SANTURTZI. El Serantes Kultur Aretoa de Santurtzi ha acogido el acto de celebración del 75 aniversario de las evacuaciones de niños vascos a países como Gran Bretaña, Bélgica, Francia o la Unión Soviética que se llevaron a cabo en el año 1937 desde el puerto de Santurtzi.

El acto ha sido organizado por las asociaciones "Niños evacuados del 37" y "Jubilados evacuados de la Guerra Civil" que este año pondrán fin a sus actividades públicas porque consideran que ya han cumplidos su objetivo de recuperar y mantener la memoria de aquellos hechos.

El presidente de la asociación Jubilados evacuados de la Guerra Civil, Vicente Cañada, recordó que él abandono Euskadi en mayo de 1937 cuando tenía 7 años para "dejar atrás el miedo a la aviación que nos bombardeaba, la proximidad del enemigo, que resultaba inquietante, así como la escasez de alimentos" y viajó a Inglaterra donde estuvo "bien atendido y protegido".

Destacó que "el regreso fue penoso" porque "salvo la alegría de encontrar a los tuyos, a la madre especialmente, todo resultó triste" al llegar a un "país arruinado" con "miedo por todas partes y pocas cosas buenas y, además, esto duró mucho tiempo".

Señaló que su asociación organizará algunas actividades en otoño y en diciembre "colgaremos el cartel de cerrado por jubilación, y los 20 o 30 años que nos puedan quedar los dedicaremos a la vida contemplativa, si el cuidado de nuestros nietos nos lo permite".

Por su parte, el presidente de la asociación "Niños evacuados del 37", Enrike Urkijo, declaró que el 12 de junio de 1937 salió del puerto de Santurtzi rumbo a Bélgica junto a sus hermanos.

La familia que le acogió y con la que estuvo dos años se comportaron "como padres" y a su regreso de Bélgica, donde hizo la primera comunión, se encontró "hambre y persecución porque estábamos con el signo de que éramos rojos".

Emilia Migoya Gurtubai es otra de aquellas niñas que tuvieron que dejar atrás a sus familias para huir de la guerra. Ella, que entonces vivía en Basauri, lo hizo cuando tenía 12 años, en el "Habana", un barco que trasladó a miles de niños fuera de Euskadi.

A sus 88 años recuerda los lloros de los niños cuando se despedían de sus familias y el viaje que pasaron, muchos de ellos "vomitando", hasta llegar a Inglaterra donde, acompañada de su hermano de diez años, pasó dos años que le permitieron aprender inglés.

Cuando se le pregunta por su regreso responde que fue "mal" porque su padre estaba condenado a muerte "y no le pude ver en años" y, además, a su llegada a Bilbao se encontró con una ciudad "llena de bichos, no había más que ratas, cucarachas y chinches".

El historiador Gregorio Arrien cifró en más de 30.000 los niños que abandonaron Euskadi durante la Guerra Civil y recordó "el numeroso personal" que también salió acompañando a los niños como las andereños, enfermeras, personal auxiliar, sacerdotes o representantes institucionales.

Arrien consideró que "la memoria personal, colectiva y familiar de los evacuados" no se podrá perder y que "perdurará en el tiempo" porque es "una historia cargada de mucho futuro".

Por su parte, la portavoz del Gobierno vasco, Idoia Mendia, destacó la "solidaridad" del pueblo británico y del resto de países que acogieron a los niños vascos y consideró que el testimonio de aquellos niños es la "memoria viva de nuestra historia".

Se refirió a la moción aprobada ayer en el Senado a propuesta de Amaiur y criticó que "una vez más, como ocurre con temas relacionados con la Guerra Civil o la dictadura, el PP intentó un difícil equilibrio absteniéndose".

Para la portavoz del Gobierno vasco, conceptos como "culpable" y "venganza" están "reñidos con la búsqueda de una memoria inclusiva" y destacó que "es una memoria que no excluye a nadie la que necesitamos hoy en Euskadi".

Mendia consideró que "no podemos plantearnos el futuro al margen de la memoria de nuestros sufrimientos compartidos, como tampoco podemos en Euskadi asentar la convivencia sin la memoria de lo ocurrido en la Guerra Civil, en la posguerra, durante la transición y hasta llegar a nuestros días".

Señaló que "vamos a construir el futuro desde la memoria de todas las víctimas" y que "queremos que Euskadi sea un país con memoria y episodios como el que hoy recordamos aquí" son "piezas necesarias para ese país con memoria que los vascos hemos comenzado a levantar ya".