madrid. El cierre en falso del caso Ponferrada amenaza con convertirse en un serio problema para Alfredo Pérez Rubalcaba. El líder del PSOE carga la culpa en su responsable de Organización, Óscar López, pero no acepta su dimisión con lo que él mismo se sitúa en la vanguardia de las críticas. Y esa vanguardia es cada día más incómoda ya que, ante la deriva en la toma de decisiones, vuelve con fuerza el debate sobre un adelanto de las primarias para elegir candidato. Y siendo esto malo, lo peor para los intereses de Rubalcaba es que cada vez suenan más voces que no se contentan con primarias, sino que exigen un congreso extraordinario en el que relevar al actual secretario general.
El anuncio lanzado ayer por Rubalcaba pretende contentar a los barones y dirigentes socialistas que en los últimos días han planteado la necesidad de "tomar decisiones más pronto que tarde, para evitar caer en una espiral de desgaste por los propios errores internos y la falta de soluciones". Ahora bien, lo que está por ver es si reforzar a Valenciano frente a Óscar López bastará.
Gómez, activo Algunos dirigentes ponen el caso de Ponferrada como ejemplo de que el partido "no está centrado en lo que debe" y sí demasiado ocupado con otros frentes como el catalán o el gallego. "Cómo se nos ha podido pasar un asunto como este", exclamaba uno de los dirigentes consultados, próximo a Rubalcaba, que también afirma que "en la situación interna en la que estamos ninguna posibilidad es descartable, ni siquiera, la de celebrar un Congreso". Este matizaba que la opción de ir a un cónclave extraordinario no es la que él defendería en este momento, pero sí admitía que si no se pone coto al deterioro, "puede acabar pasando cualquier cosa".
De hecho, esta opción fue la propuesta por el secretario general del PSM, Tomás Gómez, después del desastre electoral del PSC en las catalanas y el viernes lo volvía a poner encima de la mesa la corriente Izquierda Socialista.
revulsivo Lo cierto es que numerosos dirigentes consultados insisten en que el principal problema que tiene el PSOE es que una parte del partido sigue sin aceptar el resultado del Congreso celebrado en Sevilla en febrero de 2012. Y algunos sitúan directamente entre estos al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, por lo que creen que la actual situación tiene muy difícil salida. En este sentido, algunos se quejan de que haya gente que parece estar esperando a que ocurra algo para aprovecharlo y cargar contra la dirección. "Si la dirección no siente el mínimo de cohesión interna es muy difícil responder", exclamaba un dirigente.
En cualquier caso, buena parte de los dirigentes consultados cree necesario la toma de decisiones que suponga "un revulsivo para hacer frente al deterioro" y entre esas opciones, algunos apuntan que sería bueno un adelanto de las primarias, fijadas en principio para después de las elecciones europeas de mayo-junio de 2014. Rubalcaba quiso cerrar ayer ese debate, pero es cuestionable si lo ha conseguido. >dna/e.p.