parís. Ante la información de que los servicios secretos estadounidenses no solo interceptaron decenas de millones de comunicaciones emitidas en Francia, sino que espiaron las embajadas francesas en Washington y Nueva York, el presidente francés, François Hollande, pidió ayer que la cuestión del espionaje de Estados Unidos a sus aliados europeos figure en la agenda del Consejo Europeo del jueves y el viernes próximos. Sin embargo, hasta ahora EEUU ha eludido con relativa facilidad las responsabilidades legales y políticas que podrían haber surgido de un escándalo de tal magnitud. Todas las autoridades estadounidenses citadas a comparecer ante el Parlamento Europeo han rechazado acudir. Mientras tanto, los embajadores citados por los Ministros de Exteriores de cada país también han sorteado dar detalles sobre el espionaje, sobre todo bajo el pretexto de no poder desvelar información que concierna a la seguridad nacional estadounidense, el manto bajo el cual han excusado su sistema de espionaje. Por ejemplo, solo en el caso de Francia, en el periodo de 30 días, entre diciembre de 2012 y enero de 2013, la NSA recopiló datos correspondientes a 70,3 millones de llamadas telefónicas.