madrid. El histórico dirigente del PCE Santiago Carrillo, afirma en sus memorias póstumas que no tuvo relación con las órdenes para ejecutar a los presos de la cárcel Modelo en Paracuellos en noviembre de 1936, que se enteró por el cónsul de Noruega y que en ese momento casi cayó "en estado de coma".
En sus memorias tituladas Mi testamento político, que se presentaron ayer, Carrillo hace balance de la historia de España del último siglo y elogia especialmente el papel del rey Juan Carlos en la transición democrática, a quien se dirige directamente para afirmar: "si don Felipe reina como vos, será un buen rey". La Guerra Civil y la represión de la Quinta Columna es uno de los capítulos que más interés despiertan en el libro por el papel protagonista que en estos acontecimientos tuvo Carrillo, que explica algunos errores y asegura que no dio la orden directa de las ejecuciones que se llevaron a cabo en Paracuellos, Torrejón o Vaciamadrid.
"Yo sé las órdenes que di de acuerdo con Miaja -presidente de la Junta de Defensa-; imagino las que pudo dar el gobierno", asegura Carrillo tras explicar que los ataques y bombardeos fomentaron una población que, horrorizada por la "bestialidad fascista", era proclive a ayudar a combatir a la Quinta Columna.
Así, considera que se ha fantaseado mucho con el papel de los servicios soviéticos en Madrid y explica que "en la retaguardia republicana había suficientes personas capaces de formar su brigada de ejecutores", como los había también en el bando contrario.
Al margen de este episodio, el dirigente comunista repasa también en sus memorias los acontecimientos más destacados de la transición democrática y elogia el papel en ese proceso del rey Juan Carlos, al que se dirige directamente para afirmar sobre el príncipe Felipe: "si reina como vos lo habéis hecho hasta ahora, será un buen rey".
Don Juan Carlos es uno de los personajes y personalidades políticas sobre los que Carrillo deja su opinión escrita en esta obra, en la que comenzó trabajar en 2011 y que se ha podido culminar gracias a los trabajos de corrección de su viuda, Carmen Menéndez, y sus hijos de los últimos textos que dejó antes de su fallecimiento.
Santiago Carrillo no olvida en el libro lanzar una mirada al futuro con un análisis de la crisis económica y el papel de los poderes financieros, así como los nacionalismos y los riesgos a los que, por estas tensiones, se enfrenta la sociedad actual.
En ese contexto, afirma que parece que la crisis nos ha hecho regresar a la situación de hace más de un siglo, en las que no se reconoce la igualdad de derecho de los ciudadanos y se hace recaer la responsabilidad en los trabajadores. Tras esta reflexión, reclama un "movimiento popular" que termine sometiendo al poder financiero.