Bilbao. A comienzos de 2013, las empresas y los poderes públicos coincidían en vaticinar un año crudo para el Estado y para Euskadi, peor incluso que 2012, y plagado de despidos y cierres de empresas. La sangría del paro no se ha detenido, pero desde distintos ámbitos comienza a ponerse el acento en que el desempleo esté aumentando este año en la CAV a un ritmo menor que en 2012. Entre enero y marzo perdieron su trabajo a través de un ERE 600 trabajadores, una cifra que, aun siendo muy elevada, refleja un decremento del 35% con respecto a los despidos registrados en el mismo periodo del pasado año. La tendencia se consolidaba en junio y julio, un dato en el que muchos quisieron ver que las empresas vascas habrían dejado atrás lo peor de la crisis, teniendo en cuenta que la moderación en la destrucción de empleo suele ser la antesala de la creación de puestos de trabajo. Poco después se conocía que Francia y Alemania, principales destinatarios de las exportaciones de la CAV, afianzaron su crecimiento en el segundo trimestre, una buena señal para las empresas y sus expectativas de venta en el exterior. En ese contexto, el lehendakari, aunque apelando a la cautela, quiso mirar ayer al futuro con "esperanza", y diagnosticar que "el nivel de las aguas de la crisis ha llegado a su punto más alto".

Iñigo Urkullu recurrió a esa metáfora en una visita al Centro de Coordinación de Emergencias de la Er-tzaintza de Txurdinaga cuando están a punto de cumplirse treinta años de las inundaciones. Con sus palabras, el lehendakari dejó ver que la CAV habría tocado fondo, de modo que la situación no podría empeorar, pero ese análisis no necesariamente querría decir que Euskadi se encamina hacia una recuperación inmediata. De hecho, podría darse el caso de que los actuales parámetros de paro y actividad económica se mantuvieran durante unos cuantos meses antes de entrar en curva ascendente. El jefe de Lakua, que acudió acompañado de la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, avisó de que aún queda "un largo camino por recorrer", aunque puntualizó que ve con esperanza el futuro porque ese camino es también, a su juicio, "más ancho".

controlar la crisis "Hemos construido entre todos un dique de contención que ha hecho que las aguas de la crisis estén siendo controladas, pero seguimos alerta porque no es el momento de alardes, sino de humildad", abundó. El lehendakari apeló al espíritu que ayudó a superar las inundaciones para considerar que, aunque hoy los problemas sean distintos, "el trabajo en común sigue siendo necesario para superar la inundación del desempleo y de la crisis económica, que conseguiremos superar con el espíritu del esfuerzo y del compromiso".

A pesar de las cifras sobre los ERE y el crecimiento en Europa, la CAV se enfrenta a un otoño complicado tras la pérdida de vigencia de buena parte de los convenios, y ante la posibilidad de que cientos de trabajadores vean cómo sus condiciones laborales pasan a ser reguladas por el convenio estatal y, si este no existe, por el Estatuto del Trabajador, lo que en la práctica significaría cobrar el salario mínimo -salvo que la empresa active un complemento para minimizar el impacto- y trabajar más horas. Esas condiciones afectarían al poder adquisitivo del trabajador y trastocarían el consumo, lo que, a su vez, llevaría a las empresas a recortar su plantilla.

Algunas empresas ya han dejado caer sus convenios, pero desde la patronal se insiste en que no será un comportamiento generalizado, sino que solo optarán por esa vía las firmas que lo necesiten para sobrevivir. Otras empresas han avanzado su intención de mantener las condiciones laborales al menos hasta el mes de diciembre, o incluso hasta mediados del próximo año. Nada se sabe de lo que pasará a partir de entonces. Los sindicatos, por su parte, han augurado conflictividad.

Por otra parte, los astilleros comienzan a recobrar el pulso, tienen pedidos en cartera y han botado dos buques tras la resolución del conflicto sobre el tax lease. Queda por ver si la tendencia se consolida, y en qué medida podría afectar a su actividad un recurso ante la justicia europea que, según Lakua, podría volver a sembrar la incertidumbre sobre el sector y ahuyentar a los clientes.

Además, el Gobierno vasco reconocía hace meses que la CAV no creará empleo hasta 2015, de modo que, salvo que cambie la previsión, la recuperación no será instantánea. En cuanto al Estado español, la prima de riesgo parece haberse estabilizado, pero persisten las incertidumbres sobre un tercer rescate a Grecia, la eliminación de los estímulos en Estados Unidos o la morosidad de la banca española, que podrían dar un vuelco a la situación económica y contagiar, por extensión, a Euskadi.

Urkullu también quiso mostrarse cauto ayer para no generar falsas expectativas, máxime cuando la alusión del Gobierno español de Zapatero a los brotes verdes en 2009, cuando lo peor aún estaba por venir, marcó el comienzo del declive de los socialistas. Según las últimas previsiones del Gobierno vasco, el PIB de la CAV crecerá un 0,8% el próximo año, aunque sin crear empleo; y ascenderá un 1,5% en 2015, cuando se generarían 6.000 puestos de trabajo. Entre este y el próximo año se destruirían 26.000 empleos.

solidaridad Urkullu animó a recorrer el camino hacia la recuperación, un camino "de esfuerzo y superación que volveremos a recorrer juntos con éxito". En ese sentido, el jefe del Gobierno vasco apeló a la "unión ciudadana" tras las inundaciones para instar a los vascos a recuperar esa "entrega solidaria desinteresada" porque "Euskadi debe salir adelante".

A pesar de que el lehendakari considere que la CAV transita en la dirección correcta, la oposición cree que no ha conseguido dar con la tecla que resuelva los problemas de Euskadi. En ese sentido, el secretario general del PSE, Patxi López, aseguró ayer en una entrevista en formato Twitter con el medio digital ZoomNews que al Ejecutivo vasco le faltan "ideas, propuestas y determinación para enfrentarse a la crisis sin que paguen los de siempre". Tras asegurar que Euskadi necesita convivencia y tolerancia tras el cese de ETA, pero también salir de la crisis, aseguró que no ve "muy acertado" al lehendakari en esos dos campos de actuación, y criticó la "parálisis" de su gabinete.