VITORIA-GASTEIZ. Manrique ha llegado a las 10:30 horas al centro penitenciario de Álava, un cuarto de hora después de lo previsto, y en el exterior de la cárcel ha indicado a los periodistas que está "muy tranquilo" porque tiene "el cien por cien" de los argumentos.
La primera pregunta que hará al etarra condenado por el atentado de Hipercor, que se saldó con 21 fallecidos y 45 heridos, es la misma que se planteó cuando se enteró de que el etarra era gallego: "¿Qué pinta un gallego en ETA?", algo que para él "no tiene sentido" y que mentalmente no le cuadra.
Ha explicado, que si la respuesta del etarra es "coherente", le hará más preguntas, aunque ha reconocido que no tiene ningún guión preparado.
También ha comentado que le va a "mirar a los ojos", pero que no mantendrá contacto físico ni estrechará su mano, porque ha habido víctimas que lo han hecho con otros terroristas y les ha parecido un "acto repugnante".
"No pienso tocar la mano que ha matado a 24 personas", ha subrayado en referencia a los 21 muertos del atentado de Hipercor y otras tres víctimas mortales de atentados anteriores por las que fue condenado.
Ha indicado que si el preso le pide perdón pensará si se lo concede o no, pero en cualquier caso no le dará una respuesta hoy, sino que lo consultará y hablará con su esposa e hijos antes de tomar una decisión.
Manrique ha llevado a la entrevista la carta que le envió Rafael Caride en la que reconocía el "daño y el sufrimiento" causado, y otra misiva que firmó en 2010 con otros siete etarras que se desvincularon del colectivo de presos de ETA.
El que fuera presidente de la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (ACVOT) ha explicado que acude a esta reunión con el ánimo de fomentar la división interna que existe entre los miembros de ETA y con el objetivo de que los etarras que siguen en la línea oficial y no se han desvinculado de ETA se den cuenta "de que hay otras formas de hacer las cosas, cumpliendo la legislación".
Sobre las críticas de otras víctimas a este tipo de encuentros, ha dicho que las respeta pero que no las entiende, porque a él no le han preguntado los motivos por los que acude a la cita.
"Poca gente me tiene que dar lecciones de cómo tengo que hacer las cosas", ha sentenciado.