BILBAO. El PP está buscando argucias parlamentarias para que Mariano Rajoy se pronuncie sobre el caso Bárcenas de cara a poder evitar la moción de censura socialista contra el presidente español. Una de las posibilidades que se baraja es que sea la propia formación popular quien solicite la celebración de un Pleno extraordinario para que acuda su líder o que sea el propio jefe del Ejecutivo el que pida comparecer. En las filas populares se hallan, por un lado, los diputados y miembros del Gobierno que piensan que la moción supondría tumbar definitivamente la figura política de Alfredo Pérez Rubalcaba; y, por otro, una mayoría que estima que esta iniciativa es justo lo que menos necesita España. Entre tanto, y con la situación abierta, Rajoy espera a que sea el paso del tiempo el que despeje el horizonte, sobre todo ante el temor de que en los días venideros Luis Bárcenas desempolve más mensajes de móvil e incluso conversaciones que sitúen el termómetro del caso al rojo vivo.

Por si hay que evitar la moción, los estrategas del Gobierno están metidos en faena. El presidente español no quiere ni por asomo someterse a una sesión monográfica en la que todos los grupos de la oposición le atacarían hasta dejarle retratado, de manera que el PP baraja convocar un pleno la última semana de julio y colocar una sesión de control, es decir, una comparecencia light, donde Rajoy tendría que responder a lo sumo a tres preguntas que le llevarían alrededor de siete minutos y medio de tiempo -dos y medio por cada una de ellas- para, a su entender, zanjar lo acontecido con su extesorero. En esta tesitura, el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, subrayó ayer que Rajoy irá al Parlamento "cuando le obligue la política, no cuando le obliguen Rubalcaba y Bárcenas". Y a la pregunta de cuándo será eso respondió que "obviamente cuando la mayoría de la Cámara lo decida", dando a entender así que será la mayoría del PP la que dé luz verde a esa comparecencia del presidente.

Es evidente que al PP se le acaban los argumentos para justificar la ausencia de Rajoy en el Parlamento pero tampoco desea que quede la sensación de que el PSOE y Bárcenas se salen con la suya. El órdago socialista ha alcanzado la fibra más sensible de algunos de los diarios internacionales de referencia, como el Financial Times, el Wall Street Journal y Le Monde entre otros, que visualizan a un mandatario acorralado por su resistencia a someterse al control del Congreso. Por eso, fuentes populares admiten que si finalmente Rajoy acude es mejor que sean ellos quienes manejen los tiempos que no hacerlo en el transcurso de una moción de censura más extensa y en la que el peso del discurso lo tendría el candidato alternativo, es decir, Rubalcaba. Mientras, el portavoz del PP Alfonso Alonso señaló que la posición de su grupo se conocerá el día 24, fecha prevista para la celebración de la Diputación Permanente que decidirá sobre las peticiones de comparecencia. Varios parlamentarios populares coinciden en subrayar que la dialéctica es una de las mejores cualidades de Rajoy y, por lo tanto, una comparecencia antes de agosto es la solución más viable. "Donde más fuerte es Rajoy es en el Parlamento", destaca un miembro de la Ejecutiva, para quien la "moción tiene muchos daños colaterales".

sin subterfugios Pero el PSOE dice que no aceptará subterfugios. Su portavoz en el Congreso, Soraya Rodríguez, zanjó ayer en Cuatro que no habrá soluciones intermedias. "Nuestra decisión es clara y firme: o comparece el presidente del Gobierno o presentaremos la moción de censura". Entre dos fuegos se coloca el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, quien se volvió a mostrar contrario a la celebración de una moción, pero sí convencido de la necesidad de que Rajoy se explique. Por su parte, el portavoz adjunto del PNV en el Congreso, Pedro Azpiazu, incidió en Onda Vasca en que la moción "está condenada al fracaso" y a partir de que el presidente "comparezca y dé explicaciones claras al respecto, será cuando se vayan adoptando las responsabilidades políticas, que eso sí que le corresponde al señor Rajoy".

En medio de este azote para el Ejecutivo español, casi toda la oposición decidió bloquear el debate sobre el proyecto de Ley de Transparencia -al que el Gobierno popular le concede suma importancia- hasta que Rajoy no comparezca en el Congreso. Por otro lado, el senador socialista Emiliano García-Page exigió la dimisión de María Dolores de Cospedal, porque estima que ha podido cometer al menos dos delitos -financiación ilegal y delito electoral-, por los 200.000 euros que el PP admite que transfirió al PP de Castilla-La Mancha y que no están en las cuentas oficiales, ni en la contabilidad electoral, ni en la ordinaria.

Protesta contra la corrupción ayer ante la sede del PP en Madrid. Foto: efe