Vitoria. Primer cara a cara López-Basagoiti desde su divorcio, y primera demostración de que ambos están más que dispuestos a hacer guantes hasta recuperar sus perfiles propios de cara a la próxima cita con las urnas. Se tenían ganas. Tres años de cohabitación esforzándose por no reparar en las patadas que se cruzaban por debajo de la mesa les han llenado el saco de razones para la trifulca. "Que no nos pase como a los matrimonios rotos, que cuando dejan de quererse acaban echándose los trastos a la cabeza", se pedían aún esta misma semana. Pero de lo visto ayer se deduce que el tiempo que quede hasta que se abran las urnas estará cuajado de reproches y acusaciones calculadas entre estos exsocios ya devueltos a su condición de rivales.

El que ayer acogió la Cámara vasca era el primer pleno de control al que Patxi López se enfrentaba sin la red de su pacto con el PP vasco. La sombra de las elecciones anticipadas se cernía sobre él y el PSE le permitió abrir fuego con un repaso de las razones por las que ve necesario exprimir la legislatura: defensa del autogobierno como barrera contra los recortes, protección del Estado del Bienestar, arraigo de la convivencia,... El guión se cumplía y llegaba el turno de Antonio Basagoiti, que ayer tiró de aquella "deslegitimación del terrorismo" que fue pata de su pacto por el cambio para seguir con su campaña de desgaste al lehendakari que ahora quiere derribar. Sus reflexiones sobre las sentencias judiciales que mantienen viva la Ley de Partidos, como aquellas con las que cuestionó la decisión de mantener entre rejas a los condenados en el caso Bateragune, "sólo sirven para legitimar y hacer el victimismo al mundo de Batasuna", embistió Basagoiti. Pero López traía ayer la lección bien aprendida y respondió al directo del presidente popular dándole la vuelta a la tortilla. "Es usted quien ataca permanentemente al poder judicial" cuando sus sentencias no le convienen, dijo, recuperando como arma arrojadiza las críticas que Basagoiti hizo ante decisiones como la de dar vía libre a Bildu, cuando llegó a hablar de "jueces gallinas". Tablas. Pero el lehendakari aún iría más allá, hasta el nervio de la estrategia popular. "Me preocupa que use la tribuna para hacer publicidad de su campaña" y "escenificar un desacuerdo más con el Gobierno para ratificarse en su decisión de romper el acuerdo", aunque esto sea lo que "sitúa a la izquierda abertzale en el centro del debate", concluyó.

Adelanto y responsabilidad Y así, de forma natural, la refriega se deslizó hacia el debate sobre la necesidad de que se adelanten las elecciones. "Una mayoría de vascos no entiende que haya un Gobierno con 25 parlamentarios de 75 escaños que pretenda llegar hasta marzo". "Genera frustración que puedan celebrarse elecciones sin dejar tiempo a un nuevo Ejecutivo para hacer un presupuesto para abordar la crisis", espetó Basagoiti. Y Aralar y EA no perdieron la ocasión de sumarse a este debate para apretar las tuercas al lehendakari. "No tiene sentido que alarguen esta agonía. Den paso a la creación de un Gobierno fuerte", pedía Juanjo Agirrezabala, a lo que Dani Maeztu añadía que es necesario abrir el Parlamento a quienes hoy están fuera. Pero ni unos ni otros lograron torcer el férreo discurso de López, que insistió en defender su continuidad abriendo un nuevo debate, el de la responsabilidad, al que eso sí, cada quién entró a su manera. "La respuesta a los problemas no pasa por un adelanto electoral, que siempre conlleva inestabilidad y paralización". Lo más responsable es seguir al frente de la nave para dar respuesta a las "necesidades urgentes" del país, decía López. Pero al tiempo, sus adversarios señalaban que lo irresponsable será precisamente no abrir las urnas para impedir que sea un Gobierno agonizante el que afronte esta convulsa etapa que necesita unos acuerdos que éste parece incapaz de alcanzar.

En este sentido, López acudió de nuevo a la geometría variable como salvavidas al que aferrarse en este tormentoso final de legislatura. "Muy pocos gobiernos han contado con mayorías absolutas. Nosotros hemos demostrado que podemos lograr acuerdos transversales y seguiremos explorando esta vía", dijo, dibujando así el camino que tratará de seguir para estirar la legislatura, aunque para ello necesite de la voluntad política de unos adversarios que, a día de hoy, no parecen muy dispuestos a acompañarle en estos momentos de soledad.