Los saqueos amenazan a Cristina Fernández

BUENOS AIRES. Tras casi diez días de convulsión que se extendió por la mayoría de las provincias de Argentina y provocó doce víctimas mortales, el Gobierno de Cristina Fernández mantiene varios focos de conflicto por reclamos salariales de las policías locales. Aunque Córdoba, la ciudad origen de la crisis que ha puesto en apuros al Ejecutivo de Buenos Aires, registra ya una total normalidad, Salta se sumó a la lista de provincias con problemas, pese a que hasta ahora se había mantenido al margen. Los policías rechazaron la oferta del gobernador Juan Manuel Urtubey de una suba de 50% a partir de este mes. En un clima de preocupación, en el centro numerosos locales cerraron sus puertas. No hubo bancos ni comercios. El clima de tensión se mantuvo en Tucumán, a pesar del acuerdo salarial alcanzado. Por la mañana se difundió la información de que hubo una cuarta víctima mortal en la provincia por los saqueos de la noche anterior, aunque la información no fue confirmada oficialmente. Por la tarde, el torbellino tuvo consecuencias políticas: arrasó con la cabeza del jefe de la policía, Jorge Racedo, que renunció por diferencias con la decisión de reincorporar a tres efectivos cesanteados meses atrás que, según él, participaron de la revuelta. "La extorsión policial no tiene perdón de Dios", sostuvo el gobernador José Alperovich, que no logró la calma después de haber llevado el salario inicial. El mandatario tucumano repudió también la represión encarada por los uniformados la pasada noche, en la Plaza de la Independencia, a un grupo de vecinos que expresó su malestar. De todas maneras, Alperovich denunció que sectores de la oposición fogonearon el cacerolazo.

Otro lugar de tensión fueron los alrededores de Buenos Aires, especialmente Avellaneda y Berazategui, en donde hubo varios casos de saqueos a comercios. Fuentes del Ministerio de Seguridad informaron que hubo detenidos en varios distritos de la provincia.

Ante esta situación, el Gobierno de Cristina Fernández sigue moviendo ficha y como primer movimiento negocian una suba salarial con las fuerzas federales de seguridad (policía, gendarmería y prefectura). No obstante, ante la opinión pública se ha planteado como muestra de agradecimiento porque fueron "los únicos que suplieron los servicios de seguridad provincial en muchos casos". Los cuidados se deben a que, con los últimos incrementos, los sueldos de los agentes federales quedaron por debajo de las policías provinciales.

Asimismo, el Gobierno argentino prometió ayer que se actuará con rigor para investigar a instigadores y autores de los saqueos registrados en gran parte del país. "Se debe caer con todo el rigor de la ley no sólo con los autores materiales de los saqueos sino también con los intelectuales", dijo a la prensa el jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich. Además, señaló que "hay que hacer un debate profundo" una reforma de la función policial, al subrayar que el país no puede "estar a expensas de grupos que se apropian de bienes ajenos o generan procesos de extorsión por reivindicaciones salariales". "Una acción deliberada de esta naturaleza no puede ser pergeñada de modo aislado. Por el modus operandi nos parece que es una estrategia que merece una investigación del Poder Judicial", planteó el jefe de Gabinete horas antes de reunirse con los miembros de la Corte Suprema de Argentina.

veladas críticas de mújica Sin embargo, en una velada crítica a la gestión que la presidenta argentina ha mantenido en esta crisis, su homólogo uruguayo, José Mujica, reconoció ayer está "preocupado" por los saqueos que se están registrando en Argentina y teme un posible "contagio" a su país, ya que "a veces los fenómenos que ocurren en Argentina, se tienden a imitar". No obstante, Mujica aseguró que en Uruguay no habrá "un vacío de poder", como ocurrió en Argentina, porque "siempre han existido mecanismos previsores y velocidad de respuesta". El mandatario recordó que cuando en anteriores gobiernos uruguayos se registraron huelgas policiales "inmediatamente el Ejército patrulló" las calles de las ciudades. "Esos mecanismos siempre están aceitados y previstos", afirmó, antes de agregar: "cuando uno ve las barbas de su vecino arder debe poner las propias en remojo. Es un tema de responsabilidad", concluyó el presidente.

Trabajadores de un supermercado en Tucumán observan los destrozos causados tras un saqueo. Foto: afp