Ala fiera le limaron los colmillos y le arrancaron las garras. Ya no pudo cazar. Dejó de ser fiera. "El poder se encargó de domesticar a la Agencia Tributaria hace tiempo, de restarle funciones para investigar debidamente. El Tribunal de Cuentas no sirve para fiscalizar las cuentas de los partidos. Cómo va a serlo si son los propios partidos los que eligen a los que lo componen...". Resignado, hastiado, indignado. Así se siente un inspector fiscal en excedencia consultado por DNA cuando repasa los renglones torcidos y la caligrafía de los papeles de Bárcenas, quien fuera tesorero del Partido Popular, y que, supuestamente, podrían simbolizar la financiación ilegal de la formación de Mariano Rajoy, que se tambalea en la peana de la jefatura del Gobierno español torciendo el gesto y negando la mayor. Todo es falso, "salvo algunas cosas".

Esas cosas, esos hilillos de la tinta de la contabilidad, llevaron a Bárcenas el miércoles a declarar como imputado ante la sede de la Fiscalía Anticorrupción, donde negó la existencia de contabilidad B. También se desvinculó respecto a los papeles que le acosan y testimoniarían sobresueldos a varios cargos del PP mientras Bárcenas se mantuvo como guardián del cofre de la formación. El exsenador repudió hasta su caligrafía cuando se encaró a las acusaciones del fiscal.

Jorge Trías, exdiputado del PP, y que también desfiló ante Anticorrupción en calidad de testigo, contradijo la versión de Bárcenas y reconoció el pago de sobresueldos. "Digan lo que digan desde el PP, el caso es de libro, de manual", indica la fuente consultada por este periódico y que prefiere mantenerse en el anonimato en la reserva de la Agencia Tributaria, a la que los políticos alejaron de la revisión de los asientos contables de los partidos tiempo atrás. "Un político muy importante se quejó airadamente de que estaba siendo investigado por el fisco. A partir de ahí, investigar a un político se convirtió en poco menos que un imposible. Y la Policía tampoco colaboraba lo suficiente. Afortunadamente, esto está cambiando", atestigua esta fuente".

Las grietas del sistema El final de aquellas pesquisas, la amputación de las funciones de los inspectores a comienzos de los ochenta, dieron el comienzo de un modo de proceder más laxo con los poderes públicos. "Hubo un tiempo en el que, si un inspector decidía abrir una investigación porque entendía que había indicios, no se le cuestionaba. Pero eso fue cambiando. Cada vez resultaba más complicado, perdimos poder", reflexiona esta voz.

A medida que menguó el marcaje al hombre y se impuso la defensa zonal, la sensación de oscurantismo fue colonizando cada vez más espacio en el sistema de financiación de los partidos y por esa rendija, en ocasiones ancha como una autopista de cuatro carriles, se habría colado, presuntamente, Luis Bárcenas, heredero de un linaje que antes se topó con la justicia, aunque de refilón. "Cuando ves lo que está ocurriendo, te da muchísima rabia porque, para cuando el Tribunal de Cuentas presenta los informes, y en caso de detectar irregularidades, los supuestos delitos han prescrito", argumenta el inspector de Hacienda.

Esa rabia se instala en la garganta de la fuente consultada no solo por la cuenta multimillonaria que almacenaba Bárcenas en la opulenta Suiza y su banca, tan pusilánime frente a capitales de dudosa procedencia, sino también porque descubrir al extesorero no era un asunto con demasiadas aristas siempre que se tuviera la potestad para hacerlo. "Teniendo los medios y, sobre todo, la voluntad para hacerlo, el negocio de Bárcenas se desmonta de cuatro patadas", recalca. "Basta con fijarnos en su patrimonio, en sus propiedades en el sur, en Baqueira, y el casoplón de Madrid. La pregunta es muy sencilla. Demuéstreme cómo ha podido acumular ese patrimonio con sus ingresos". El exgerente del PP, imputado en la trama Gürtel, cancerbero de las finanzas de la formación durante dos décadas, hasta que apareció grapado al Bigotes, Correa y demás ralea, alegó en su defensa que su fortuna la logró "honradamente" en la ruleta de la fortuna de la Bolsa mediante la inversión en una cartera de valores. "Es una defensa que se mantiene porque aunque se demuestre lo contrario, el delito prescribe, pero eso, a estas alturas, después de todo lo que se ha descubierto, no se lo cree nadie". Sabiéndose investigado, a cada paso más cercado, Bárcenas se ha deshecho de su patrimonio poniéndolo a nombre de su esposa.

