madrid. La gravedad del caso Bárcenas, que ha destapado una supuesta trama de sobresueldos en el PP ligados a la presunta financiación irregular del partido, ha forzado al líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, a endurecer la estrategia del principal partido de la oposición y a exigir la dimisión del presidente del Gobierno español y máximo líder del PP Mariano Rajoy. Envuelto en una crisis de identidad sin precedentes y con sólo 110 diputados, la cifra más baja de la historia, el PSOE abandonará su complacencia y sus ofertas de pacto -salvo en lo grandes temas de Estado- para tirarse a la yugular de un Rajoy cada vez debilitado por su gestión del caso Bárcenas y por su política de recortes en materia económica y social.

El líder del PSOE no aclaró si solicitarán elecciones o la presentación de una moción de censura, que perderían dada la mayoría absoluta de la que goza en el Congreso el PP, pero que como hiciera en mayo de 1980 Felipe González contra Adolfo Suárez, cargaría de legitimidad su discurso político. Además, la petición de Rubalcaba llega sin que los socialistas hayan dado aún con su candidato alternativo para la Presidencia del Gobierno de Madrid a través de un proceso de primarias que el secretario general ha insistido en retrasar hasta el año 2014. Con todo, Rubalcaba exigió ayer la dimisión de Rajoy para que dé paso a otro presidente "que pueda restablecer la fortaleza, credibilidad y estabilidad" que necesita España.

un problema de moral pública "Hace falta un gobierno fuerte, creíble y confiable, y el del PP ha dejado de serlo, empezando por su propio presidente", afirmó Rubalcaba en una rueda de prensa en la sede del PSOE, en la que apuntó que Rajoy "no puede dirigir el país en un momento tan delicado como este". Rubalcaba calificó a Rajoy de "lastre para este país". "Lejos de ser una solución es un problema más, porque al problema económico y político del país ha añadido un problema de moral pública con su actuación de ayer -por el sábado-", indicó. El líder de la oposición criticó la intervención de del presidente del Gobierno español en la que, a su juicio, "no cumplió la expectativas" porque "no explicó nada, sino que acusó" y además añadió "una crisis de moral pública". "Los ciudadanos no esperaban ataques, sino explicaciones, esperaban acciones judiciales pero no contra los medios de comunicación, sino contra quien ha sido tesorero del PP y tenía cuentas en Suiza y sigue sin explicar si procedencia", desbrozó el líder socialista.

Rubalcaba aseguró que los ciudadanos esperaban de Rajoy que explicara, por ejemplo, "cómo es posible que uno de los principales beneficiarios de su amnistía fiscal haya sido, precisamente, el extesorero del PP del que emanan todas las informaciones acerca de sobresueldos opacos". Según explicó, fue la comparecencia de Rajoy la que llevó al partido a decidir que pedirían la dimisión del presidente. "El señor Rajoy, lejos de ser una solución, se ha convertido en un problema más. No está capacitado para pedir sacrificios a los españoles. No puede dirigir nuestro país. Le pedimos que abandone y dé paso a otro presidente", insistió, sin precisar si ese nuevo presidente sería entonces otro dirigente del Partido Popular, formación a la que el PSOE considera manchada en su integridad por el caso Gürtel. "El caso Gürtel", según el secretario general de los socialistas, "no es un caso de corrupción sino una red corrupta que llega al corazón mismo del PP, de ahí su extrema gravedad".

una postura histórica Rubalcaba afirmó que no ha llamado a Rajoy para pedirle explicaciones en privado antes de demandar su dimisión, y que tampoco ha tenido contactos con responsables de otros grupos de la oposición. Sí mantuvo durante todo el día de ayer conversaciones con destacados miembros del PSOE porque, según reconoció, esta petición de dimisión del presidente del Gobierno español no es algo que el PSOE haya hecho "muchas veces en su historia". "Es una decisión que hemos meditado mucho porque es una decisión grave", matizó. El secretario general del PSOE se mostró dispuesto a pedir a todos los dirigentes de su partido que hagan públicas también sus declaraciones de la renta y patrimonio -"no me opondré, no tengo ningún problema, transparencia en todas las cuentas, en todas"-, pero evidenció su enfado por el hecho de que el debate pueda llevarse a esa cuestión cuando "éste -el de los supuestos sobresueldos- es un debate distinto, que trasciende las declaraciones de la renta". El caso Bárcenas promete más capítulos que pueden dejar a Rajoy en una encrucijada mayor.