TRES años ejerciendo el papel de esposa ignorante amparándose en el mismo discurso: "Yo firmaba lo que mi marido me ponía delante" porque la economía familiar era competencia exclusiva de Luis Bárcenas.

Rosalía Iglesias VIllar, astorgana de 53 años y amnésica cuando el juez Pablo Ruz le ha cuestionado sobre la supuesta venta de dos cuadros en la que se embolsó más de medio millón de euros, se erige en el punto débil del extesorero del PP, encarcelado en la prisión de Soto del Real y sabedor de que todo aquello que declare puede repercutir directamente en el futuro procesal de su mujer, de ahí que de ella dependa también todo lo que el ex senador llegue a tirar o no de la manta contra la flotación de la formación popular.

Hija de un camionero que montó una empresa de transportes, Rosa es la menor de una saga de cinco hermanas, una de ellas fallecida en 2011, que residía en el humilde barrio de San Andrés, hasta el extremo de que los ingresos familiares le impidieron cursar carrera académica y le obligaron a ponerse a trabajar. Así hasta que con 20 años hizo la maleta y se fue a Madrid.

En este punto, las versiones difieren. Hay quien sostiene que su noviazgo con el hijo de un militar le ayudó a entrar en la extinta Alianza Popular, mientras que otros aseguran que su tarea en una peletería le sirvió de trampolín hacia el partido al conocer a gente de la alta sociedad, entre la que podría estar el extesorero del PP Ángel Sanchís, el mismo que colocó a Iglesias como secretaria de Jorge Vestrynge en 1983, hasta que le traspasaron al equipo de Bárcenas.

"Guapa, inteligente y fiel", le describen. Medio año tardó en producirse el flechazo sentimental con quien controlaba las cuentas del PP, que acababa de salir de un matrimonio tormentoso de cuya relación tenía un hijo.

Pero en 1989 se desposaron en la embajada de Francia en régimen de separación de bienes y, poco después, tuvieron a Guillermo que hoy, con 24 años, compone y toca sus propios temas a la guitarra, entre ellos el himno de la pasada Eurocopa de fútbol para la cadena Intereconomía.

En paralelo, la trayectoria profesional de Bárcenas se disparaba como un rayo y Rosalía, en segundo plano, lucía ya abrigos de visón, bolsos de Loewe y perfume de Chanel número 5.

Hasta su imputación pocos sabían de sus andanzas con la jet. Ahora hace ademán de verse molesta por el ruido mediático junto al edificio del número 34 en la calle Príncipe de Vergara, de estilo señorial, con portería, servicio, escalones de mármol cubiertos con moqueta marrón y un ascensor de los de antaño.

Sus salidas eran escasas antes de la orden de prisión para su marido, más allá de ir a actualizar la cartilla -con sombrero ricachón y gafas de sol de víctima doliente- en una cercana sucursal de Bankia donde es titular de una cuenta en la que, según cifró la Unidad de Delitos Fiscales y Económicos (UNEF) y la Oficina Nacional de Investigación Financiera, habría amasado en 2007 hasta 11 millones de euros, pese a estar en situación de desempleo. Y es que desde 1996 no se le conoce trabajo remunerado, aunque eso no le ha privado de aficiones tan poco baratas como la de coleccionar antigüedades, los abrigos de piel, las prendas y bolsos de marca, o el esquí en estaciones internacionales. Y además pagando al contado.

Instantáneas del matrimonio junto las hay a cuentagotas. Otra historia son las propiedades que acumulan. En la capital de España, los Bárcenas-Iglesias tienen un piso en la citada calle Príncipe de Vergara y tres plazas de garaje en la calle Don Ramón de la Cruz. Según se ha desvelado, las posesiones en la capital se pusieron a nombre de Rosalía al poco de ser imputado el ex tesorero. Con todo, siempre fue ella la titular de la mayoría de posesiones.

La joya de la corona es una casa de montaña al lado de la estación de esquí de Baqueira Beret, de 150 metros cuadrados por la que pagaron un millón de euros en el verano de 2008. A ella se suma el piso de la calle Vergara, de 315 metros cuadrados y con un valor catastral de 245.888 euros, y un piso de 277 metros cuadrados y con dos plazas de garaje en la urbanización marbellí de Guadalmina, con un valor catastral de 100.899 euros -cifras de 2009- ya que el valor de mercado de los inmuebles puede ser hasta cuatro veces superior.

En la misma ciudad malagueña figuran dos locales a su nombre, allí donde tantas vacaciones de verano pasaron junto a otra pareja popular, los Sepúlveda- Mato, y con el cerebro de la red Gürtel, Francisco Correa.

En el penúltimo episodio de esta trama, Ruz ordenó bloquear cuatro cuentas del matrimonio. Tres depósitos se abrieron en la sucursal de Bankia del Barrio de Salamanca a nombre de Bárcenas, su esposa y Conosur Land SL, empresa de ambos. No en vano, Rosalía cobró entre abril de 2012 y abril de 2013 casi 4.000 euros al mes en concepto de pago nómina y renta mes de la empresa. El cuarto está en el Atlantic Capital Bank de Atlanta a nombre de La Moraleja SA, presidida por el hijo de Sanchís. La cuenta de Bankia a nombre de Bárcenas registró abonos entre abril de 2012 y abril de 2013 por un importe total de 140.460 euros. El último capítulo se produjo el pasado viernes, cuando el Sepblac (Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales) detectó otras cinco cuentas bancarias del extesorero en Caixabank. Y mientras, Rosa, la del rictus pétreo, se esconde luciendo anillo de diamantes de la alta burguesía, montando en un Citroën 5 alquilado entre flashes y un porvenir poco gratificante. En sede judicial siempre se ha acogido al "yo de esto no sé nada" y solo ha admitido cierta actividad como restauradora, si bien en la tienda de antigüedades debajo de su piso, con 70 años de vida, no la recuerdan como clienta. Y ella rogando para que no haya un desliz de su marido que, además de llevarse por delante al PP, lo haga también con ella si acaba tirando de la manta.