Tras ejercer como secretaria general del PCE-EPK, Isabel Salud fue elegida coordinadora de Ezker Anitza-IU en sustitución de Mikel Arana después de los adversos resultados de las elecciones autonómicas de octubre.

Teniendo en cuenta el actual tirón de IU en el Estado, ¿el hecho de que Ezker Anitza no esté representada en las instituciones se puede considerar una anomalía?

Tenemos 10.000 votos más que UPyD, y sin embargo no estamos representados en el Parlamento Vasco por culpa de una ley electoral que provoca que todos los votos no valgan lo mismo. Esto castiga a las fuerzas más pequeñas, y en este caso está muy claro. Dicho esto, no estar en las instituciones supone que sufrimos un apagón mediático, y eso siempre es una dificultad, porque si no sales en los medios parece que no existes, lo que suplimos con mucho trabajo a pie de calle.

¿Se puede decir que el panorama político vasco está incompleto? ¿Hay ciudadanos que se han podido quedar sin referente?

Sí, sin lugar a dudas. En Euskadi hay un espacio que vota a una fuerza que defiende lo que nosotros defendemos, que conecta con nuestros principios. Una fuerza anticapitalista, republicana y que aboga por un modelo federal de organización del Estado.

¿Su objetivo principal de cara a las próximas citas con las urnas será combatir el bipartidismo?

Las encuestas marcan una tendencia clara a la baja de los dos grandes partidos. Arrojan que PP y PSOE van a perder votos, y que IU va a crecer de una forma importante. Estamos trabajando en esa línea y las propuestas que estamos haciendo en torno a cómo salir de la crisis conectan con el malestar de la gente, con el cabrero que hay con todo lo que está pasando políticamente.

¿Cómo valora la acción del Gobierno liderado por Iñigo Urkullu?

Hay una falta de iniciativas terrible. Está llevando a los tribunales todas las propuestas que vienen de Europa y de España, y si no le dan la razón, las aplica. No hay una actuación más contundente para hacer valer nuestro autogobierno, cuando el Gobierno de Rajoy está invadiendo muchas competencias, lo que nos parece una barbaridad. Siempre hemos defendido que la gestión se haga lo más cerca posible a la ciudadanía y vemos que hay una involución hacia un Estado centralista. Ante esa situación, el Gobierno de Urkullu no está teniendo una actitud valiente de confrontación, porque eso impediría algunos recortes que hemos sufrido.

¿Cuáles son los pasos prioritarios que se tienen que dar para cimentar el actual tiempo sin violencia de ETA, y quién tiene que darlos?

Lo primordial es que ETA desaparezca, que anuncie su disolución y su desame. A partir de ahí, el Gobierno de España tiene una actitud de gran irresponsabilidad porque en lugar de estar negociando con ETA los aspectos del desarme, su inacción puede retrasar esa disolución definitiva. Y la izquierda abertzale tiene que hacer un recorrido muy grande en el sentido de rechazar la violencia como un instrumento de intervención política y de reconocer el daño que ha causado. Siguen pensando que los 50 años de terrorismo han servido de algo y que ahora están en una nueva fase, pero eso no vale, hay que hacer un rechazo expreso.

Prácticamente ningún ámbito se está librando de una progresiva precarización en el actual mandato del PP en La Moncloa. ¿Cómo cree que está gestionando la crisis?

Está gestionando a favor de los poderosos, de los que más dinero tienen. Lo que pasa es que es sangrante que en estos tiempos un partido no tenga una sensibilidad hacia cosas esenciales como que los niños coman tres veces al día, que los parados tengan cubierto un sueldo mientras no haya trabajo para todos, o que paren los desahucios. Que no se aseguren cosas básicas como la educación, la alimentación, la vivienda, un trabajo, una sanidad y una educación cuando las grandes empresas y los bancos están sacando beneficios es terrible. Es una situación totalmente rechazable, de falta de ética y de moral de los que nos gobiernan.

¿Cuáles son las recetas de Ezker Anitza-IU contra la crisis?

Una reforma fiscal para que pague más el que más tiene, perseguir el fraude fiscal y la economía sumergida, establecer un impuesto a la banca y una banca pública para que fluya el crédito a empresas y familias, empleo público para reforzar los servicios sociales e incentivar la economía también desde lo público.

Parece que los ecos del 15-M se han atemperado. ¿Qué grado de movilización ciudadana existe hoy día?

Creo que la movilización social ha crecido de forma espectacular. Lo que pasa es que falta un paso más, la organización social, porque si salimos a la calle y luego volvemos a casa, sirve de poco. No me refiero solo a los partidos, sino a asociaciones educativas, deportivas, de vecinos... Todo tipo de movimiento que trabaje lo social. La gente debería participar en la gestión pública de forma continuada, y por eso uno de los ejes de nuestra política es la participación de los ciudadanos en aquellos asuntos que les afectan.

El 'caso Bárcenas', el 'caso Urdangarin', el de los ERE de Andalucía... ¿La regeneración de la política es una cuestión inaplazable?

Totalmente. La corrupción hace mucho daño a la política y a la democracia. Porque la política es una actividad de servicio al ciudadano, pero no de servirse del ciudadano. Desgraciadamente, el sentido último de la política está muy corrompido. La corrupción es el cáncer de la democracia, y es una vergüenza porque además están robando a la ciudadanía.