PARÍS. "Confío en la justicia francesa y espero que terminen sus vidas en las cárceles francesas", ha declarado José Centeno, el padre de Raúl, y guardia civil como su hijo, ante las siete juezas del tribunal, que ha querido escuchar a los familiares que se han constituido en acusación particular en el proceso.

Al presentarse a las magistradas francesas, José Centeno ha señalado que, como el resto de su familia, vive "en un país libre, como Francia, (...) con un Estado de derecho donde no cabe el terrorismo que esta banda de asesinos nos impone con su terror".

Su esposa, Blanca Esther Bayón, ha reiterado un mensaje muy similar: "confío en la justicia francesa y les pido la máxima pena para ellos y que terminen sus días en la cárcel y en Francia, que es donde causaron el asesinato".

La madre de Raúl Centeno ha explicado que desde la pérdida de su hijo, que tenía 24 años cuando fue asesinado, tuvo que dejar el trabajo e iniciar un tratamiento psiquiátrico, al igual que su esposo y su otro hijo: "desde entonces mi familia ya no es lo que era, no tenemos una vida normal".

Ha insistido en que quiere "la máxima pena para los asesinos", a los que ha reprochado que lo único que han conseguido con su actividad terrorista es "más odio, más rabia, más terror".

"No entiendo por qué en España, que tenemos democracia, unas personas que dicen luchar por un ideal matan a personas inocentes (...) por la espalda, ponen bombas (...) sin importar que haya personas inocentes. No lo considero una lucha, lo considero una cobardía", ha argumentado.

José Centeno se ha quejado también del trato recibido en el Palacio de Justicia de parte de los familiares de los etarras que se sientan en el banquillo -"los insultos que nos prodigan en los pasillos"-, y ha señalado que, a diferencia de la primera jornada de juicio de ayer, "hoy no han tenido valor para hacer venir a sus hijos" y mostrar "lo que hacen sus padres".

Ha aludido así a los informes de los forenses cuya presentación ha ocupado la primera parte de la audiencia de la tarde, durante la que se ha precisado con detalle científico las heridas mortales que recibieron los dos guardias civiles en la cabeza por los tiros a bocajarro de los tres presuntos asesinos el 1 de diciembre de 2007.

Mientras la forense Sophie Gromb ha detallado por vídeo-conferencia desde Burdeos su síntesis de las autopsias, el padre de Centeno ha estado mirando fijamente a los seis acusados presentes en la sala (la séptima, Iratxe Sorzábal Díaz, sigue en busca y captura), y en particular al que aparece en el sumario como el principal responsable del crimen, Mikel Carrera Sarobe, "Ata".

Tanto "Ata" como los otros etarras que comparecen ante el tribunal, han puesto la vista en la pantalla donde se proyectaba la imagen de Gromb, que daba cuenta de los impactos de bala recibidos por Centeno -que fue rematado- y por Trapero, de 23 años, -que estuvo en coma hasta que falleció el 5 de diciembre en el hospital de Baiona, donde se le extrajeron varios órganos para trasplantes-.

El padre de este último, que también se llama Fernando Trapero y es igualmente guardia civil, ha lamentado no encontrarse con fuerzas para desgranar el mensaje que había previsto para el tribunal y se ha limitado a responder a algunas preguntas de la presidenta, como que su hijo tenía novia con la que iba a casarse.

Fernando Trapero, que no ha podido estar acompañado de su mujer en París porque "no tiene fuerzas", y que se ha emocionado cuando se ha proyectado en la pantalla de la sala una foto de su hijo vestido de uniforme, ha comentado que para éste "era su ilusión desde pequeño" convertirse en guardia civil.

Ha indicado que estaban al corriente de que trabajaba en la lucha contra ETA y de que para ello viajaba en ocasiones a Francia, pero sin tener conocimiento de los detalles de lugares o fechas.

Por su parte, María Belén Trapero Blázquez ha hecho hincapié en la situación de sufrimiento en que han quedado sus padres.