Madrid. El exdirector del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid) Emilio Alonso Manglano falleció ayer en Madrid a los 87 años. En mayo de 1981, tres meses después de la intentona golpista del 23-F, y bajo el Gobierno presidido por Leopoldo Calvo Sotelo fue nombrado director general del Cesid, máximo órgano de información dependiente del Ministerio de Defensa.
A principios de la década de los noventa se vio obligado a comparecer en relación con algunos asuntos que salpicaron la vida judicial española. El más importante tuvo lugar el 12 de junio de 1995, cuando se descubrió que el Cesid venía grabando desde 1984 conversaciones telefónicas a personajes de la vida pública, entre las que se encontraba Juan Carlos I. Destapado el caso, Manglano puso su cargo a disposición del Gobierno, que aceptó su dimisión, aunque se mantuvo en el puesto hasta el 7 de julio de 1995, cuando el Consejo de Ministros nombró a su sucesor, el general de división Félix Miranda Robredo. También dimitieron por la misma causa los entonces vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y ministro de Defensa, Julián García Vargas. Pese a todo, el sustituto de éste, Gustavo Suárez Pertierra, nombró a Manglano asesor de su departamento.
Manglano fue juzgado junto al entonces jefe de operaciones del Cesid, el excoronel Juan Alberto Perote, condenado en 1997 por un delito de revelación de secretos que acabó destapando la existencia del GAL. En febrero de 1996 se archivó el caso al estimar que las escuchas no constituyeron delito por ser aleatorias y necesarias para proteger intereses vitales del Estado. La Audiencia Provincial de Madrid estimó parcialmente los recursos de los afectados y reabrió el caso una vez destituido Manglano como asesor del Ministerio de Defensa. Finalmente, el 26 de mayo de 1999, la Audiencia lo condenó a seis meses de arresto por un delito continuado de escuchas ilegales telefónicas y a ocho años de inhabilitación absoluta. Manglano recurrió ante el Tribunal Supremo, que confirmó la sentencia. El Constitucional ordenó la repetición del juicio y fue finalmente exculpado.
Un año antes, el 4 de abril de 2003, la Audiencia Provincial de Araba le había condenado a tres años de prisión por las escuchas a la sede de Herri Batasuna de Gasteiz, aunque el Supremo lo absolvió.
Manglano además también tuvo que visitar los tribunales tanto en condición de testigo como de imputado en otras causas como la denominada Operación Mengele (en la que se investigaba la presunta utilización de mendigos cono cobayas humanas), el secuestro de Segundo Marey -primera acción reivindicada por los GAL-, los asesinatos de Lasa y Zabala, el caso Oñaederra relacionado con el asesinato de un miembro de ETA en Baiona o un atentado de los GAL que provocó cuatro muertos en 1985 en Hendaia.
Nacido en Valencia el 13 de abril de 1926, Manglano ingresó en la Academia General Militar cuando tenía 18 años. Cumplió su primer destino en Ceuta, en el Tercio Duque de Alba II de la Legión, entre 1949 y 1952 y posteriormente estuvo en el Regimiento de la Guardia de Franco y en el Batallón de Infantería del Ministerio del Ejército. En 1978 fue nombrado jefe de Estado Mayor de la Brigada Paracaidista.
Emilio Alonso Manglano. Foto:efe