Vitoria. Una vez encauzado el acuerdo PNV-PSE, ambos partidos deberán embarcarse en la búsqueda de, al menos, un tercer socio para aprobar la reforma fiscal en las Juntas Generales de Araba y en las de Gipuzkoa, donde carecen de la mayoría necesaria para activarla. A medida que se aproxime el arranque de esa segunda negociación, cabe esperar que PP y EH Bildu redoblen sus críticas al pacto para elevar el precio de su apoyo y acometer así las conversaciones desde una posición de fuerza. En ese esquema cabría encuadrar las últimas exhibiciones de músculo de los populares, que han aprobado su propio proyecto de modificación de los impuestos en la Diputación de Araba, y que han avisado de que no se limitarán a asumir tal cual el pacto PNV-PSE, sino que aspiran a dejar su impronta en el documento. Ayer fueron más allá y lanzaron un último órdago a las puertas de la firma del acuerdo entre jeltzales y socialistas, que se escenificará el lunes en presencia del lehendakari. El presidente del PP de Bizkaia, Antón Damborenea, avisó de que, si su partido no recibe una propuesta negociadora antes de la presentación del pacto a dos, no se sumará "a ese paripé".
PNV y PSE están dispuestos a introducir modificaciones en su acuerdo siempre y cuando no quede desnaturalizado, pero a los populares no termina de convencerles el formato de la negociación: cuando comenzó la ronda de partidos, los jeltzales se reunieron con el PP y EH Bildu para trasladarles su propuesta, pero esas conversaciones quedaron en barbecho después de que los socialistas pidieran cierta exclusividad al PNV. En concreto, reclamaron que cerrara primero un pacto con el PSE antes de estudiar la incorporación de terceros, lo que ha servido de enganche al PP para considerarse olvidado y para recalcar que no negocia con Sabin Etxea desde junio. No obstante, los cauces de interlocución siguen abiertos y el pacto podrá incorporar aportaciones. Tanto el PNV como el Gobierno Vasco han llamado públicamente al acuerdo desde que comenzaran los contactos, apelando directamente tanto al PP como a EH Bildu.
Los populares, conscientes del valor de sus votos y de su representación institucional -gestionan la Diputación de Araba, y EH Bildu hace lo propio con Gipuzkoa-, apostaron ayer por exigir una llamada de PNV y PSE antes del acuerdo del lunes, aunque el propio Damborenea rebajó el órdago dejando ver que, de no producirse esa toma de contacto, no cerraría las puertas al pacto. De hecho, se limitó a avisar de que, si jeltzales y socialistas firman su acuerdo el lunes, "será mucho más difícil negociar a partir de ahí". Según fuentes del PP consultadas por DNA, el partido no pide que se aplace la firma del lunes, sino que únicamente quiere recibir antes de esa fecha un "emplazamiento explícito de PNV y PSE para negociar un pacto de país". Bastaría con que ambos partidos contactaran con las filas de Arantza Quiroga para comenzar el tanteo y las conversaciones.
A pesar de su crítico discurso, sus palabras parecen encaminadas a exhibir músculo negociador ya que, en el fondo, las propuestas fiscales del PP no difieren en exceso de las planteadas por los jeltzales y los socialistas y, de hecho, se sitúan en la misma longitud de onda cuando apuestan por beneficiar a las empresas que generen empleo. Además, la subida de impuestos que atisba el partido en el documento se limita a las rentas más elevadas, una propuesta que no ha rechazado. Los propios populares han admitido que serán constructivos, y no han ocultado su voluntad de dar forma a un pacto a tres con el PNV y el PSE.
Ayer, sin embargo, Damborenea se mostró severo en una rueda de prensa en Bilbao. "Si no recibimos una propuesta antes del lunes, cuando ellos cierren su acuerdo, lo que habrá que entender es que aquí nadie busca el acuerdo con el PP, y esa será la responsabilidad de ellos. Lo que nadie entendería es que el PP en junio hubiera firmado un pacto fiscal con el PNV y le dijéramos al PSE que se sume", lanzó. Según relató, el PP negoció sobre fiscalidad con el PNV hasta junio, cuando podrían haber llegado a "un acuerdo bastante cercano", pero los populares mandaron después su propuesta al PSE al entender que también debía aportar su visión, si bien no habrían recibido respuesta. "Como el PNV se dedicó a negociar con el PSE durante los últimos dos meses y medio, desconocemos qué es lo que han pactado, si realmente han pactado algo en materia fiscal", criticó.
Acuerdos en Araba PNV y PSE podrían buscar la adhesión de PP y EH Bildu, o bien decantarse por uno de los dos -el PSE, por su parte, presentó ayer el acuerdo a UGT y CC.OO.-. También podrían optar por negociar con los populares en Araba y con la coalición abertzale en Gipuzkoa para garantizar la sintonía de cada Diputación con las normas fiscales que se aprueben en las Juntas de su respectivo territorio. De ese modo, la negociación se partiría en dos, con el desarrollo de sendas conversaciones diferenciadas en cada herrialde. También podrían buscar simplemente la abstención de esas dos fuerzas.
Ayer, por lo pronto, las declaraciones apuntaron a un modelo territorial de negociación. El portavoz del PNV en las Juntas de Araba, Ramiro González, se centró en criticar la propuesta del diputado general Javier de Andrés que, según sostuvo, conducirá a un descenso de la recaudación de 10,8 millones en dos años, mientras la propuesta PNV-PSE reportaría 250 millones extra a Araba en tres años. Ramírez avisó de que, en caso de no lograrse un pacto con el PP, jeltzales y socialistas presentarán su reforma a través de una proposición de norma foral.