Vitoria. Patxi López se enfrentará hoy por primera vez a un pleno de control sin el apoyo de sus socios preferentes del PP. Sin embargo, está conjurado a desafiar a su soledad y demostrar que puede y debe agotar la legislatura. "Seguimos trabajando con febrero como único límite en nuestra mente", reiteran los socialistas. Pero el empeño se antoja cada vez más difícil partiendo de la cita de hoy, desde la que la sombra del adelanto electoral pasará a ser su inseparable compañera.

Después de que Antonio Basagoiti segara la hierba bajo sus pies dando sonoramente por roto el pacto por el cambio, cada una de estas citas amenaza con convertirse un duro desafío para un lehendakari que carece de otros apoyos, pero que sigue empeñado en no soltar los trastos, al menos hasta no zanjar algunos de los objetivos que se marcó como prioridades de su paso por Ajuria Enea: la eterna Ley Municipal y el dibujo de un nuevo modelo institucional de país, la normalización de la convivencia o la lucha contra la crisis desde parámetros de izquierdas. Y aunque los tempos de la política vasca angostan el calendario acercando cada vez más la próxima cita con las urnas, ésa será hoy la base que guiará su defensa, en la que su compañero de filas José Antonio Pastor le preparará el terreno permitiéndole ser quien abra el debate sobre el adelanto electoral que luego se impondrá inexorable en la Cámara.

¿Cuáles son sus planes? Éste es el fondo de la pregunta que planteará el PSE para poner el balón en sus pies. Y López se fajará explicando por qué cree necesario seguir gobernando aún en su actual situación.

Sin embargo, Basagoiti tomará a continuación el relevo subrayando su soledad para seguir con su estrategia de desgaste: hoy centrada en las declaraciones que ha venido haciendo en contra de las sentencias que mantienen vigente la segregación de la antigua Batasuna. Así sólo se fortalece a quienes deslegitiman el sistema para "reclamar apoyos electorales", dirá, tratando así de retratar a López como el causante de la ruptura de su pacto y, en consecuencia, como un lehendakari que ya no tiene sentido que siga gobernando, como ahora reitera. "Yo no voy a hacer ninguna política de tierra quemada ni de agresión,(...) pero hay que darse cuenta de que no estamos en 2009", advertía ya ayer desde los pasillos de la Cámara.

Por si esto fuera poco, pasado este pulso Aralar y EA le pedirán directamente que se fije el adelanto electoral que ya piden casi de forma unánime todos los grupos. "No tiene sentido alargar esta agonía", defienden. Y con PNV y UPyD igualmente desencantados por el recorrido del jefe del Ejecutivo, la sesión se convertirá en el primero de los muchos desafíos que deberá superar López hasta que hablen de nuevo las urnas.