ZUMAIA. Familiares y amigos del empresario Joxe Mari Korta, asesinado por ETA el 8 de agosto de 2000, aseguraron ayer que la ciudadanía debe "interiorizar" que no puede aceptarse "ninguna justificación política de la violencia" y que aquellos que "callan" se convierten en "cómplices de la misma". La Fundación Joxemari Kortaren Bidetik homenajeó en Zumaia al empresario asesinado con la presentación de un decálogo y la celebración de una concentración, en la que estuvo presente el coordinador de Sortu en Gipuzkoa y expreso de ETA, Joxean Agirre.

La fundación llamó a "toda la sociedad civil a trabajar seriamente en la pacificación del país". La nueva etapa tras el anuncio de cese de la actividad armada que hizo ETA en octubre de 2011 requiere otros parámetros. Por ello, Bidetik presentó ayer diez reflexiones sobre la convivencia y la reconciliación que entregaron después a los dirigentes que acudieron al homenaje en recuerdo del empresario asesinado por ETA en el año 2000.

Los portavoces de la fundación Jesús Mari Mujika, Jesús Alberdi y Andoitz Korta -el hijo mayor del que fue presidente de Adegi- pidieron "prudencia y honestidad" en ese camino para la paz. Bidetik no exigirá a quienes han secundado o practicado la violencia "los máximos éticos -arrepentimiento, petición de perdón?-, pero tampoco aceptará nunca ninguna declaración o planteamiento en el que las muertes de Joxe Mari y de todas las víctimas sean presentadas, directa o indirectamente, como sucesos tristes pero inevitables". Por esta razón, reclamará "siempre, además de considerar que fueron actos nocivos para nuestro país, el reconocimiento de que fueron asesinatos injustos".

En este nuevo escenario no es baladí el uso del lenguaje y la fundación que recuerda el legado del empresario llamó, como hacía Korta, al diálogo "con todos los que quieren construir esa paz, aunque resulte doloroso". Unas conversaciones para las que Bidetik consideró que debe haber dos condiciones. Por un lado, "superar el silencio del miedo y recuperar el silencio del respeto; sin esto último no es posible el respeto y consideración a las víctimas".

Por otro lado, pidió "utilizar las palabras con honestidad y precisión, procurando, en la medida de lo posible, dar entrada a aquellas que nos puedan acercar. Hay que evitar las palabras que solo buscan ofender y, en consecuencia, solo dificultan la convivencia".

Los representantes, que dejaron claro que no son unos principios que "van contra nadie", incidieron en la presentación en que "los valores éticos que posibilitan la convivencia hay que trabajarlos especialmente desde la educación" y llamaron a interiorizar -para evitar la repetición de episodios violentos-"de forma rápida y contundente que en nuestra sociedad no se puede aceptar ninguna justificación de la violencia".

La sociedad vasca, "que durante muchos años se ha acostumbrado demasiado a la violencia y a la degradación moral que ello conlleva", debe posicionarse ante estas porque, de lo contrario, quien no lo hace "y se calla se convierte en su cómplice".

Entre las conclusiones recogidas tras un año de trabajo y aprobado por los miembros de la fundación por unanimidad, Bidetik destacó que "es importante que los primeros movimientos" en torno a la paz y la convivencia se den "pronto, y con firmeza y decisión".

Pasos que no dejan "lugar para la soberbia: no tienen cabida manifestaciones del estilo de nosotros hemos traído la paz... nosotros somos los únicos vencedores, etc.", declaraciones que se han solido leer de miembros del primer Gobierno vasco liderado por el PSE y por su socio preferente, el PP, cuyos principales dirigentes se ausentaron del homenaje de ayer.

La fundación explicó que el reconocimiento de que las acciones de ETA fueron "asesinatos injustos" es "condición primera y fundamental" de respeto a las víctimas, algo que no sucedió en el comunicado de octubre de 2011 y que provocó una mezcla de "alegría" y "profundo dolor".

Las víctimas, aseguraron, deben tener "derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación". Aspectos que suponen "los puntos de partida de la actitud que debe desarrollar la sociedad. Después, y como consecuencia, vendrían el reconocimiento del daño causado, la posible reparación, y, desde luego, la decisión de renunciar a la violencia. Las víctimas tienen todo el derecho a construir su relato, a expresar su dolor y su enfado, y a ser escuchados". Bidetik se comprometió a "trabajar en un plano prepolítico" y reclamó a las formaciones "estar abiertos a visiones que superen los intereses partidistas".

Recuerdo Tras la presentación del decálogo y ya en el exterior de la empresa, donde fue asesinado hace 13 años el que fuera presidente de Adegi, tuvo lugar una concentración silenciosa. Además de allegados y familiares -algunos visiblemente emocionados-, acudieron dirigentes de la mayoría de los partidos, que recogieron el documento de Bidetik.

Lo hizo Joxean Agirre de manos de Mujika y lo hicieron los representantes de distintas instituciones. Entre las que asistieron, la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco, Arantza Tapia; el secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández; las presidentas del Parlamento Vasco y las Juntas Generales de Gipuzkoa, Bakartxo Tejeria y Lohitzune Txarola. Del Gobierno foral asistieron los diputados Jon Peli Uriguen e Ikerne Badiola y la directora de Derechos Humanos, Marina Bidasoro.

Del PNV asistió una destacada representación del GBB, con su presidente, Joseba Egibar, al frente; de UPyD, el parlamentario Gorka Maneiro; y de EH Bildu, además de Agirre (Sortu), Pello Urizar (EA); y Rebeka Ubera (Aralar).

También se acercaron Gorka Landaburu, víctima de ETA, la exparlamentaria de Aralar Aintzane Ezenarro, el director de los Cursos de Verano José Luis de la Cuesta y los presidentes de Confebask y Adegi, Miguel Ángel Lujua y Pello Guibelalde.