quien me iba a decir a mí hace un año que iba a estar hoy escribiendo sobre la Sudáfrica post Mandela desde Ciudad del Cabo? ¿Cómo imaginar que iba a presenciar en directo un homenaje al que probablemente haya sido el mayor icono del siglo XX? Recuerdo que en el verano de 1997, mientras estudiaba la carrera en la UPV, me fui con unos amigos a trabajar en hostelería a Londres. Y recuerdo exactamente la ropa que llevaba la mañana en la que había muerto Lady Di. Ese fue, junto el atentado de las Torres Gemelas, uno de esos momentos que quedan grabados en la memoria. No cabe duda de que la trascendencia de Mandela es infinitamente superior. El viernes pasado todos en Sudáfrica nos levantamos de la cama con un sobresalto. Durante la madrugada, aquí nos acostamos muy tempranito, el presidente Zuma anunció la muerte de Mandela. Sabíamos que ese momento iba a llegar, y de hecho mejor antes que tarde ya que a sus 95 años estaba muy enfermo, pero tras varios meses sin noticias uno tiende a olvidar. "Seguro que este nos lleva a todos por delante", se escuchaba en algunas conversaciones. Pero no.

Es muy difícil de explicar en unas pocas líneas la sensación de vivir este momento en Sudáfrica. Nosotros podemos pasar horas y horas hablando que si Mandela esto, Madiba lo otro? pero cuando uno escucha a la gente de este país (especialmente a la población mestiza y negra) hablando del padre fundador de su país, se ponen los pelos de punta. Para ellos como para el resto del mundo, Mandela es un icono, un símbolo de unión, de lucha y de resistencia. Pero además de todo esto, aquí Tata Madiba es casi como la figura de un amigo o incluso de un padre. La cercanía física se siente en la forma en la que hablan de él. Sin embargo, durante el funeral de ayer en Johannesburgo el público recibió entre sonoros abucheos al actual presidente, Jacob Zuma. El mundo sigue girando y ahora el partido de la liberación se está convirtiendo en sinónimo de corrupción y despilfarro. ¿Qué será de este maravilloso país a partir de ahora?

Gero arte, Madiba. Hamba Kahle, Tata.