Bilbao. Cuando el estado de salud del preso de ETA Iosu Uribetxebarria y, sobre todo, la conveniencia de que permanezca en libertad condicional están siendo cuestionadas desde algunos ámbitos, el vecino de Arrasate continuó ayer con su rutina y acudió al Hospital Donostia para someterse a una revisión médica que, según fuentes de Herrira, formaba parte del tratamiento médico que sigue en dicho centro como consecuencia del cáncer terminal que padece. No tenía nada que ver, por tanto, con ningún requerimiento de la Audiencia Nacional, según la asociación a favor de los presos de ETA.
El recluso, que llegó a las 8.55 horas, recorrió el trayecto que separa el aparcamiento del Hospital, unos 200 metros, por su propio pie, aunque agarrado del brazo de un joven que le acompañó hasta la zona donde se realizan las resonancias magnéticas. Tras someterse a diversos reconocimientos, salió del centro hospitalario a las 11.15. Las pruebas que le han sido realizadas hasta la fecha por los especialistas en Oncología y Radioterapia del Hospital Donostia apuntan a que su situación es "irreversible", ya que su estado de salud no mejora, por lo que se considera que podría vivir meses.
El pasado viernes, el juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, emitió un auto en el que reiteraba que el preso del grupo armado debe ser examinado por los dos forenses a los que encomendó un nuevo informe sobre la evolución del cáncer que padece, argumentando que está obligado a ello por su situación de libertad condicional. El magistrado resolvía así el recurso que presentó días antes la abogada de Uribetxebarria, Ainhoa Baglietto, en el que se oponía a que fuera reconocido por dos forenses de la Audiencia Nacional para la elaboración de ese nuevo informe. Propuso, en cambio, que el juez se hiciera con el historial clínico y los informes médicos del Hospital Donostia, en el que está siendo tratado, y cuyos resultados, según la letrada, "son objetivos".
Situaciones límite Iosu Uribetxebarria fue condenado a 178 años de cárcel por el asesinato de tres guardias civiles y el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Fue excarcelado en septiembre de 2012 al sufrir un cáncer terminal y para continuar con su tratamiento fuera de prisión. Al parecer, en los últimos diez meses ha sobrevivido a dos situaciones límite provocadas por una trombosis y una hidrocefalia.