el detalle

La infracción. El policía municipal actuante relata que a las 16.15 horas, cuando patrullaba por la Gran Vía junto a su compañero, observó cómo un agente de movilidad estaba denunciando a un vehículo estacionado en el carril 'bus taxi' con las luces de emergencia encendidas, "no encontrándose en el interior el conductor del mismo".

El atestado. Los agentes se posicionaron en la parte posterior señalizando tal hecho con el fin de canalizar el tráfico y proteger la integridad del agente de movilidad, debido a la gran intensidad de vehículos. Es en ese momento cuando aparece otro agente de movilidad situándose con su moto en la parte delantera del coche.

La desobediencia. Pasados unos instantes, "una mujer se aproxima a uno de los agentes de movilidad, manteniendo una breve conversación, para a continuación meterse en el vehículo. En el momento que proceden a notificar la denuncia a la conductora, la misma comienza a realizar maniobras con la intención de iniciar la marcha.

La huida. Haciendo caso omiso a las indicaciones de los agentes de movilidad, procedieron a detener el vehículo, golpeando con el lateral derecho del vehículo la motocicleta que se encontraba delante, tirándola al suelo", señala el policía actuante. A continuación, estos agentes, seguidos de los de movilidad, salieron tras el vehículo.

La persecución. Los agentes llegaron a circular de forma paralela e indicando de forma verbal que detuviera el mismo, haciendo caso omiso a las órdenes de estos agentes, para a continuación circular por varias calles hasta entra por otra calle para llegar al garaje de su domicilio y detener el vehículo para acto seguido entrar dentro de su casa.

Madrid - El incidente protagonizado el jueves por la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que arrolló la moto de un agente de movilidad y escapó luego del lugar tras cometer una infracción de tráfico, va camino de complicarse para la temperamental líder del PP madrileño, que además de las consecuencias derivadas del percance, ha visto cómo desde dentro y fuera de su partido le han llovido las críticas por su actitud.

Una de las más contundentes fue la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, que tras asegurar que la ley es igual para todos, defendió la versión de los agentes de movilidad implicados en el incidente porque "tiene presunción de veracidad". A su llegada al Palau de la Música de Valencia donde el PP celebra una reunión intermunicipal, Botella comentó que todo seguirá el procedimiento legalmente establecido, pero no quiso valorar la actitud de la expresidenta de madrileña ni sus comentarios sobre lo ocurrido.

En parecidos términos se expresó la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien recordó que "la ley es igual para todos", y, por tanto, en ese procedimiento se definirán "hechos y responsabilidades".

Mientras tanto, Esperanza Aguirre, atendió ayer a numerosos medios de comunicación dando su versión sobre lo que sucedió en la Gran Vía de Madrid e insistió en que "no, no y no" ha pensado en dimitir.

Irónica Lejos de rebajar el tono de sus comentarios, afirmó que "no" cree que en otro país un político hubiera dimitido en similares circunstancias e incluso ironizó con el hecho de que para "seis agentes de movilidad" una "sexagenaria" como ella sea "gravemente peligrosa". Pese a lo que dice el atestado policial, negó que los agentes se pusieran a la par de su coche pidiendo que parara. "Están diciendo que me he dado a la fuga mientras me ponían la multa y que he arrollado a un agente y eso es falso", apostilló.

Desde la oposición las críticas fueron unánimes hacia Aguirre, a la que acusaron de hacer gala de una actitud prepotente. También las asociaciones de conductores y víctimas de tráfico, por considerar que los políticos son los que tienen que dar ejemplo. - DNA/Efe/Europa Press