La reforma sanitaria del demócrata Barack Obama -popularizada como Obamacare por los republicanos- avanza entre tropiezos en Estados Unidos. Desde el inicio de su tramitación en 2009 y su posterior aprobación, un año después, esta ley se ha convertido en el principal caballo de batalla de la oposición a la Administración Obama. La disputa llegó hasta el Tribunal Supremo, que el año pasado avaló la reforma de Obama al declararla constitucional, en un duro golpe para los republicanos. Pero estos no se han rendido en su cruzada. La Cámara de Representantes ha votado casi un centenar de veces por su abolición, pero ahora ha dado un paso más al vincular la Obamacare con a la aprobación de los presupuestos. Con esta maniobra, la oposición pretende privar de fondos a la reforma sanitaria y evitar así su entrada en vigor.
Así pues, la reforma sanitaria centra estos días el último tira y afloja entre las dos cámaras legislativas en un momento en el que el Gobierno se enfrenta a un posible cierre parcial el próximo martes por la falta de consenso. Los republicanos, con mayoría en la Cámara Baja, aprobaron hace una semana una propuesta de ley para condicionar la renovación de los fondos destinados al funcionamiento del Gobierno a la retirada de la financiación para la reforma sanitaria. Por su parte, el Senado, dominado por los demócratas, eliminó esta exigencia en una votación realizada el pasado viernes y devolvió el proyecto legislativo a la Cámara de Representantes. Esta va a realizar este fin de semana una nueva votación y, según adelantó ayer el líder republicano John Boehner, la intención es retrasar durante un año la entrada en vigor de la reforma sanitaria, prevista para enero de 2014.
"El pueblo estadounidense no quiere un cierre del Gobierno y tampoco quiere 'Obamacare'. Por eso, la Cámara votará dos enmiendas al proyecto aprobado por el Senado que mantendrán el Gobierno abierto y detendrán lo máximo posible la ley de salud del presidente", explicó ayer Boehner. La decisión que tome la Cámara de Representantes necesita de nuevo el visto bueno del Senado, que volverá a reunirse el lunes para una nueva votación. La posturas encontradas entre ambas cámaras y la falta de acercamiento entre los partidos a dos días del inicio del nuevo año fiscal ha aumentado la incertidumbre. El Congreso debe aprobar algún tipo de mecanismo de financiación antes del 1 de octubre o, de lo contrario, el Gobierno federal tendrá que suspender muchas de sus actividades y servicios.
Y mientras la disputa política en torno a la reforma sanitaria continúa con la misma intensidad y encono habitual, la legislación mantiene, por el momento su calendario. El 1 de enero de 2014 será una fecha clave, cuando entre en vigor la totalidad de la ley. Sin embargo, el martes será también un día señalado, no solo por el inicio del nuevo año fiscal y el vencimiento del plazo para que demócratas y republicanos lleguen a un consenso sobre los presupuestos, sino porque es cuando se dará a conocer el nuevo "mercado de seguros" a través de internet (HealthCare.gov o Cuidadodesalud.gov) que permitirá a los usuarios contrastar precios y servicios. Las pólizas entrarán en vigor en el momento que se realice el primer abono, a partir de diciembre, para que en enero ya puedan estar en funcionamiento.
Más de treinta millones de personas, entre ellas unos diez millones de latinos, que en estos momentos carecen de seguro podrían adquirir un seguro de entre el medio centenar de opciones que se les presentarán. Y quien no lo haga, se enfrentará a una multa cada año que no pague por una póliza. El objetivo de Obama es que todos los ciudadanos estén asegurados, para ello se han creado los "mercados de seguros" con precios asequibles para todas las rentas. La reforma permite que los estados, con subsidio federal, establezcan sus propios mercados de seguros para ciudadanos y dueños de pequeñas empresas o que lo dejen en manos del Gobierno federal. Esta última opción la han tomado 36 de los 50 estados.
Las condiciones El precio medio de estas pólizas es de 243 euros mensuales, según datos divulgados por la Administración Obama. El sistema ofrece diferentes niveles: el plan bronce, que sería el más barato, cubre hasta el 60% de los gastos; el plan plata, el 70%, y el plan platino, hasta el 90%. Asimismo, aquellos que ganen menos 10.000 euros al año podrán entrar en el sistema social de seguros Medicaid, un programa con fondos federales que desarrollan los Estados. Este punto, sin embargo, enfrenta dificultades. La reforma de Obama amplía el programa para incluir a 16 millones de personas adicionales; pero, en su sentencia, el Tribunal Supremo dictaminó que el Gobierno federal no puedo obligar a los Estados a expandir Medicaid.
Según explican desde el HealthCare.gov, en los nuevos seguros que se podrán adquirir a partir de ahora se ha eliminado cualquier discriminación por razón de salud, sexo o edad. La posibilidad de rechazar a pacientes por condiciones médicas preexistentes ha sido una de las mayores críticas del presidente demócrata al sistema sanitario estadounidense. Así, a partir del próximo año, se prohibirá que las compañías aseguradoras rechacen la cobertura a una persona, que le cobren precios más caros o denegarle determinados servicios por una enfermedad preexistente o por razón de su género o edad. Hasta entonces, y desde la aprobación de la reforma sanitaria en 2010, esta cuestión se ha resuelto con la creación de un plan de seguros médicos para pacientes con condiciones preexistentes que ha cubierto los gastos de más de 50.000 estadounidenses. Su total aplicación aún está en el aire.