Bilbao - El mercado español del cómic está de enhorabuena tras la reciente irrupción de dos ambiciosos proyectos que tienen en común el tratar de forma directa el terrorismo en Euskadi, lo que cuenta con escasos precedentes en el ámbito de la historieta y previsiblemente situará a estas obras entre lo más destacado del año. Las oscuras manos del olvido trata sobre un mafioso marsellés que sale de prisión decidido a cumplir el encargo que le realizó un empresario vasco extorsionado en el caso de que él o su familia sufrieran un atentado. Publicado por Norma Editorial tras aparecer en Francia bajo el paraguas de Dargaud, se trata del nuevo trabajo de Felipe Hernández Cava y Bartolomé Seguí, ganadores del Premio Nacional del Cómic en 2009 por Las serpientes ciegas. El primero aseguraba que "no será un libro cómodo ni para la izquierda ni para la derecha en este país de blanco o negro, pero es un libro honesto".
Ya para el 32º Salón del Cómic de Barcelona, que tendrá lugar del 15 al 18 de mayo, la editorial vasca Astiberri prevé el lanzamiento de He visto ballenas, de Javier de Isusi (Bilbao, 1972). El argumento es arrollador: Josu, un exmiembro de ETA encarcelado en Francia, conoce en prisión a Emmanuel, que rechaza el uso de la violencia y que se revelará como un antiguo militante de los GAL.
De forma paralela, Antón sigue atormentado por el asesinato de su padre por ETA 25 años atrás, atentado que le alejó de Josu, su amigo de la infancia. El editor de Astiberri Javier Zalbidegoitia dijo a DNA que "es un guion espectacular y medido a la vez, y narrativamente está muy equilibrado. La historia respira verismo y los claroscuros quedan bien patentes a ojos de un lector dotado de sensibilidad y capacidad de ponerse en el lugar del otro".
Nuevos temas A la pregunta de si la aparición de estas obras puede suponer un punto y aparte derivado de la situación sociopolítica actual, el profesor de la Universidad de Valencia y crítico de cómics Álvaro Pons lo achacaba más bien a una coincidencia. Recordaba la aparición casi simultánea de Los surcos del azar y Un médico novato, dos cómics sobre la Guerra Civil, y afirmaba que "no creo que esté de moda la Guerra Civil, sino que simplemente han coincidido, y en este caso es lo mismo". Sí admitía que esta repentina atención desde el ámbito de la historieta hacia el conflicto vasco puede deberse a una "apertura de miras" y "evolución de los temas", que responde a su vez a "la entrada, registrada y confirmada, de público adulto en la lectura de cómics en los últimos 15 años".
En este contexto se enmarca el concepto de la novela gráfica, que es el que ha posibilitado esa llegada de lectores adultos. Pons explicaba que "siempre ha existido un cómic de autor, una diversidad temática, pero faltaba que eso llegara al gran público", lo que ha sido factible ahora gracias al "bagaje de respetabilidad" que ha proporcionado la novela gráfica. "Ha roto esa última frontera que existía de seguir viendo el cómic como algo infantil", apostillaba. Volviendo al tema del terrorismo y su reflejo en este medio, afirmaba que "desde el humor se ha tratado de forma habitual", algo en lo que la revista TMEO, surgida en Gasteiz hace más de 25 años, es paradigmática, ya que "ha tocado este tema desde todas las perspectivas y con una desfachatez y desvergüenza muy loables". Lo que no se había producido es "un salto a la obra larga de ficción", salvo excepciones como La ola perfecta (2012), de Ramón de España y Sagar Forniés.
Página de 'He visto ballenas', de Javier de Isusi, y viñetas de 'Las oscuras manos del olvido', de Hernández Cava y Seguí. Fotos: DNA
El cómic también adopta a ETA como argumento
Dos de las obras más esperadas abordan las consecuencias del terrorismo
Portadas de la revista 'TMEO' sobre el fin definitivo de la violencia y de 'La ola perfecta', de Ramón de España y Forniés. Fotos: DNA