vitoria. Un día después de que la presidenta de la Cámara vasca amonestara al parlamentario abertzale Hasier Arraiz por llamar fascista a un compañero de institución, la bronca volvió a alojarse en el salón de plenos del Parlamento; esta vez, con el único aforado de UPyD, Gorka Maneiro, como encargado de prender la mecha junto a la bancada de la coalición soberanista.

"Llevamos diez meses soportando calumnias, mentiras, manipulaciones y el cinismo pleno tras pleno de la izquierda abertzale de EH Bildu o de los servicios auxiliares de ETA, llámense ustedes como quieran llamarse". Este inicio de réplica en el debate que derivó en la petición de libertad para Arnaldo Otegi y los demás encausados del caso Bateragune colmó el vaso de la paciencia del portavoz adjunto de EH Bildu, Julen Arzuaga, que demandó sin éxito el turno de palabra a la presidenta de la Cámara.

Cuando Maneiro concluyó una intervención trufada de supuestos nexos de unión entre la banda terrorista y la bancada abertzale - "los que acompañaron a ETA, los que justificaron a ETA, los que sustentaron a ETA, los cómplices de ETA, los amigos de ETA, los servicios auxiliares de ETA"-, Arzuaga insistió, micrófono en mano, en su deseo de hablar ya que, a su juicio, el aforado de UPyD, les estaba "atribuyendo un delito". El dirigente abertzale obtuvo como respuesta de la presidenta idéntico consejo al que él había trasladado previamente a Maneiro, que recurriera a los juzgados.

Pero la bronca no finalizó ahí. Desde la propia Mesa parlamentaria, el representante jeltzale Iñigo Iturrate denunció verbalmente haber sido objeto de insultos por parte de otro miembro de la bancada soberanista, Unai Urruzuno, quien ante la pregunta directa de la presidenta negó haber llamado payaso al secretario segundo del órgano rector del Legislativo. Entre todo este barullo, Carmelo Barrio gritaba desde su escaño y con la vista fijada en la bancada soberanista que "este grupo es una vergüenza".

Tejeria quiso zanjar esta peligrosa deriva en la que parece embarcada la dinámica plenaria y recordó que en un parlamento se escuchan "muchas cosas que no nos gustan". No obstante, diferenció las posturas enfrentadas del debate con "la falta de respeto" de este nuevo episodio y pidió "valor" a los parlamentarios para asumir sus palabras y acciones.