el cairo. El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, anunció ayer el adelanto de las elecciones presidenciales, que se celebrarán antes de las parlamentarias frente a lo previsto, y advirtió de que tomará "medidas excepcionales" para restaurar la seguridad si la situación lo requiere. "He decidido enmendar la hoja de ruta para celebrar las elecciones presidenciales primero, seguidas por las parlamentarias", dijo Mansur en un discurso televisado a la nación.

El presidente -que ocupa la jefatura de Estado desde la destitución del islamista Mohamed Mursi en un golpe militar en julio- agregó que ha dado instrucciones a la Comisión Electoral Suprema para iniciar los preparativos y que se abra la inscripción de candidatos a los comicios. El jefe de las Fuerzas Armadas, el general Abdel Fatah al Sisi, es considerado como el gran favorito para esas elecciones, aunque aún no ha anunciado oficialmente si se presentará como candidato. Mansur lanzó también la clara advertencia de que "no dudará" en tomar medidas "excepcionales y extraordinarias" para devolver la seguridad y la estabilidad a su país frente a la amenaza terrorista, si lo situación así lo requiere.

Sin embargo, no detalló a qué medidas hacía alusión y se limitó a anunciar que había dado órdenes al presidente del Tribunal de Apelaciones de El Cairo de habilitar juzgados adicionales para procesar rápidamente a los inculpados por terrorismo. De igual forma, instó a la Fiscalía General a revisar los casos de los miles de detenidos en los últimos meses, especialmente de los estudiantes universitarios arrestados en las protestas en los campus, para que sean puestos en libertad quienes no estén implicados en actos criminales. "La Historia ha demostrado que Egipto ya derrotó al terrorismo en la década de los noventa del siglo pasado, y ahora volveremos a batallarlo sin misericordia ni compasión", dijo. Insistió en que el Estado utilizará todos los medios que hagan falta para combatir a los terroristas, en aparente referencia a los Hermanos Musulmanes, catalogados a finales del año pasado como organización terrorista por el Gobierno.

afán revanchista Y es que si quedaban dudas sobre la fuerza motriz detrás de los acontecimientos que vive Egipto, parece claro que una de sus principales causas es el afán revanchista de quienes se alinearon hasta el último minuto con el depuesto presidente Hosni Mubarak. La celebración el sábado del tercer aniversario de la revolución del 25 de Enero de 2011, que acabó con la caída de Mubarak, provocó un nuevo baño de sangre en las calles egipcias, con al menos 49 muertos e innumerables heridos.

Pero, más allá del tétrico recuento, el día dejó una inquietante constatación: las víctimas de la represión policial y de la ira popular son las mismas que las huestes del mubarakismo pusieron en su punto de mira en los dieciocho días de aquellas revueltas de 2011. No se antoja casual que el blanco de las palizas propinadas por civiles y de la acción brutal de los antidistubios (islamistas, jóvenes revolucionarios y periodistas, tanto egipcios como extranjeros) sean quienes hace tres años ya sufrieron en sus carnes los coletazos de un régimen agonizante. El contraste vivido en las últimas horas entre la actualidad y el pasado no puede ser más agudo. Si en 2011 los jóvenes de la revolución incendiaban con antorchas las comisarías de policía, el sábado las madres sacaban fotos a sus hijos junto a los agentes, los mismos a quienes Mubarak tuvo que retirar de las calles para intentar aplacar la ira de Tahrir. Hace tres años, en la ya icónica plaza colgaban rótulos que pedían la pena de muerte para el ministro del Interior y sus colaboradores. Ahora, los manifestantes enarbolaban carteles de felicitación a las fuerzas de seguridad por el Día de la Policía, en una ironía macabra: las protestas de 2011 se convocaron precisamente en esa jornada como forma de protesta contra la brutalidad policial. Mientras, sin hacer ruido y casi de puntillas, las figuras del antiguo régimen son paulatinamente rehabilitadas e insertadas de nuevo en el espinazo del Estado egipcio. Evidentemente, no todos quienes han participado en las celebraciones son nostálgicos del antiguo régimen, y bastantes de ellos piensan genuinamente que Egipto camina hacia la democracia. Sería interesante saber cuántos de quienes se manifiestan ahora para apoyar al Ejército y pedir a su jefe que se presente a las presidenciales votaron por el islamista Mohamed Mursi.