Vitoria. El Gobierno Vasco tenía asumido que la gestión de la paz no sería sencilla, y que los pasos en ese terreno podrían desatar las tensiones internas del PP. Aunque hasta hace poco había mantenido una comunicación fluida con Mariano Rajoy, la relación entró en zona de turbulencias después de que Lakua presentara su Plan de Paz y su informe de vulneraciones de los derechos humanos que, al no contemplar en exclusiva a las víctimas de ETA, incomodó a unos populares que entendían que el equipo de Iñigo Urkullu mezclaba todas las violencias en un intento de contentar a la izquierda abertzale. Además, interpretó que buscaba retener la gestión del Centro Memorial de las Víctimas, cuando el proyecto fue concebido la pasada legislatura como una iniciativa conjunta de ambos gabinetes. Interior avisó de que el centro tendría un carácter “nacional”, y que se circunscribiría a los damnificados por la acción de ETA. Ambas partes tuvieron ocasión de reconducir ayer su relación en sendos encuentros celebrados en Madrid, y que respondían a la petición de cita cursada días antes de que estallara la polémica por la consejera de Seguridad Estefanía Beltrán de Heredia.

En concreto, ambos gobiernos celebraron una reunión para debatir sobre cuestiones de seguridad y coordinación entre los cuerpos policiales estatales, y otro para que el secretario de Paz y Convivencia Jonan Fernández explicara sus planes y “quitara miedos” a Madrid. Las reuniones duraron una hora cada una y se celebraron a partir de las 17.00 en Interior. Aunque no quisieron ofrecer detalles sobre las impresiones de Madrid ante los Planes de Paz para preservar la lealtad en las relaciones, fuentes del Gobierno Vasco explicaron a este diario que los encuentros se desarrollaron en un clima de cordialidad y normalidad. Una cuestión que no resultaría menor si se tiene en cuenta que el objetivo de las entrevistas pasaba precisamente por reconducir las relaciones y por recuperar la interlocución tras varias jornadas de rifirrafes ante los medios de comunicación.

En concreto, precisaron que “se abre una etapa de diálogo” en la que los dos gobiernos aportarán sus propuestas. Aún no se ha puesto fecha a ningún encuentro futuro, ni tampoco se ha concretado si los interlocutores serán el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz y el secretario de Paz y Convivencia Jonan Fernández. Fuentes de Interior consultadas por este periódico se limitaron a apuntar que las reuniones habían sido “positivas en cuanto a toma de contacto”, y que habían discurrido en un clima “favorable”. “En cuestiones de paz, el Gobierno ha expresado su postura”, sintetizaron. Los encuentros no alumbraron ninguna decisión, puesto que tampoco era ese el objetivo del cónclave.

A la reunión de seguridad acudieron el secretario de Estado del ramo, Francisco Martínez, y sus ayudantes más cercanos; el viceconsejero vasco de la misma área, Josu Zubiaga, y el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo. Tanto fuentes de Lakua como de Madrid explicaron a este medio que el encuentro sirvió para poner sobre la mesa las cuestiones que deberían ser abordadas en una próxima reunión de la Junta de Seguridad. Desde el departamento de Beltrán de Heredia aseguraron que no han planteado como tal el repliegue de las fuerzas estatales de la CAV, sino que han buscado un resquicio reclamando que se respeten las atribuciones de la Ertzaintza y su condición de policía integral y que, al menos, no haya interferencias en las competencias delimitadas por el Estatuto.

A la cita sobre paz, por su parte, asistieron Martínez, Zubiaga, Jonan Fernández y la directora de Derechos Humanos Mónica Hernando. Tras ella, Fernández aclaró que ambas partes han clarificado cuáles son las posiciones sobre el Memorial, y matizó que “no está en duda quién lo va a dirigir: es un proyecto cuya iniciativa corresponde al Gobierno español”. Además, rechazó detallar sus conversaciones sobre paz porque “las indiscreciones hacen estropear estos trabajos”.