EL acuerdo parlamentario que el PP ha proporcionado al Gobierno socialista vasco desde el inicio de la legislatura y hasta el pasado mes de mayo no es exportable, cambiando los papeles, al Ejecutivo nacional, según la mayoría de los expertos consultados por Efe. Tras el anuncio del lehendakari, Patxi López, del adelanto electoral para el 21 de octubre y preguntados por la conveniencia de que el PSOE apoye al Gobierno central ante el agravamiento de la crisis económica o para mejorar la imagen de España en la UE, tres de los cuatro especialistas han coincidido en que no lo ven posible.

Fermín Bouza, catedrático de Opinión Pública de la Universidad Complutense de Madrid, es contundente: el acuerdo "no es exportable" y "responde a una situación específica del País Vasco". A su juicio, se trata de "un pacto muy especial en un momento muy especial" en el que no existía la izquierda abertzale, que no pudo concurrir a las pasadas elecciones autonómicas. Se pregunta si es necesario en este momento "algo así" como un Gobierno de concentración o el apoyo externo del PSOE al Ejecutivo del PP. Para Bouza, eso siempre es posible "porque la situación no es buena", pero debería hacerse sobre la base de un consenso, "algo que ambos partidos están muy lejos de alcanzar desde hace mucho tiempo". Atribuye Bouza la ruptura del acuerdo en Euskadi a la propia crisis y a la pérdida del poder del PSOE en las elecciones generales, así como a las diferencias en el diseño de la salida de la crisis que tienen el PP y el socialista Patxi López.

Carlos Barrera, director del Máster de Comunicación Política de la Universidad de Navarra, también ve "muy difícil exportar el pacto", porque para ello es necesario que los dos grandes partidos estén de acuerdo, "una premisa más que dudosa". Indica que el PP se siente "mucho más cómodo y seguro con su política del ordeno y mando porque tiene mayoría absoluta ganada en las urnas, por tanto con toda la legitimidad democrática del mundo".

Para Barrera, dada la situación, "muchas veces hay que tomar medidas de forma muy rápida" y "una previa negociación con otros aliados" no figura como posibilidad "en las mentes de los dirigentes del PP". Sostiene Barrera que en el País Vasco la situación es "tan peculiar" que hizo posible la colaboración, como ha ocurrido en Navarra durante muchos años entre UPN y el PSOE, lo que ha atribuido "al nacionalismo, elemento que no existe en el resto de España".

Precisa que las fórmulas de Gobierno de concentración o colaboración de los partidos "en España no han funcionado por lo general y nunca hemos tenido esa experiencia". A su juicio, lo mejor del acuerdo PSE-PP es la comprobación de que una legislatura con un Gobierno no nacionalista ha sido posible, "que la alternancia ha ocurrido y no ha pasado nada: no ha habido revueltas políticas o sociales contra el Gobierno, aunque sí discrepancias, lógicamente".

lo mejor, la ruptura El analista de la Fundación Ciudadanía y Valores y exsenador de EA, Xabier Albistur, precisa que "la mejor valoración del acuerdo" ha sido su resultado: "la ruptura" por "una posición absolutamente utilitaria del PP". En su opinión, los socialistas han tenido una "posición también utilitaria, pero en un sentido diferente, porque han aguantado carros y carretas, y todo tipo de presiones y tensiones del PP con tal de estar en el poder". Opina que el acuerdo, aunque no haya desestabilizado a la sociedad, "sí ha provocado mucho desaliento y alejamiento de la política", al dejar fuera "a la mayoría que ganó electoralmente, el PNV, y, especialmente, por "la ilegalización un tanto ventajista" de la "minoría mayoritaria del mundo vinculado a Bildu y Amaiur".

Albistur precisa que una alianza entre los dos grandes partidos no es una solución para España, donde existen también otros partidos minoritarios, "como los convergentes en Cataluña y el PNV en Euskadi, que resultan ser también claves para la gobernabilidad y lo han sido a lo largo de estos 35 años de historia". Indica que el pacto se tiene que hacer con todas las fuerzas que son representativas de la sociedad y "todo lo que sea bipartidismo, aislando al resto de las opciones, no son soluciones buenas para España y España necesita ahora ese acuerdo".

De forma contraria se expresa Francisco Llera, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad País Vasco y director del Euskobarómetro, para quien el acuerdo ha supuesto demostrarle a la ciudadanía "que había otra manera de abordar la política vasca y, particularmente, de ponerle fin al terrorismo sin ningún tipo de concesión". Valora "la alternancia, que en sí misma es oxígeno democrático, y significa que hay otra forma de gobernar y de entender el país, que se corresponde con una parte muy importante de la ciudadanía vasca".

Llera defiende la necesidad de una gran coalición en España, dada la situación que, "en lugar de aliviarse, es cada vez más grave" y sería lo mejor que "nos puede pasar" ante los mercados, Europa o los ciudadanos. A su juicio, "no solamente hay una crisis económica" sino también "una crisis institucional brutal, que necesita una regeneración democrática", que "solo se puede abordar desde un gran acuerdo entre los dos grandes partidos democráticos".

Pone como ejemplo la política de gran coalición de Alemania en 2005, ya que el programa de reformas de socialdemócratas y democristianos, "su agenda de Gobierno, es lo que siete años después tenemos que hacer los españoles". Para el catedrático, "la cosa no ha acabado bien en Euskadi" porque, aunque se ha logrado el final del terrorismo, la normalización política y el pluralismo del país, "el tratamiento de la crisis y el enfrentamiento entre los dos grandes partidos a nivel nacional hacían inviable la relación entre los dos en el País Vasco".