madrid - La hoja de ruta hacia la consulta no variará un ápice. La representación del Parlament hizo hincapié en que el problema suscitado en la relación entre Catalunya y el Estado español se resolvería si éste último desplegara voluntad política. Jordi Turull (CiU) empleó su intervención para proclamar que acudían en nombre de un pueblo que "se reconoce como nación" y no "en la resignación", advirtiendo de que Catalunya ha tomado "un camino de no retorno pacífico y democrático". Manifestó el convergente que la amplia mayoría de los catalanes reprocha un nexo donde las instituciones o su lengua avanzan "hacia la residualidad", por lo que "no desistiremos" en busca de otras vías que propicien "votar y decidir nuestro futuro". "Si se quiere, se puede", alentó.
Le siguió Marta Rovira (ERC), expresando su seguridad de que "el encaje en España ya no es posible", dado que "no se acepta cómo somos los catalanes, pensamos, hablamos o soñamos". La dirigente republicana, que antes de subir a la tribuna estrechó la mano de Rajoy y de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a modo de mensaje gestual, destacó que para desterrar esa sensación de frustración los catalanes han adoptado la consulta "como una ilusión y esperanza que ustedes ni nadie nos la podrán ya quitar". Por ello, pidió el voto a favor de un pacto político, "un acuerdo para la democracia" que contrarreste el panorama de "un país, Catalunya, que se nos derrite en las manos porque no tenemos suficientes recursos, instrumentos, competencias para poder ayudar a los ciudadanos".
anticatalanismo Terminó de ilustrar la postura del Parlament el líder de ICV, Joan Herrera, para quien la negativa de las Cortes solo servirá para "aumentar la distancia" que separa al posicionamiento catalán del que impera en Madrid. "Lo razonable en otras latitudes es canalizar la demanda, no negarla, a no ser que se busquen réditos electorales", señaló, censurando a la mayoría del Congreso por su política "partidista", como "prisioneros del anticatalanismo que han sembrado durante años".
"No vengo a hablar de derechos históricos, ni de sangre, ni de identidades, sino de una demanda democrática de una ciudadanía que ha cambiado de chip. Hoy no sentimos esa Constitución como propia", enjuició Herrera, que rememoró "la España de Lorca y Machado, la de la ciudadanía", como "única posibilidad de que el país sobreviva". "¿Saben quién rompe España? Quien no reconoce el derecho a decidir, quien rescata a los bancos y abandona a la gente", zanjó. Y es que, como consensuaron los tres miembros del Parlament ante el Congreso, "Catalunya ha emprendido un camino de no retorno".