vitoria. La todavía portavoz del Gobierno Vasco, Idoia Mendia, salió ayer al paso de las voces que cuestionan las últimas decisiones tomadas por el Ejecutivo socialista por cuanto serán sus sucesores los que tengan que bregar con ellas cuando el PSE deje Ajuria Enea.
Y lo hizo con contundencia. Defendiendo, no solo la legitimidad que le asiste para "continuar con la administración" de los intereses vascos, sino también la imperiosa necesidad de no permitir que el país se pare y de que su Gobierno responda a desafíos como la crisis o los efectos de la "deriva recentralizadora" que, según denunció, llega ahora de Madrid.
Mendia rechazaba así que su Gabinete esté forzando la máquina para dejar sentadas determinadas bases que beneficien a los intereses socialistas antes de dejar el Ejecutivo. De hecho, aseguró que la razón que mejor explica la mayor carga de trabajo que están teniendo los últimos consejos de Gobierno es sencillamente que ahora se están aprobando cuestiones que se retrasaron hasta que los ciudadanos hubieran dictado su veredicto en la urnas para que no se les pudiera acusar de "electoralismo".
¿tenemos que parar? La portavoz compareció acompañada del consejero de Sanidad, Rafael Bengoa, ya que uno de los frutos de la reunión de trabajo que ayer celebró el Ejecutivo en funciones fue la aprobación del decreto que fija en un tiempo máximo de 30 días naturales el acceso a las consultas de cardiología y oncología. Y Bengoa se sumó a la defensa de la actividad ejecutiva del Gabinete López. El relevo en el Gobierno Vasco, explicó, suele tardar unos cuatro meses. Y en ese periodo, "¿tenemos que parar de hacer mejoras?", se preguntó.
En este sentido, atribuyó a una mera cuestión operativa el que este decreto no hubiera llegado antes, mientras Mendia retomaba el micrófono para confirmar que su Ejecutivo seguirá trabajando hasta el último día. Entre otras cosas, para defender los intereses vascos en las reuniones bilaterales con el Gobierno central que deberán dirimir los recursos presentados ante recortes que, a su juicio, suponen una "invasión" de las competencias vascas.