bilbao. Las baterías de misiles Patriot de la Alianza Atlántica que se instalarán próximamente en la frontera turco-siria únicamente servirán para protegerse de agresiones procedentes de Siria, declaró ayer la jefatura del Estado Mayor turco. Un comunicado difundido en la web de la institución castrense anuncia que, hoy, una delegación de la OTAN visitará Turquía para empezar a determinar los lugares en los que se desplegarán las baterías de misiles 'Patriot'.

Las baterías "tiene un fin únicamente defensivo y solo servirán para defenderse contra amenazas aéreas y de misiles procedentes de Siria, y en ningún caso para ofensivas ni para la implantación de una zona de exclusión aérea", aclara el comunicado.

El Ejército sale así al paso de numerosas especulaciones en la prensa turca referidas a una posible utilidad de las baterías contra amenazas de Irán o Rusia, o incluso para imponer una zona de exclusión aérea en el norte de Siria. El comunicado señala que las baterías se integrarán en el sistema de defensas antiaéreas turcas y que el uso que se hará de ellas será conforme al marco de la OTAN.

Las Patriot están diseñadas como sistema tierra-aire para interceptar misiles balísticos, pero también pueden ser utilizados para destruir aviones. Según la prensa turca, Turquía instalará seis baterías de estas armas en al menos dos provincias fronterizas, lo que ha generado críticas entre Damasco y sus aliados, como Moscú y Teherán. Al respecto, el portavoz iraní del Ministerio de Asuntos Exteriores, Ramin Mehmanparast, señaló ayer que "esta misión no ayuda a la crisis en Siria, sino todo lo contrario". "Complica aún más las cosas. Todos los países tienen que trabajar en una solución política en lugar de procurar más tensión en la región con ese tipo de acciones", manifestó el ministro Mehmanparast.

Siria considera una provocación el despliegue previsto de estos misiles en su frontera con Turquía, al igual que Rusia. El Gobierno de Vladimir Putin que advirtió a la OTAN en contra de estacionar allí estos misiles. Moscú y Teherán están considerados estrechos aliados del régimen del presidente sirio Bashar al Asad.