Vitoria. Algunos se refieren a él como El general. Su nombre despierta respeto, respeto profesional, cuando no admiración, en una institución -como la propia sociedad- poco dada a los halagos y habituada a reproches y envidias con escaso fundamento. Lleva treinta años enfundándose todas las mañanas el uniforme de la Ertzaintza. Fue uno de aquellos jovenzuelos que conformaron la primera promoción de agentes que salió a las calles vascas en octubre de 1982. Uno más de aquellos pero con un matiz importante: el número uno de dicha promoción. A sus 56 años, Gervasio Gabirondo, arquitecto técnico de formación y ertzaina de profesión, ha desempeñado casi todo lo que se puede desempeñar en la Policía vasca: nagusi de comisarías, jefe territorial de Gipuzkoa, jefe de la Unidad de Información -sustituyó a Joseba Goikoetxea, asesinado por ETA en Bilbao-, jefe de la Policía de lo Criminal, jefe de la Unidad de Inspección General, máximo responsable de la Seguridad Ciudadana…

Una carrera exitosa para un profesional extremadamente discreto que la llegada de los socialistas al Gobierno vasco derivó a dos destinos significativos: jefe de Mikeletes, una unidad ornamental con solo dos agentes en nómina, y, después, a la jefatura de la comisaría más pequeña de Gipuzkoa, Azkoitia. Además, involuntariamente protagonizó una sonada polémica en el curso de ascenso a intendente. Obtuvo la mejor nota de todos los aspirantes en la prueba técnica, la que evaluaba las competencias profesionales, rozando el máximo posible, pero la prueba psicotécnica, de calificación subjetiva, le dejó fuera de los diez mejores. Una sobrada que nadie creyó ni entendió dentro de la institución. A pesar de esos tres agravios conocidos, él no ha levantado la voz ni ha hecho de su causa un conflicto interno. "Pese a todo se ha mantenido al margen de la guerra abierta que ha habido en Interior. Podía haber avivado el fuego pero no lo ha hecho. Le han pisado fuerte y no ha dicho ni ", ilustraban ayer varias fuentes de la Er-tzaintza a este periódico.

Quizá por todo lo anterior, la consejera de Seguridad del Gobierno Urkullu, Estefanía Beltrán de Heredia, recupera a Gervasio Gabirondo para un cargo de alta responsabilidad y, según ha podido confirmar DEIA en fuentes de total solvencia, le ha encargado la misión de dirigir la Ertzaintza, que sea la máxima autoridad en la parte uniformada de la Policía vasca.

nuevo modelo Uno de los grandes retos que afronta el Gobierno del PNV pasa por reordenar la Er-tzaintza y amoldarla a la nueva realidad vasca. Una realidad ajena a ETA y que obliga a reprogramar el norte de la Policía vasca, sus estructuras e incluso su actuación diaria. Ese reto imprescindible como colectivo al servicio de un pueblo deberá convivir con la, también obligada, reprogramación interna, a nivel de colectivo. Estos tres años y medio de continuos cataclismos y despropósitos en el Cuerpo dejan un panorama poco alentador entre quienes visten de rojo: demasiados agentes desilusionados, cuando no cabreados, y una policía lejos de sus mejores cotas de satisfacción, tanto internas como externas.

Ese reto verá elevado un grado su dificultad, o tres, por la crisis económica y por la precaria situación económica que atraviesa la Administración vasca en general y la Consejería de Seguridad, en particular. Los rectores salientes han dejado comprometidos un considerable número de acuerdos que sí firmaron ellos pero que pagarán otros. Esa precariedad marcará la actuación de los actuales rectores de la Policía vasca. Una policía con treinta años de recorrido que comienza a sufrir los primeros achaques del paso del tiempo. Parte de la plantilla va acercándose a una edad cercana a la jubilación y plantea una situación compleja, tanto en lo operativo como en la gestión de los recursos. Si hasta hace un año, hasta el final de la actividad de ETA, nadie dudaba de la necesidad del perfil político que debería impregnar al titular de Interior, algunas fuentes sostienen que ese perfil debe dejar paso, sobre todo, a alguien con habilidades en la gestión de personal.

Observadores cualificados de dentro y fuera del Cuerpo también señalan a la brecha que existe entre la institución y la sociedad como otro de los problemas a intentar solucionar en estos próximos años. Salvo contadas excepciones, la Er-tzaintza sigue con el mismo diseño y estructuras que cuando la banda terrorista imponía su terror. Hoy, aseguran los expertos policiales, las necesidades son otras y, por tanto, la funcionalidad de la Policía vasca debería de ser otra. Beltrán de Heredia, la nueva consejera de Seguridad, ya avanzó que una de sus prioridades será esta, precisamente. "Estamos ante un momento histórico, esperanzador y tenemos que amoldarnos a la nueva situación. Debemos volver al modelo original de la Ertzaintza. A un modelo de policía civil que sea del pueblo y esté al servicio del pueblo. Debemos responder a lo que la sociedad nos está demandando", dijo tras jurar su cargo.

"profesional" Gabirondo cuenta a su favor con un perfecto conocimiento de la institución y también de muchos profesionales de la Er-tzaintza. Compañeros suyos consultados por este periódico ven con muy buenos ojos su designación y auguran que el deseo de venganza por lo que le ha tocado pasar estos tres años largos no tendrá lugar en sus actuaciones. "Es un profesional y siempre se ha guiado por el deber y por las normativas internas, que se las sabe de memoria", añaden las mismas fuentes, que subrayan que actuó con mano de hierro cuando estuvo al frente de Asuntos Internos, algo que le ha podido pasar factura en este pasado reciente.

El zarautztarra sustituirá en el cargo a José Antonio Varela, designado por Rodolfo Ares como su hombre fuerte entre los uniformados. La gestión de ambos ha estado atiborrada de conflictos internos que han dejado al cuerpo más que tocado. La tensión sindical ha alcanzado cotas récord y, ya en la última etapa de los socialistas en Ajuria Enea, la única vía de calmar ese malestar ha sido la concesión de prebendas de difícil explicación incluso entre los propios sindicalistas. La nueva consejera ya está manos a la obra. Su rápida respuesta con los impagos y la designación de Gabirondo son dos ejemplos ilustrativos.