquijo presentada por el PNV, que no tiene visos de prosperar, y que fue aprovechada ayer por el PP de la CAV para acusar a los jeltzales de relegar su perfil institucional.

El PP vasco, que está centrando la campaña electoral de las europeas en la confrontación con el PNV y en retratarlo como un partido obsesionado con las políticas identitarias y no con la crisis, volvió a recurrir ayer a ese argumento por boca de su portavoz Laura Garrido, aunque los detractores de Urquijo han reprochado exactamente lo mismo al delegado español: que se enfrasque en la guerra de banderas en lugar de coordinar la acción de las administraciones. En un comunicado, la popular lamentó que, "en lugar de ocuparse de los problemas de los vascos con una crisis económica de la que apenas hay signos de recuperación en el País Vasco, el PNV dedica el trabajo a sus obsesiones por eliminar todo aquello que forma parte de España y reducir su presencia en Euskadi". Pero fue más allá, tocando fibra sensible al poner en solfa el perfil institucional del PNV y su vocación de centralidad ya que, a su juicio, a los jeltzales les correspondería desplegar una política "seria", dar ejemplo como partido con responsabilidades de gobierno, y poner el foco de atención en quienes incumplen la ley, y no en quienes la cumplen.

Garrido pidió al partido jeltazle que ponga la lupa en quienes incumplen la ley, "a los que curiosamente el PNV siempre busca echarles un capote y ofrecerles una salida aunque sea por la puerta de atrás". "Nuevamente, el PNV se alinea con quienes tratan de trampear la ley", dijo en referencia a EH Bildu, a pesar de que los jeltzales hayan acatado las sentencias judiciales y ondeado la española en sus instituciones.