Antes de esa maniobra para evitar el embargo de sus bienes, hizo viajar el dinero hacia los paraísos fiscales. El de Bárcenas hizo pie en Panamá antes de extenderlo supuestamente por la gigantesca finca La Moraleja, de 30.000 hectáreas en la provincia de Salta en Argentina, o hacia negocios en Brasil. Para sacar el dinero del país no se precisa una habilidad extraordinaria, alcanza con "el deseo de hacerlo y un buen contacto", certifica el inspector en excedencia. "No se trata de sacar el dinero en bolsas llenas. Existen bufetes que se dedican a ello. Personas que están en contacto con los bancos suizos, y que en un solo día te colocan el dinero allí", resume. Perseguir el rastro del dinero resulta, empero, una odisea, una epopeya que requiere la paciencia de Penélope ante el telar aguardando el viaje de Ulises.

"El problema es la obtención de datos por parte de las autoridades de otros estados en los que se supone que está el dinero. Eso retrasa muchísimo la investigación. Atravesar las fronteras cuesta demasiado tiempo, se tardan meses, y eso dificulta la persecución de ese dinero, más allá de su ocultación en sociedades fantasma de los paraísos fiscales", incide. De hecho, el juez Pablo Ruz, encargado de instruir la trama Gürtel, necesitó 17 comisiones rogatorias a distintos países sudamericanos y a Suiza para averiguar que el tesoro que Bárcenas ocultaba en sus cuentas del Dresdern Bank de Zurich ascendía a 22 millones. Desde Suiza, extrajo otros 4,5 y los envió a los bancos UBS y HSBC.

una burda actuación Sostiene el inspector que la sofisticación no es precisamente lo que califica la actuación de Bárcenas. Opina que ha actuado de manera burda al amparo de la impunidad, de aquellos que se creen indetectables, ajenos a cualquier control o posible castigo. "El hecho de, presuntamente, haber llevado una contabilidad B del PP escribiendo de su puño y letra los balances, con fechas, nombres y cantidades, evidencia la sensación de impunidad que tenía el personaje". Esos papeles de los que reniega Bárcenas, los confirmó sin embargo Jorge Trías, que aseguró ante el fiscal que los documentos originales existen y que fue el propio extesorero el que se los mostró hace algunos años.

Ese presunto exhibicionismo llevó a Bárcenas incluso a acogerse a la amnistía fiscal decretada por el Gobierno de Rajoy para colocar en el Estado 10 millones que había trasladado a Suiza. Ese metro patrón, el de sentirse inviolable, es el que empleó, presuntamente, con la contabilidad opaca del PP, en la que no solo se expone a altos cargos del partido, sino que también señalaría a varias empresas que, supuestamente, entregaron más dinero del permitido por la ley. Entre las compañías que aparecen en los apuntes se encuentran varias constructoras que, presuntamente, a cambio de sus donaciones, podrían haber recibido un trato favorable en la concesión de licencias para la adjudicación de obras.

"El cálculo que se suele hacer desde la Agencia Tributaria de estos presuntos pagos es el siguiente: por cada euro que las empresas invierten, tirando por lo bajo, estas calculan que tienen que lograr al menos diez euros. Si no, no les compensa. Ninguna empresa suele realizar un cálculo menor", expone la misma fuente sobre unos papeles que llevan camino de convertirse en un best seller de la corrupción y del modo de proceder de la política española, que se escribe con renglones torcidos. Al menos, los de Bárcenas.